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Crítica de 'Liga de la Justicia de Zack Snyder': El canto del cisne del Universo DC

Analizamos en profundidad y con spoilers la obra de un director que por fin puede mostrarnos su ambiciosa visión de los cómics de DC. Ruidosa, gigantesca y excesiva, así es 'Liga de la Justicia'.
Crítica de 'Liga de la Justicia de Zack Snyder': El canto del cisne del Universo DC
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Para muchos, no era más que un sueño. Para otros, un imposible. Pero tras años de peticiones, campañas y desplantes por parte de Warner Bros. y DC Cómics, al final se consumó el fruto de las ambiciones, frustraciones y deseos de un director único, Zack Snyder, que tuvo una idea demasiado rupturista con lo que estamos acostumbrados a ver en el cine de superhéroes. El polémico cineasta, responsable de las adaptaciones de Watchmen y 300, estrena por fin su esperado montaje de La Liga de la Justicia, un film que se mostró en 2017 en base a los designios del estudio y de Joss Whedon, un ídolo caído en desgracia. Con una distribución en HBO España y HBO Max a través del streaming, os contamos qué nos ha parecido Liga de la Justicia de Zack Snyder y los motivos por los que creemos que es importante verla.

Snyder y su visión cinematográfica sobre DC: Dioses entre humanos

Zack Snyder, Deborah Snyder, Chris Terrio y Christopher Nolan tuvieron una idea a la hora de trasladar las figuras de DC Cómics a la gran pantalla. Su planteamiento, diferente al que estamos acostumbrados en el género, apostaba por arrojarnos un cariz radicalmente distinto al de Marvel Studios, Kevin Feige y las líneas maestras de Stan Lee. Aquí no tendríamos héroes con pies de barro, no. Tendríamos una aproximación homérica, en la que Dioses y metahumanos discutirían, pelearían y trazarían sus planes maestros ante la mirada de los mortales. A lo largo de los años, sobre todo en las décadas más recientes, la editorial de cómics propiedad de WarnerMedia ha ido jugando y retorciendo ese concepto, apoyándose en la introducción de los multiversos, las crisis en tierras infinitas y los reinicios constantes en pos de una narrativa más clara con la que atrapar a un número cada vez más limitado de lectores y aficionados. DC Cómics ha dispuesto los ingredientes de esta receta sobre la mesa múltiples veces, incluyendo combos imposibles que presentaban a los personajes de Watchmen, con un Dr. Manhattan que hacía y deshacía a su antojo la realidad en la que Flash, Batman o Superman vivían. Ahora, como nos explican en Sala de Peligro, ese privilegio le pertenece a Wonder Woman con la nueva Infinite Frontier.

Liga de la Justicia Zack Snyder

La fórmula y el cariz del proyecto de estos productores y guionistas, liderados por Zack Snyder, ganó y captó la atención de Warner Bros. rápidamente, más y cuando se tienen figuras tan poderosas como Superman -el héroe definitivo- en el catálogo de héroes a vender al gran público. El director de El amanecer de los muertos podrá ser muchas cosas, y podremos estar de acuerdo o no en la manera en la que presenta sus películas, pero la muestra fidedigna de su talento como realizador, aquella que lo eleva por encima de otros de sus colegas en estas lindes, es el conocimiento que atesora de la obra que adapta o quiere llevar al cine. Digamos que, más allá de la fidelidad totémica de sus adaptaciones de Watchmen o 300, sus películas son museos vivos de la viñeta, con pequeños y grandes homenajes a historias muy celebradas por los lectores y planos calcados a sus homólogos de tinta. Pero aunque podemos quedarnos en la superficie de su exploitation visual, llena de cámaras lentas, lo que dispone a los ojos del espectador no es un mero recurso estético vacío y carente de significado. Es una visión animada de lo que un tebeo puede llegar a dar de sí, profunda e interesante, a veces excesivamente reiterativa y excesiva en sus preceptos, y la cual en el caso de El hombre de acero, creemos que llegó a ser algo contraproducente.

