Análisis de Game of Thrones Ascent (Android, iPhone)
¿Quién le iba a decir a George R.R. Martin que su, otrora olvidada, novela río acabaría convirtiéndose en uno de los mayores éxitos literarios de lo que llevamos de siglo, y a posteriori, uno de los hitos televisivos más recientes? "Canción de hielo y fuego" era una serie de novelas antes que un show de HBO, y aunque gozaba de una gran aceptación entre el público lector y fiel, y del reconocimiento de una gran variedad de sectores y certámenes -que fueron premiando diferentes novelas y partes de la saga a lo largo de los dilatados años de publicación de la misma-, no fue hasta el 2011, con el estreno de la primera temporada de "Juego de Tronos" cuando llegó a convertirse en un fenómeno de masas. La serie de televisión arrojaba, con crudeza y una exactitud más que notable en su adaptación, toda la sustancia previamente escrita por Martin, a las pantallas de millones de hogares de todo el mundo.
Temporada tras temporada, la épica de "Canción de hielo y fuego" y el mundo de Poniente -y más allá del Mar Angosto- han ido adquiriendo más popularidad, haciéndose su particular hueco en el imaginario colectivo. Dejando a un lado todos los productos de merchandising que os podáis imaginar, "Juego de Tronos" también ha ido haciendo -sus dispares- pinitos en el mundo del videojuego. Game of Thrones: Ascent -app completamente en inglés, y sin traducción en el horizonte, vamos avisando-, es uno de los más recientes ejemplos. Convocad a los banderizos, tenemos una casa y un emblema que levantar y enarbolar.
La conquista de Poniente
Game of Thrones: Ascent hace honor al germen de la saga literaria de George R.R. Martin y nos traslada al convulso territorio de Poniente, donde las Grandes Casas y los Siete Reinos, conspiran, luchan y entablan alianzas entre ellos buscando el poder, la riqueza o la influencia, teniendo como objetivo último, reinar desde el emblemático Trono de Hierro, localizado en Desembarco del Rey, capital y centro neurálgico de todo el mundo conocido. De esta manera, trazaremos intrigas políticas, mandaremos a mercenarios a asesinar rivales y grupos de salvajes que quieran hacernos cualquier tipo de mal, y cuidaremos de que nuestra familia, y nuestra casa, permanezcan y vivan los mejores tiempos posibles. Game of Thrones: Ascent es un juego de gestión y estrategia gratuito en iOS y Android -o lo que es lo mismo, un free-to-play con todas las de la ley-, con la salvedad a su favor, de que ofrece un entramado de opciones jugables cercano a lo que sería un prototipo de juego de rol con papel y lápiz de lo más clásico.
¿Qué queremos decir con esto? Pues que además de gestionar y tratar con todos los asuntos propios de un noble o un bastardo con poderes con residencia en Poniente, también tendremos que personalizar a nuestro personaje con objetos, armas y habilidades, tomar decisiones… Es una parte primordial de la jugabilidad, que trazará nuestro destino, y que acabará marcando el futuro de nuestra partida. Game of Thrones: Ascent, desde el primer instante, nos deja claro que, cronológicamente, se ambienta unos años o meses antes de la muerte de Jon Arryn -Mano del Rey durante parte del reinado de Robert Baratheon tras la Rebelión que acabó, aparentemente, con la dinastía Targaryen-, con lo que estamos hablando de una suerte de precuela a los hechos narrados en "Juego de Tronos" -tanto serie, como novela-.
El argumento es lo de menos, ya que los hechos narrados en Game of Thrones: Ascent son meras gotas de agua en el devenir de los acontecimientos que acabarán marcando Poniente en un futuro, y se centran, sobre todo, en el destino de nuestra casa. Al principio crearemos un personaje -eligiendo nombre y aspecto-, y una alianza con alguna de las grandes casas y familias -Lannister, Baratheon, Stark, Targaryen, Tully, Tyrell o Greyjoy-, a la que serviremos como banderizos y vasallos.
¿Belicosos o taimados? ¿Maquiavélicos o benevolentes? El camino del noble
Los inicios son duros, y al comienzo, nuestra casa nobiliaria, no tendrá ni emblema, ni escudo, ni dinero, ni terrenos en los que gobernar. Deberemos empezar desde cero, eligiendo bien nuestras acciones, y construyendo de manera lenta las edificaciones que necesitemos. El juego está en estos compases, esquematizado. Es decir, nos irá recomendando qué construir, qué recompensa recoger cuando subamos de nivel, o qué tipo de aventura elegir. Como os decíamos, en Game of Thrones: Ascent hay varios niveles de juego. Por una parte, lidiaremos con los hechos de ser un noble en Poniente, teniendo en cuenta las interioridades de palacio, los problemas con nuestros herederos o los asuntos que llegan desde la urbe, Desembarco del Rey, vía cuervo. Estos asuntos se reducen -como casi todo en el juego- de forma contextual, eligiendo opciones, respuestas o acciones.
