BioShock

Una apasionante aventura de acción en la inolvidable ciudad sumergida de Rapture

De la mano de Ken Levine y parte del equipo de Looking Glass Studios, creadores de títulos tan míticos como System Shock (1994) y Thief: The Dark Project (1998), en 2007 llegaba el primer BioShock, una aventura de acción en primera persona heredera de aquellos simuladores inmersivos de los 90, con mucha más acción y destacando especialmente por una ambientación excepcional, una de las mejores de la historia de los videojuegos, la ciudad sumergida de Rapture.

La historia comienza cuando el protagonista, Jack, sobrevive a un accidente aéreo en el Océano Atlántico, descubriendo la entrada a Rapture, una ciudad utópica submarina creada por el magnate Andrew Ryan e impregnada de la filosofía de Ayn Rand y otros pensadores utópicos y distópicos de principios del siglo XX. Diseñada como un santuario para la élite social, científica y artística con una atractiva estética art déco, este lugar está sumido en el caos debido a experimentos genéticos y todo tipo de conflictos internos.

El gameplay es el de un clásico shooter en primera persona aunque con elementos de RPG, al permitir mejorar las habilidades y el armamento, y poder resolver las situaciones de diferentes maneras, como la acción directa o el sigilo. Uno de los elementos más importantes de la jugabilidad es el uso de plásmidos, unas modificaciones genéticas que dan poderes sobrenaturales como telequinesis, piroquinesis y la habilidad de controlar a enemigos y máquinas, algo que se utiliza tanto en los combates como en la exploración y los puzles.

Además de los plásmidos, podemos utilizar una gran variedad de armas y tácticas de sigilo para enfrentarnos a los carismáticos enemigos, incluidos los perturbados Splicers, los imponentes Big Daddies y las enigmáticas Little Sisters, que podemos salvar o sacrificar para obtener valiosos recursos, una decisión moral que afecta al desarrollo de la trama y nos puede llevar a diferentes finales.