Análisis de VVVVVV eShop (Nintendo 3DS)

Fue en 2010 cuando VVVVVV apareció en PC, dentro del campo de los juegos independientes con estilo retro. Y este lo hacía yéndose a la época de los primeros ordenadores de 8 bits para girar en torno a un concepto jugable que lo convertía en un título tan endiablado como adictivo, todo ello a partir de una única mecánica jugable que ni se modifica ni se amplía a lo largo de su desarrollo.

Esa es una parte fundamental de su estilo retro tan definido y realista: va más allá de una decisión artística y es realmente parte del concepto jugable que se presenta al usuario. Esa clave jugable es la de invertir la jugabilidad con tan solo pulsar un botón. Techo y suelo se intercambian constantemente, pues la gravedad nos arrastra tan pronto hacia el cielo como nos mantiene pegados al suelo. No hay, de hecho, salto: es todo cambio de gravedad. Eso y movernos de izquierda a derecha o de derecha a izquierda es todo lo que -desde un punto de vista simplificado- tenemos que hacer en el juego.

Ese cambio de gravedad es la clave fundamental del juego, que se sustenta principalmente en un plataformeo descarnado en el que el más mínimo error (como entrar contacto con los mortales pinchos que tanto abundan en el juego) implica la muerte. Eso, y lo laberíntico de su mapa, unido al hecho de que no hay ningún tipo de barrera que nos impida llegar hasta cualquier zona del universo del juego, hacen que el título ofrezca una jugabilidad muy atractiva a través de un planteamiento tan simple.

El título nos lleva a un mundo en el que la muerte está a la orden del día, pero al menos nos queda el consuelo de que la penalización que se aplica no es brutal: hay una ingente cantidad de puntos de control y antes de las zonas especialmente complicadas podremos encontrar -diríamos que sin excepción- uno de ellos. Si no fuera por eso, la experiencia podría haberse convertido en algo frustrante, pero ahí está lo bueno del juego: hace que morir y una otra vez sea divertido y parte de la experiencia integral del título.

Lo cierto es que la experiencia jugable en consola se ha visto beneficiada del uso del mando sobre el teclado clásico del juego de ordenador, pues su control es muy básico, como hemos dicho antes, y el pad aporta una mayor sensación de control para el usuario medio, que siente que tiene un control más fiable sobre el personaje a través de una cruceta o una palanca digital en cuanto nos movemos en este terreno de las plataformas. Además, esta entrega incluye niveles adicionales con respecto a la entrega de ordenador. Estos niveles han sido creados por la comunidad de aficionados y uno de ellos viene firmado, de hecho, por Markus Persson, el padre de Minecraft.

Pese a todo lo que hemos dicho de su estilo retro, hay que reconocerle a VVVVVV que hace una concesión muy importante o, más bien, dos. Por un lado, el tutorial inicial, integrado en el juego, que nos permite probar y conocer cuáles son las reglas de la física que se aplican en el título. Y en segundo lugar, que podamos salvar nuestro progreso en el juego. Porque no es quizá un juego increíblemente extenso, pero sí es cierto que explorar a fondo sus escenarios nos lleva mucho tiempo y no llegaría a hacerse jamás si fuera uno de esos juegos de antaño que había que pasarse de una sentada o recurriendo a los extensísimos passwords. Para agilizar las partidas, además, hay transportadores que nos permiten desplazarnos instantáneamente de un punto a otro del escenario, lo que nos ahorra tener que desandar extensas secciones del escenario.

Todo esto para rescatar a los compañeros de nuestra nave, que se han visto transportados a este mundo en lo que podría verse como una anomalía espacial interdimensional de lo más rara. El mundo al que nos vemos transportados no solo no se rige por las leyes normales de la gravedad, sino que además está lleno de peligros de todo tipo. Los pinchos son los más evidentes, pero también hay enemigos, plataformas inestables e incluso zonas en las que el scroll (el movimiento de la pantalla) intentará dejarnos fuera.

Un aspecto muy a tener en cuenta y que refuerza la ya de por sí enorme jugabilidad del título es que cuenta con modos adicionales a los que podemos acceder en cualquier momento. Así, si un obstáculo en concreto del modo principal nos está frustrando, siempre podemos ponernos a jugar contra el cronómetro en el modo Time Trial, donde hay que superar secciones concretas del escenario (retos muy determinados) en el menor tiempo posible. Bastante singular también es el modo No Death, que nos lleva al modo principal y nos reta a ver hasta dónde llegamos antes de la primera muerte. En esta misma línea se sitúan los niveles creados por los aficionados a los que hacíamos referencia antes y que, eso sí, en algunas ocasiones son retos que solo los jugadores más devotos podrán superar. Por último, se puede jugar también en una versión alternativa del modo principal, con el escenario invertido (Flip Mode); debemos señalar que en el lanzamiento americano del juego había un fallo que impedía jugar este modo que se corrigió en su momento mediante una actualización y que, por supuesto, no da ningún tipo de problema en la versión europea del título.

Eso sí, lo cierto es que a nivel técnico este paso a Nintendo 3DS deja que desear en varios puntos. No se ha aprovechado el formato de la pantalla superior de la consola para aumentar su resolución. Esto implica que el juego sigue usando el ratio 4:3 del original, lo que es bueno para los puristas, pero deja mucho espacio sin usar. En la misma línea, el efecto de imagen 3D no es nada convincente y apenas ofrece sensación de profundidad. Es cierto que por el tipo de gráficos los resultados no pueden ser tan espectaculares como en otros juegos, pero ya hemos visto con clásicos de NES actualizados que, pese a eso, se pueden conseguir efectos bastante impresionantes en muchas ocasiones.

La música del título es hipnótica, respetando el estilo de los ordenadores de 8 bits, al tiempo que ofrece composiciones que van creando atmósfera y se meten en nosotros. Esto se complementa con unos efectos de sonido competentes, pero no abusivos ni intrusivos; es interesante destacarlo porque en este sentido huye de los estridentes pitidos que tantas veces se utilizaban hace unas décadas para marcar, por ejemplo, que el personaje había muerto. Todo el apartado sonoro funciona simbióticamente con el desarrollo de la partida y, dadas las decisiones artísticas en el apartado visual, el sonido toma un papel mucho más relevante a la hora de crear la ambientación del juego.

Por último, tenemos que destacar que aunque el uso que se hace de la pantalla inferior es muy simple, pues apenas sirve para presentar información adicional o el mapa, eso es precisamente lo que más falta le hacía al juego. Uno de los pequeños engorros del juego en su versión de PC es tener que parar la acción para consultar el mapa, y aquí podemos hacerlo directamente mirando la pantalla inferior. Si tenemos un ataque purista y no queremos usarlo, no pasa nada porque podemos poner alguna de las otras pantallas de información disponibles.

Conclusiones

VVVVVV es un juego independiente que mantiene su alma en Nintendo 3DS. Es difícil, tiene un estilo retro muy marcado, y una mecánica de juego atomista que se traduce en una profundidad jugable inusitada gracias al acertadísimo diseño de sus niveles. Es ahí donde está todo su potencial. Como sucede tantas otras veces, habrá público que no entenderá cómo se han empleado estos gráficos, ni dónde está la gracia en morir una y otra vez mientras se juega. Bien, no pasa nada. Para los demás, para los que saben dónde está lo que de verdad hace que un juego sea un buen juego, VVVVVV en Nintendo 3DS es una conversión muy buena de un título que ha sabido hacerse un nombre en el muchas veces pantanoso ambiente de los juegos independientes para ordenador.