Por otra parte, tenemos una suerte de pantalla de gestión, desde la cual iremos gestionando el castillo, nuestras defensas, construcciones o edificaciones, y desde la que guiaremos el destino de nuestro pueblo y huestes. Es la más clásica de las formas de juego, ya que deberemos prestar atención a los recursos -desde piedra e hierro, a otros más complejos de extraer o conseguir-, y al dinero recaudado con impuestos. Lo que en un principio será un paisaje gobernado y plagado de árboles, pronto dará paso a bulliciosas calles, mercados, templos a los dioses -desde a los antiguos, a los siete, pasando por el culto a R´hllor- lupanares o forjas. Cada edificio tiene su función en el juego, así como una suerte de árbol de evolución y mejora y trabajadores o personajes, que nos amplían el efecto y la bonificación que pudieran tener en un principio, y que en definitiva, subirán nuestro estatus y el de la ciudadela que estamos levantando. Invertir en estas infraestructuras es esencial si queremos tener una posición dominante en juego donde miles de jugadores también compiten por su parte del pastel es esencial -que dicho sea de paso, se pueden organizar por clanes dado el sistema de integración que oferta la app-.
Finalmente, y no por ello menos importante, tenemos lo relativo a las misiones. Para avanzar en el juego, tenemos que ir solventando diferentes objetivos y misiones, que podemos atajar y solucionar de forma distinta, según nuestro estilo de juego. Es decir, podemos contratar mercenarios, consejeros y espías, y que cada uno, busque la mejor forma de tomar cartas en el asunto. Por ejemplo, podemos tener comerciantes ajenos a nuestro pueblo vendiendo más baratos los productos que en nuestros mercados. Es entonces cuando podemos decidir, si asesinarlos, negociar con ellos, invitarlos amablemente a salir de nuestras tierras o dejarlos obrar a sus anchas siempre y cuando, no incumplan nuestras leyes. El juego nos trae multitud de estas opciones, que tienen consecuencias directas en nuestra forma de gobernar -más justa o menos justa, más cercana a los viejos dioses o los nuevos- y que calarán, de una manera u otra, en nuestro pueblo.
Game of Thrones: Ascent deja patente su naturaleza de juego de navegador en varias ocasiones. El tiempo es oro, y cada acción o recompensa, suele traer consigo una espera que irá desde los pocos segundos y minutos, a las tediosas y largas horas de algunos edificios o misiones. En las manos del jugador está la decisión de esperar o no. Así mismo, la app premia a los jugadores que deciden conectar o importar su partida desde Facebook, mejorando enormemente las condiciones del título de ser así. Por ejemplo, podemos enviar solicitudes de matrimonio -como lo estáis leyendo- o de alianza, a fin de fortalecer nuestras casas y vínculos de cara a otros jugadores y competidores, y garantizar nuestro reinado mediante linajes y herederos.
Técnicamente no es nada del otro mundo, aunque Game of Thrones: Ascent hace gala de unas ilustraciones muy cuidadas y bonitas, cercanas a lo que sería un buen y fino trabajo de arte conceptual. Respeta el canon estético y artístico de la serie de HBO -algo que le hace ganar muchos enteros- y hace acopios de algunas míticas y reconocidas melodías -como el tema principal de introducción- de la exquisita banda sonora compuesta por Ramin Djawadi para la serie de televisión.
Conclusiones finales
Game of Thrones: Ascent es un juego virtualmente infinito, sobre todo si tenemos en cuenta que hay cientos de cosas por desbloquear, miles de misiones que atajar y la pléyade disponible de formas de hacer las cosas. Pasaremos horas mejorando nuestras relaciones comerciales, otras batallando contra diferentes jugadores a través de internet, otras tantas sirviendo a las grandes casas de Poniente con sus asuntos, y otras muchas, equipando a nuestros personajes con los mejores objetos, como armas, jubones, armaduras o monturas. ¡Incluso otras tantas decidiendo el trasfondo y el aspecto del emblema para nuestra casa! Se avanza rápido -mucho más que en otros juegos del estilo-, sobre todo al principio, y se destila una gran cuidado por la imagen del juego -no se nos abalanzará en ningún momento la sensación de estar ante un descarado sacacuartos, pese a tener multitud de compras in-app-, algo que el jugador más clásico agradecerá.
El principal escollo de Game of Thrones: Ascent, es que sigue siendo una app de gestión normal y corriente, por mucha presentación de lujo que atesore. Se le echa en falta, además de una traducción al castellano -hándicap para gran parte del público, sobre todo teniendo en cuenta el complejo vocabulario que se maneja en un título de corte fantástico y medieval-, una suerte de modo de batalla, donde al igual que en otros juegos del género, veamos a nuestras unidades marchar y combatir. Así mismo, estaría más que interesante la inclusión de una especie de guía o ayuda para los momentos más caóticos, aquellos en los que faltan dinero y recursos, y no sabemos muy bien lo que hacer. Pero, ¿merece de nuestra atención? Sí, indudablemente. Hay muchos juegos así, no lo negamos, pero a mínimo que sea aficionado a las aventuras que transcurren en Poniente y Essos, Game of Thrones: Ascent -que está disponible en iOS, y lo hará pronto en Android- supone un entretenimiento más que curioso, plagado de detalles y elementos muy cuidados de la mitología de "Canción de hielo y fuego".