Análisis Dead Reset: Una película de ciencia ficción que consigue que no sueltes el mando (PC, PS5, Xbox Series X, Switch, PS4, Xbox One, Android, iPhone)
Hay juegos que, sin necesidad de reinventar la rueda, consiguen sacarle el máximo partido a sus ideas. Dead Reset, desarrollado por Dark Rift Horror y Wales Interactive, es precisamente eso: un thriller de ciencia ficción con toques de terror y una narrativa fragmentada que apuesta todo a un único concepto un tanto limitado, como es el del full motion video, pero lo exprime con inteligencia y personalidad.
La fórmula correcta
Dead Reset es una película interactiva de imagen real –formato conocido generalmente como FMV, full motion video–, en el que podemos tomar decisiones para cambiar la historia. La premisa gira en torno a un evento catastrófico que ha alterado la realidad en una base científica.
En medio del caos, despertamos atrapados en un bucle temporal, con cada muerte devolviéndonos al inicio pero dejando pequeñas pistas, cambios y decisiones que afectan el desarrollo del juego. Un planteamiento que podría parecer limitado en un principio, pero que aquí funciona a la perfección, no sólo por cómo está estructurado, sino por lo bien que se adapta al lenguaje del videojuego.
Porque sí, podríamos imaginar esta historia en un largometraje, o en una novela, pero es en el juego donde encuentra su forma ideal. El hecho de volver atrás constantemente, de replantearse cada paso, de tomar decisiones en tiempo real y sufrir las consecuencias de nuestros errores convierte la experiencia en algo completamente interactivo. No es una película interactiva para ser un espectador, sino un protagonista eso se nota desde el primer minuto.
Lo interesante es que cada reinicio del bucle borra tu memoria, pero sí la de los demás. Esto nos permite tomar decisiones para hacer que ciertos eventos se modifiquen, otras acciones se desbloqueen, y nuevas líneas de diálogo o interacciones aparezcan dependiendo de las elecciones anteriores. Y aunque a veces se nota la repetición, el juego sabe dosificar bien su ritmo para que el avance no se sienta monótono.
Decisiones constantes
Os podemos adelantar que, aunque hay cierta libertad en cómo enfocamos cada bucle, no vamos a ver grandes cambios en la historia hasta el final, pero en la primera partida vamos a tener relativa sensación de tener el control y decidir la historia. De hecho –lógicamente– uno de los aspectos más interesantes del juego es cómo trata la toma de decisiones. No se limita a ofrecer elecciones binarias con consecuencias evidentes, sino que muchas veces juega con la ambigüedad moral, con la duda, y con la presión del tiempo.
Estas decisiones están integradas en la narrativa de forma natural, y aunque hay múltiples finales, es difícil predecir qué va a pasar en un entorno tan desconocido. Y lo mejor es que nunca sientes que el juego te lleva de la mano. Al contrario: muchas veces duda contigo, y deja que seas tú quien elija cómo avanzar. Además, estamos tomando decisiones constantemente, haciendo que en ningún momento se sienta como una experiencia pasiva, a pesar de no ser un juego en el sentido tradicional de la palabra.
Ahora, esta sensación se desvanece un poco en la segunda vuelta. Durante la primera, nos dejamos llevar un poco por lo desconocido y el juego hace un trabajo fantástico a la hora de hacernos creer que marcamos el camino. Al intentar hacer cosas diferentes, no tardamos en ver lo poco que se puede modificar la historia, rompiendo esa ilusión y haciendo que la rejugabilidad no sea, en absoluto, su punto fuerte. No es algo necesariamente negativo si no pensáis rejugarlo, pero si sois de los que disfrutan desbloqueando todos los finales, quizás no es el mejor juego para eso.
Actuaciones que suman
Las interpretaciones funcionan sorprendentemente bien dentro de un género que muchas veces peca de rigidez. El reparto consigue dar credibilidad a una premisa que en manos menos inspiradas podrían ser carne de memes. El protagonista (Daniel Thrace, como Cole) transmite con naturalidad la confusión y el agotamiento de alguien atrapado en un bucle sin salida, y la química con el resto del elenco ayuda a que las conversaciones no se sientan mecánicas ni forzadas. Incluso en los momentos más exagerados, hay un compromiso por parte de los actores que logra mantenernos enganchados a la pantalla.
En lo visual, Dead Reset apuesta por escenarios claustrofóbicos y una estética muy marcada por el género de terror de bajo presupuesto, con pasillos estrechos, iluminación sucia y un uso del color que potencia la tensión. Los efectos prácticos, aunque no siempre refinados, tienen un encanto tangible, que encajan a la perfección con los litros de sangre falsa y sudor que nos esperan. Como nota, no hay doblaje, pero los textos están completamente traducidos al español, y es muy fácil seguir la historia con ellos.
Conclusión: atrapado con gusto
Dead Reset no es un juego que te vaya a volar la cabeza con grandes giros o mecánicas revolucionarias. Pero sí es uno que entiende cómo contar una historia con formato de película en el lenguaje del videojuego. Con una ambientación sólida, una narrativa bien estructurada, decisiones constantes y un sistema de bucle que se adapta perfectamente al medio, ofrece una experiencia muy entretenida, intensa y muy satisfactoria. Puede que no sea para todo el mundo, pero si te gusta la ciencia ficción con un toque de misterio, y te atrae la idea de vivir (y morir) en un mismo lugar una y otra vez, aquí tienes un título que sabe cómo atraparte… incluso cuando ya sabes lo que va a pasar.
Hemos realizado este análisis en PC con un código de descarga proporcionado por Wales Interactive.

NOTA
Puntos positivos
Puntos negativos
En resumen
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