Análisis de Phoenix Wright: Ace Attorney - Spirit of Justice eShop (Nintendo 3DS, Android, iPhone)

El continuismo siempre ha sido un arma de doble filo en el mundo de los videojuegos y no deja de resultar curioso cómo la falta de innovación dentro de una saga puede llegar a afectar la percepción que tenemos de sus secuelas. Si bien hay series que piden a gritos una evolución e ir un paso más allá para no quedarse obsoletas o cansar al jugador con unas mecánicas que pueden dar más de sí, otras están tan cómodas en su terreno que no necesitan de ningún tipo de revolución para seguir divirtiendo como el primer día.

Un claro ejemplo de esto último lo tenemos en la serie Ace Attorney, la única saga de videojuegos que ha conseguido que disfrutemos y nos emocionemos encarnando a un abogado y resolviendo complejos casos de asesinatos en intensos juicios repletos de innumerables giros argumentales.

Actualmente cuenta con seis entregas principales (incluyendo la que hoy analizamos), varios spin-off e incluso un genial crossover con el carismático Profesor Layton, y su fórmula se ha mantenido prácticamente invariable a lo largo de todos estos títulos.

Sí, con cada juego se ha intentado añadir siempre algún tipo de mecánica adicional, pero al final la base sigue siendo la misma.

¡Protesto!

Como podéis suponer por esta introducción, Phoenix Wright: Ace Attorney - Spirit of Justice no viene para cambiar esto, de modo que si ya habéis jugado a alguna otra entrega protagonizada por nuestro querido abogado de traje azul, ya tendréis muy claro qué es lo que os vais a encontrar.

Si este no es vuestro caso, decir que estamos ante una mezcla entre novela visual y aventura gráfica (con más de lo primero que de lo segundo) en la que nos limitaremos a seguir una historia que se desarrolla por medio de ingentes cantidades de textos. Su jugabilidad vuelve a dividirse en dos partes bien diferenciadas: investigación y juicios.

Las primeras nos llevarán a explorar diferentes localizaciones (como el escenario de un crimen) y a hablar con posibles testigos o personajes claves que nos puedan ayudar a conseguir pistas y preparar nuestra defensa antes de que el juicio tenga lugar. Como siempre, es imposible avanzar si nos dejamos alguna prueba, por lo que tendremos que reunirlas todas antes de que la historia continúe.

Son secciones muy sencillas y nos ofrecerán las suficientes ayudas (como unas notas donde nos indican cuál tiene que ser nuestro siguiente paso o que nos marquen los lugares que ya hayamos investigado) como para que sea imposible atascarse aquí, por lo que no dejan de ser un mero trámite jugable, aunque importante a nivel argumental para que tengamos una idea aproximada de qué es lo que ha ocurrido y qué cosas no terminan de encajar.

Nunca han sido lo mejor de la saga, pero esta vez nos han resultado especialmente largas y tediosas por culpa de un desarrollo desesperantemente lento. Podemos tirarnos perfectamente cinco o seis horas en una investigación y que la trama apenas avance, teniendo que lidiar con multitud de conversaciones de relleno que poco aportan. Quizás si se hubiesen acortado un poco más y fueran más al grano se hubiesen hecho mucho más llevaderas.

Como siempre, lo bueno llega en los juicios. Aquí todo se desarrolla de forma automática y lineal hasta que toca interrogar a algún testigo o a nuestro defendido, momento en el que tendremos que escuchar (o mejor dicho, leer) con mucho cuidado sus declaraciones para encontrar en ellas algún detalle que se contradiga con las pruebas que tenemos. A veces estas mentiras no estarán siempre expuestas a la primera y nos tocará presionar para que suelten algo más de información que nos permita pillarlos desprevenidos.

Un error que se ha dado varias veces en algunas entregas anteriores y en el que aquí se vuelve a caer radica en lo estricto y encorsetados que resultan estos interrogatorios, obligándonos a presentar la prueba con la parte de la declaración exacta en la que exista la contradicción. Esto no es algo que nos parezca mal de por sí, ya que es lo que le da dificultad y hace que nuestros avances sean tan satisfactorios.

El problema es cuando nos encontramos con testimonios muy ambiguos en los que vemos claramente cuál es la prueba que tenemos que presentar y esta es aplicable a varias partes del mismo, pero el juego solo nos da uno por válido. Da igual que el interrogado repita tres veces en tres partes distintas que no pudo haber estado en la escena del crimen y que tengamos la prueba que demuestra que sí que pudo, ya que solo una de ellas nos la darán por válida, lo que da pie a momentos un poco extraños y frustrantes en los que nos tocará hilar muy fino para acertar. Por suerte, esto ocurre muy pocas veces a lo largo de toda la aventura, aunque no deja de ser algo que se podría haber cuidado más.