Liga de la Justicia Zack Snyder 2

El planteamiento de Snyder, oscuro y mesiánico, causó temor en Warner y dividió a los espectadores

Si la primera película de Superman en mucho tiempo nos hablaba de una figura inmortal de carácter mesiánico para la humanidad, construyéndose alrededor de su misión en la Tierra como salvador intocable, en Batman v Superman: El amanecer de la Justicia nos trasladaba al otro lado, haciendo más hincapié en las consecuencias que traía la aparición de un ser así en un mundo mortal, imperfecto y agonizante. El contexto para incluir a Batman y otro ser casi divino como Wonder Woman, no podía ser mejor. Una vez más, la premisa con la que se originó todo, dioses entre nosotros, rezumaba en todos y cada uno de los fotogramas del film. Pero siguió sin cuajar. Batman v Superman: El amanecer de la Justicia es una película que tenía tanta debilidades como fortalezas, y pese a sus aciertos y momentos álgidos, se convirtió en objeto de burla y escarnio por parte del respetable. La visión de Snyder y su equipo creativo, más personal y distinta a la tónica imperante en el mercado cinematográfico de los superhéroes en el que intentaban competir, no conectó con las mayoría de las audiencias. Y eso, de de una forma u otra, condenó el futuro del universo que Warner y DC pretendían construir para competir contra Marvel. Escuadrón Suicida (2016, David Ayer) y más tarde la primera versión de Liga de la Justicia (2017, Joss Whedon), pagarían los platos rotos y condenarían para siempre una idea que ha ido a la zozobra desde entonces, con la honrosa excepción de Wonder Woman (2017, Patty Jenkins) y Aquaman (2018, James Wan), dos grandes éxitos de taquilla.

Una gran ópera pulp: más peplum que superhéroes al uso

Liga de la Justicia de Zack Snyder tiene más en común con las grandes gestas, las óperas y los relatos históricos de héroes que se enfrentan al mal que amenaza a su realidad que con lo que podríamos concebir como un simple blockbuster de superhéroes. Y eso chocaba, choca y chocará con lo que Warner llegó a querer de una reunión de personalidades del tebeo como esta. En el estudio sabían que esta disparidad de visiones sería un problema, de una forma u otra, e incluso antes de que Snyder se alejara del proyecto tras la pérdida de su hija, el cineasta se vio obligado a luchar contra la propia major por el control creativo del film, que estaba tomando un cariz diferente al que querían desde las altas esferas, obsesionadas con la comparación de sus películas con las paridas por las mentes pensantes de Marvel.

Liga de la Justicia 4:3 Zack Snyder

Como os contábamos hace unas semanas, el estudio envió al jefe creativo de DC Entertainment, Geoff Johns, y al jefe de coproducción de Warner Bros., Jon Berg, a la producción de la cinta, donde uno de ellos tendría que estar en el set todos los días monitoreando a Snyder y asegurándose de que la película no se volviera demasiado oscura para los estándares de Warner. Es más: la película debía responder a unos cánones estéticos y argumentales muy marcados por los publicistas, y si se salía de ahí, con alguna secuencia o escena no autorizada, uno de ellos llamaba al estudio y se corregía sin dilación ni excusas al día siguiente. La historia es de sobra conocida, y cuando Snyder salió del rodaje, con la cinta sin terminar, Whedon se amoldó a los designios de la productora y su propia forma de hacer las cosas, y salió lo que salió. Snyder ha confirmado que nunca ha visto el corte de Liga de la Justicia de Whedon y que no piensa hacerlo.

Liga de la Justicia de Zack Snyder 4

La Liga de la Justicia de Zack Snyder es una película diferente, absolutamente distinta a lo que se estrenó en 2017, y que responde de forma firme, decidida y clara a los cánones estéticos, narrativos y filosóficos que su director trazó y planteó en 2013 con El hombre de acero. En el film, decidido a garantizar que el último sacrificio de Superman (Henry Cavill) no fuera en vano, Bruce Wayne (Ben Affleck) une sus fuerzas con Diana Prince (Gal Gadot) con la idea de reclutar un equipo de metahumanos para proteger al mundo de una inminente amenaza extraterrestre de proporciones catastróficas. Mientras el enemigo se anota victorias recogiendo artefactos milenarios, la tarea de reclutamiento resulta más difícil de lo que Bruce imaginó, ya que cada uno de los posibles miembros debe enfrentarse a los demonios de su propio pasado antes de unirse y formar una liga de héroes sin precedentes. Unidos, Batman (Affleck), Wonder Woman (Gadot), Aquaman (Jason Momoa), Cyborg (Ray Fisher) y Flash (Ezra Miller) tendrán que colaborar para salvar el planeta de Steppenwolf, DeSaad y Darkseid y sus espantosas intenciones. Hablamos de un film colosal, de cuatro horas de duración que incluso tiene una división en seis grandes arcos o capítulos y cuyo director ha restaurado y montado en un formato o aspect ratio muy inusual en estos tiempos, el 1:33:1, en un intento de acercarse a la envolvente proporción de las pantallas IMAX.

