Hubo un tiempo en que Pepsi fue el rival directo de Coca-Cola, el único capaz de mirarle a los ojos en la feroz batalla de los refrescos. Su historia, incluso, será llevada al cine. Pero como veíamos en los últimos meses, en 2025, la histórica marca azul ni siquiera logra mantenerse entre las tres más vendidas de Estados Unidos, según los últimos datos publicados por Beverage Digest.
Un golpe duro para quien, durante décadas, ocupó el segundo lugar en el trono de las bebidas carbonatadas. La caída de Pepsi contrasta, además, con la buena salud del sector en otros mercados como España, donde el consumo de refrescos se mantiene sólido: más de 1700 millones de litros vendidos en 2024, con Coca-Cola como líder absoluto y un crecimiento notable en las variantes sin azúcar.
Pepsi se desploma y abandona el podio en la "Guerra de las Sodas": así queda el nuevo ranking en EE.UU.
El mercado estadounidense de refrescos, que mueve cerca de 97.000 millones de dólares al año, sigue siendo territorio dominado por Coca-Cola, que conserva un 19,1% de cuota. Mientras tanto, Pepsi lleva tiempo resbalando cuesta abajo, pese a sus intentos de adaptarse con versiones sin azúcar, apelaciones nostálgicas y campañas de marketing de todo tipo.

La sorpresa llegó cuando Dr Pepper, el eterno tercero en discordia, adelantó a Pepsi casi sin hacer ruido. La marca —que ahora ostenta un 8,3% del mercado— ha sabido jugar sus cartas con propuestas atrevidas en sabores, alianzas estratégicas en TikTok y patrocinios tan efectivos como inesperados.

Pero la auténtica campanada la dio Sprite. La refrescante bebida de lima-limón, relegada durante años a un papel casi secundario en bares y combinados, también ha adelantado a Pepsi. Con un 8,03% de cuota frente al 7,97% de su veterana rival, Sprite firma así uno de los ascensos más sorprendentes del sector.
Parte del mérito recae en Coca-Cola, que relanzó Sprite con una estrategia impecable: recuperó su icónico lema "Obey Your Thirst", ahora redirigido hacia la Generación Z de la mano de figuras como Anthony Edwards o la velocista Sha’Carri Richardson. Además, variantes como Sprite Chill sumaron más de 100 millones de dólares en ventas en apenas un año, demostrando que el enfoque fresco —nunca mejor dicho— funciona. Y todo ello, además, manteniendo la inversión publicitaria a raya: gastar menos para vender más. Una jugada maestra.

Mientras tanto, Pepsi intenta salvar la partida apostando fuerte por sus líneas Diet y Zero Azúcar, que sostienen su marca en su conjunto. Sin embargo, su producto estrella, la Pepsi clásica, ha perdido brillo en un mercado que pide bebidas más ligeras, más modernas, o simplemente distintas. Y en la realidad económica que nos ha tocado vivir lo tiene difícil.
Pepsi no se rinde, pero los datos son claros
Para no quedarse atrás, Pepsi ha resucitado el mítico Pepsi Challenge, organizando catas a ciegas en tiendas emergentes para tentar a los consumidores que hoy prefieren Coca-Cola Zero. También presume de un crecimiento del 8% en su línea Wild Cherry. Sin embargo, las cifras son tozudas: fuera del podio y con una cuota de mercado en descenso, Pepsi enfrenta uno de los momentos más delicados de su historia reciente.