Análisis de Pocket Card Jockey eShop (Nintendo 3DS, iPhone)
No es la primera vez que en un juego se combinan dos formas de jugar que no tienen nada que ver entre sí, y ahí están Puzzle Quest que unía la resolución de puzles tipo unir tres piezas iguales con el rol o Puzzle & Dragons, que se basa también en unir piezas iguales para resolver los combates contra monstruos y tiene un fuerte componente de rol. Pero hay que reconocer que Pocket Card Jockey da una vuelta de tuerca a estas combinaciones extrañas al unir las carreras de caballos con los solitarios de cartas. Y, además, lo hace bastante bien. El juego es muy adictivo, pero durante un tiempo limitado.
Los primeros minutos de juego son bastante absurdos y algo descorazonadores. La forma que ha tenido Game Freak de unir los dos elementos de la jugabilidad es una burda excusa, pero el meollo del juego es que decides cómo evoluciona tu caballo en la carrera jugando a un solitario bastante sencillo: las cartas aparecen en varias columnas y tienes que seguir la numeración en orden ascendiente o descendiente -como te venga mejor en cada momento, porque puedes ir haciendo escaleras mientras tengas las cartas adecuadas-.
Un ritmo rápido que requiere tu atención constante durante toda la carrera
Pero que sea de cartas no implica que sea un tranquilo juego. Al contrario, tiene un ritmo bastante elevado y te obliga a mantener la tensión constantemente en la pantalla durante cada carrera. El número de partidas de solitario depende de la longitud de la competición, pero siempre siguen la misma estructura.
El primero sirve para decidir en qué zona de confort corre tu caballo y en él debes llegar a las cartas que están debajo del todo; cada una tiene un número de estrellas que decide cómo será la salida de tu animal, porque hay distintas zonas de confort. La dificultad radica en que hay que conjugar el poco tiempo que tienes con encontrar la mayor cantidad de estrellas, aunque según caen las cartas al principio puedes ver cuáles son las que te interesa destapar.
El segundo comienza a definir la velocidad y potencia del caballo. A partir de él y entre cada solitario tienes que intervenir también en la posición de tu corredor en la pantalla táctil. Mientras en la superior ves las escenas animadas de la competición con las estadísticas, en la inferior tienes una representación de las posiciones de todos los caballos. Con una línea marcas si quieres que tu animal corra por dentro o por fuera, y en el camino recogerá algunos power ups, pero la parte de la pista en la que corra afecta a la cantidad de cartas que tendrá el siguiente solitario.
No es tan fácil como marcar una línea y llegar a dichos power ups, ya que los demás caballos también cambian y aceleran o frenan, y puedes chocarte con ellos y perder posiciones, o pueden encerrarte e impedirte que te hagas con ninguna carta o puedas ir más rápido.
En esta parte de la carrera también puedes ir pasando los puntos que vas consiguiendo con los solitarios, ya que sólo se almacenan cien y puedes perder lo que sumes de más. Tras el último solitario, que marca el punto cumbre de la carrera, llega la hora de guiar a tu caballo directamente en los últimos metros: con los corazones que hayas ido consiguiendo marcas las veces que puedes espolearle y tienes flechas de dirección para evitar choques y correr por dónde vaya más rápido tu campeón.
A las pocas partidas estas ya muy familiarizado con el funcionamiento y tienes prolijas explicaciones de cómo conseguir que tu animal llegue en la primera posición. En realidad, el funcionamiento es bastante sencillo porque todo consiste en terminar los solitarios lo antes posible, hacerlo usando el menor número de cartas del mazo, pasar todos los puntos de Unity que puedas frotando el marcador tras terminar cada baza de cartas y evitar chocar con otros animales. Todo también teniendo en cuenta la forma de correr de tu animal y su estado de ánimo.
Una vez que empieza la carrera, no hay posibilidad de dejarla para otro momento
Las carreras pueden llegar a durar diez minutos, y más vale que te asegures de que tienes ese tiempo antes de empezar una porque si apagas la consola o incluso la cierras, te da la carrera como perdida. Es algo que no encaja bien con el uso que se le suele dar a una portátil, pero sirve para evitar que el jugador reinicie una carrera que va mal. Esos minutos son intensos, además, porque tienes que seguir las cartas y resolver en el menor tiempo posible, usando el menor número de cartas de la baraja y sin error, vigilar o prever la posición de los demás animales e incluso estar pendiente del humor de tu caballo.
Entre carreras puedes consultar el calendario, ver los trofeos que has conseguido y (en el modo de juego para caballos de menos de cuatro años) comprar con el dinero obtenido objetos que te ayuden en la siguiente carrera, ya sea uno que suba la estamina de tu caballo, ya uno que pase las cartas de la baraja hasta la siguiente que puedes utilizar en el solitario (una opción muy útil teniendo en cuenta que siempre vas contrarreloj para sumar puntos). En la tienda puedes también comprar piezas de distintos puzles, aunque te puede tocar una pieza que ya tenías.
Empiezas el juego con un caballo joven de dos años y medio, con el que compites en la categoría Growth hasta que cumple cuatro años; es aquí cuando vas subiendo de nivel sus habilidades. Cuando llega a esa edad puedes correr con él en el modo Mature o llevarlo a tu granja para que tenga un retiro dorado como semental. En la granja puedes tener animales con los que hayas competido tú u otros que hayan llegado a través de un QR que te haya enviado alguien. Si no logras ser un buen jockey, puedes usar esta opción para criar un potro que sea todo un campeón cuando llegue a la edad adecuada.
Al principio el juego puede ser un poco frustrante por lo intolerante que es con el jugador, ya que no tiene curva de dificultad, pero cuando aprendes las reglas y entiendes que es exigente es bastante satisfactorio llevar a cabo una buena carrera consiguiendo un Super Unity que te dé ventaja por tu habilidad ante los demás caballos o remontando un mal principio a base de hacer Perfects (terminar todas las cartas que hay sobre la mesa) en los solitarios sin cometer errores -que penalizan bastante alterando la actitud del caballo-. También es divertido ver cómo el potro procedente de dos animales tuyos es un campeón nato y arrasa en el sprint final.
La dificultad es siempre la misma y cambian las habilidades del caballo y tu rapidez
Pero no hay en realidad una sensación de progresión, aunque el juego sí te penaliza si pierdes demasiadas carreras, pero la dificultad es siempre la misma y lo que va mejorando es tu habilidad o el caballo con el que corres a base de ir mejorando la raza con sucesivos campeones.
El aspecto gráfico es bastante discreto, con un aspecto sin complicaciones y bastante simplista, aunque mono, de los personajes y los caballos. La música es bastante variada, desde temas repetitivos y pegadizos que lo acercan a las tragaperras hasta otros temas más movidos que no conectan nada con el juego, que llega sólo en inglés.
Su carencia de un modo historia como tal hace que puedas volver a él aunque hayan pasado unos meses; simplemente entras, eliges un caballo y empiezas a jugar para intentar conseguir el Royal Derby, que es la prueba definitiva. Esto hace que tenga una vida más limitada que otros juegos tan adictivos como éste y, por eso es correcto que llegue al precio que lo hace; es un buen juego para pasar unas pocas horas, tenerlo en la consola y volver de vez en cuando.
Hemos realizado este análisis con un código de descarga que nos ha proporcionado Nintendo.