Combate Green Lantern

Es una película de superhéroes colosal en escala y ambición, que nunca deja de ser un fiel reflejo de su autor

Este acierto estético es la muestra fehaciente de que este Snyder Cut es una obra de autor. Un reflejo de su manera de hacer las cosas, y el punto final de una etapa en las adaptaciones de DC Cómics. Es una cinta enorme, a veces inabarcable y excesiva, todo un atracón de pirotecnia que puede llegar a saturar si no estamos mentalizados, pero que ejemplifica a la perfección los motivos por los que Zack Snyder es un director único, con un evidente talento pese a sus filias y tics tras las cámaras. Hacer una película de superhéroes es algo que ha dejado de tener cierta autoría para convertirse en una industria en sí misma, en la que las cintas se planifican, cortan por un mismo patrón y se distribuyen de forma periódica. Muchas de ellas no tienen personalidad o alma, por lo que encontrar cosas como El caballero oscuro (2008, Christopher Nolan) y Spider-Man 2 (2004, Sam Raimi) es harto difícil en estos tiempos. Hollywood produce este tipo de cintas como el que hornea pan precocinado, y aunque no haya nada malo en ello, es una pena que no se apueste más por la originalidad.

Wonder Woman saltando

Lo que pudo haber sido

Seremos honestos y directos: La Liga de la Justicia de Zack Snyder es entretenimiento puro al más alto nivel. Estamos ante una historia de orígenes con múltiples héroes y villanos muy distintos y diversos, que aunque toca temas trascendentales y propios de las historias de DC Cómics, es muy sincera, directa y a veces, infantil. Muchos la han calificado como el ejemplo perfecto de lo que un tebeo puede llegar a significar para un lector. Y estamos de acuerdo. Disfrutar de ella, alejados del smartphone, el mundanal ruido y cualquier tipo de distracción, puede ser casi una catarsis pop. Una vez nos inmiscuimos en su planteamiento, en sus tramas, personajes y momentos, acabaremos rendidos a una verdad tácita: los autores deben imponerse con sus respectivas ideas a las visiones corporativas de Hollywood.

Pesadilla de Batman

Los cambios son evidentes. Para empezar, en lo referente a su antagonista. El malo de esta versión es Darkseid, un tirano cósmico que busca conquistar el universo y encontrar el botín de los botines, la Anti-Vida, usando para ello legiones enteras de seres extraterrestres, artefactos milenarios y tirando de la colaboración un gran número de traidores y conspiradores presentes en multitud de planetas y sistemas. Creado por el escritor y artista Jack Kirby en 1970, Darkseid se acabó convirtiendo en uno de los enemigos acérrimos de Superman, una suerte de dictador y conquistador espacial capaz de reducir civilizaciones enteras a cenizas. El archienemigo de Superman, Batman, Wonder Woman, Aquaman, Flash y Cyborg parecía tener un papel vital tras la famosa pesadilla de Bruce Wayne de Batman v Superman: El amanecer de la Justicia, pero fue cortado del montaje cinematográfico de Whedon y Warner, apostando por reducir el papel de Darkseid a un cameo mientras su teniente Steppenwolf asumía el papel de villano y llevaba el peso de archivillano en la cinta. Snyder quería que Darkseid estuviese presente en esta película, pues su sombra se haría cada vez más evidente en el universo de DC, revelándose como la gran amenaza para la realidad y la Tierra.

Darkseid

En este montaje también se decide por explorar el trasfondo de multitud de personajes que fueron muy maltratados en la edición de 2017, intentando que encajen mejor en los eventos narrativos que desencadenarán con la llegada de Darkseid a la Tierra. Uno de ellos, y quizás el más evidente de todos los ejemplos, es el de Cyborg. Snyder lo presentó de forma breve en Batman v Superman: El amanecer de la Justicia de 2016, invitándonos a conocer la historia de Victor Stone, un atleta y estrella del fútbol universitario que perdió a su madre y la mayor parte de su cuerpo orgánico en un accidente antes de ser salvado por su padre, Silas Stone (Joe Morton), que decidió salvarlo usando tecnología extraterrestre en su cuerpo. Cyborg engarza a la perfección con multitud de los temas principales ofrecidos en otras películas de DC y Warner, sobre todo en aquellas firmadas previamente por Snyder, y su viaje como héroe plagado de contradicciones e inseguridades con tintes shakesperianos en esta versión de la película funciona como pocas. Y decimos como pocas, porque el Flash de Ezra Miller se presenta de la manera correcta, con diálogos más ingeniosos que los escritos y colocados con calzador por Joss Whedon, y bautizándolo a los ojos del espectador con una secuencia a cámara lenta digna de aplauso. El corredor escarlata consigue caer bien al espectador, ser fundamental en el clímax de la película y ofrecernos un catálogo de poderes que han sido vitales en su legado como salvador dentro del imaginario de DC. En esta liga de roles secundarios tenemos al Detective Marciano, un personaje que siempre ha estado ahí y cuya identidad como el general Swannwick (Harry Lennix) ha permitido a Snyder regalar un pequeño fanservice de esos que gustan, estando además relacionado directamente con el cliffhanger del film. Igualmente reseñables, por lo que significan de cara a la comunidad de los seguidores de DC, son los cameos del Joker de Jared Leto o el Lex Luthor de Jesse Eisenberg. Peones sacrificables de un mal mayor y partes de un universo cinematográfico que no fue amable con sus personajes y encarnaciones, y que ahora tienen un momento en el que brillar.