Independientemente de esto, el ritmo de los juicios está mejor medido y resulta muy divertido y satisfactorio progresar por ellos, especialmente si tenemos en cuenta que no solo nos dedicaremos a realizar interrogatorios, ya que también tendremos que responder a las preguntas que nos hagan, contraatacar las teorías del fiscal de turno, y resolver algunos minijuegos heredados de sus predecesores, como descubrir un pequeño tick en alguien cuando miente o señalar emociones que se contradigan con lo que nos digan.

Hablando de minijuegos, esta vez se ha añadido una nueva mecánica (y la única realmente nueva) mediante la cual podremos ver los últimos momentos de vida de los muertos. En estas secuencias nos indicarán las sensaciones que las víctimas experimentaron antes de morir mediante palabras y tendremos que desmontar las interpretaciones que una sacerdotisa realice sobre ellas indicando qué experiencias del fallecido no se corresponden con lo que ha interpretado. Ayudan a romper un poco con la tónica general, pero no hay muchos momentos así y al final en ellos nos dedicaremos a hacer lo mismo de siempre: señalar contradicciones.

En cuanto al argumento, esta vez nos encontramos con una trama que se desarrolla en dos lugares distintos, ya que Phoenix viaja al Reino de Khura'in, un misterioso país ficticio donde la religión es importantísima, los abogados defensores son repudiados y cuyo sistema legal es tan injusto como cruel. No pasarán ni cinco minutos de juego antes de que nuestro carismático protagonista se vea inmerso en un juicio donde descubrirá lo mal que funciona la justicia y su misma vida se vea en peligro.

El título dedica muchísimo tiempo en introducirnos y explicarnos todas las peculiaridades de este país con detalle, lo que hace que las primeras horas sean realmente lentas, aunque al menos con esto se consigue sumergirnos en un nuevo contexto argumental que da pie a situaciones muy interesantes y a que la saga trate temas de gran actualidad, como los peligros del fanatismo religioso o la pena de muerte.

Por otro lado, en Japón (Estados Unidos en la traducción occidental), también tendremos que disputar ciertos juicios encarnando a Apollo Justice y a Athena Cykes, dando pie a un guion que va hilando de forma muy inteligente los hechos que ocurren en un lugar y en el otro. La historia es muy entretenida y engancha, aunque tenemos que avisaros de que la trama principal tarda muchísimo en empezar a desarrollarse y pasarán bastantes horas antes de que los juicios y los casos empiecen a entrelazarse.

Nos ha llamado la atención el tono más serio que se le ha querido dar esta vez, algo que se nota especialmente en los personajes (Maya sigue siendo Maya, aunque ahora está mucho más centrada que nunca, por ejemplo), aunque no os confundáis, seguimos estando ante un título muy japonés y repleto de momentos cómicos y delirantes, con testigos a cada cual más extravagante y situaciones complemente surrealistas e impensables de ver en un juicio de verdad.

Gráficamente estamos ante un juego que se ve prácticamente igual que su predecesor, con unos modelados poligonales 3D realmente buenos y detallados, personajes muy expresivos, buenas animaciones y unos escenarios recreados con mucho mimo y repletos de multitud de elementos. Además, hay bastantes vídeos tanto de anime como realizados con el propio motor gráfico del juego, ambos de gran calidad. Para rematar, el efecto 3D nos sigue pareciendo de lo mejor de la consola, con una sensación de profundidad muy conseguida.

El sonido nos deja una buena banda sonora, aunque algo inferior a lo escuchado en sus predecesores, ya que a pesar de mantener un estilo muy parecido en sus composiciones, no resultan tan memorables. Eso sí, ambientan muy bien cada situación y ayudan a darle ese toque "épico" que tan bien le sienta a la serie cuando tenemos al auténtico culpable contra las cuerdas y estamos a punto de ganar el juicio. Los efectos son los habituales de la saga y las voces, al igual que los textos, están únicamente en inglés, con unos actores que interpretan correctamente sus papeles, aunque sin llegar a destacar.

Conclusiones

Phoenix Wright: Ace Attorney - Spirit of Justice nos ofrece justamente lo que todos los fans de la serie podríamos esperar de él: una historia muy entretenida, intensos juicios, casos tan complicados como enrevesados, personajes carismáticos y muchas dosis de humor. Sin embargo, el ritmo esta vez está peor medido y su desarrollo nos ha resultado algo más irregular, con unas conversaciones a las que muchas veces les falta algo de brillantez y gancho y unas partes de investigación que se hacen excesivamente largas y nos harán desear que se acaben para poder pasar a lo que realmente nos interesa: las batallas legales.

Lo que está claro es que si has disfrutado de las anteriores aventuras de nuestro abogado favorito y no tienes demasiados problemas con jugar en inglés y con un título que únicamente nos llega en digital, vas a volver a pasarlo en grande apuntando con tu dedo y gritando enérgicos "¡Protesto!" mientras descubres las verdades que esconden las mentiras de tus testigos.

Hemos realizado este artículo con un código de descarga que nos ha proporcionado Koch Media.