La mayor presencia de Darkseid y el aumento de peso argumental de Flash y Cyborg consiguen cambiar el film al completo

Marciano cameo

Pero más allá de Batman, que es el pegamento que une a todos y sobre el que recaen gran parte de los problemas y miedos de todos los héroes -pese a ser el más humano de todos-, el gran protagonista de esta versión es Superman. El sacrificio del Hijo de Krypton es lo que marca el metraje en sus primeros tramos, y lo que acaba por definir su vuelta, nacido como un nuevo héroe, ataviado con un traje negro que ha sido reclamado y esperado por millones de espectadores y seguidores del personaje. La eliminación o dilución del componente trágico de la muerte de Superman en Liga de la Justicia de Joss Whedon se ha corregido por completo. "Siempre he sido un gran defensor del traje negro de Superman. De verdad, siempre quise que el traje negro apareciera en la película. Me parecía que tenía sentido, porque Superman siempre ha sido un personaje no tiene un crecimiento claro. Es como una roca y todo se estrella contra él", remarcó en su día Snyder sobre su visión del héroe de DC Cómics. "Y mi idea sobre él es que en el fondo aprendemos sobre nosotros mismos al tratar de cambiar algo que es inmutable", añade. "Superman tenía que, en cada paso, subir de nivel y aprender algo, y ser algo diferente... Lo que había planeado era que el paso final de Superman, era su verdadero regreso, o su verdadera entrada en lo que yo consideraría el arquetipo del Superman más clásico", matizaba el director.

Traje negro de Superman

Nacido tras los eventos de La muerte de Superman y presentado en el famoso cómic The Return of Superman, publicado en 1993, el traje negro supone uno de los hitos recientes del superhéroe. Dado que la muerte del personaje se usaba en Batman v Superman: El amanecer de la Justicia como recurso narrativo, no era de extrañar que se siguiese la estructura de los cómics en las adaptaciones cinematográficas. Conocido como el Recovery Suit ha sido un icono para muchos, y por fin, en La Liga de la Justicia de Zack Snyder cobra protagonismo. Warner siempre se opuso a ello, pensaban que era despreciar los valores de un Superman incorrupto como símbolo. De hecho, durante el rodaje de las secuencias originales, Snyder jamás tuvo una prop réplica negra para Superman. Aún así, el director ha podido encontrar varias formas de incluirlo en su versión de La Liga de la Justicia usando un etalonaje especial, corrigiendo el tono del atuendo y buscando la manera de diseñar el uniforme de una manera realista gracias a la posproducción. ¿Funciona? Totalmente, pues sirve de baliza visual a la hora de comprender quién es, qué ha sucedido con él tras su muerte y de qué manera regresa a una sociedad que casi le da espalda y que ahora se entrega a sus brazos cuando la cosa se pone fea. ¿Se podría haber aprovechado más? Sí.

Zack y su final

Aún así, la película no está exenta de fallos y problemas, muchos de ellos inherentes al tono del propio Snyder, a su trillado argumentario o al planteamiento de la propia cinta. Es fácil llegar a perderte detalles, como espectadores estamos completamente abrumados sensorialmente en muchas secuencias, y durante los últimos compases del metraje es normal sentirse exhaustos. Pero es que La Liga de la Justicia de Zack Snyder es así: grande, larga y ruidosa. Una traca final en términos cinematográficos, una muestra de que su director tenía un plan. "Sé que hay hombres malos en el poder y que el mundo no es un lugar equitativo... Pero no puedes tirar la moralidad a la basura sólo porque la vida es dura", reafirma Superman en el Action Comics #775, de Joe Kelly cuando se topaba con un enemigo que era capaz de sacarlo de sus casillas. A veces, hay que insistir y seguir adelante incluso cuando la cosa se pone fea y ponen en duda tu credibilidad. La Liga de la Justicia de Zack Snyder es fiel a sí misma, a una visión que no triunfó entre el público y que quizás no lo haga jamás a estas alturas. Es el ejemplo de la integridad cinematográfica y de la ambición de un director que decidió no rendirse pese a encontrarse con una incontable legión de enemigos y detractores. Es el canto del cisne de un Universo DC que no llegó a ser.

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