En 2010, dos de los hombres más ricos del planeta, Bill Gates y Warren Buffett, pusieron en marcha una idea que parecía salida de la ciencia ficción: convencer a otros multimillonarios de que no necesitaban la mitad de su fortuna y que podían destinar miles de millones a causas sociales. Lo que parecía imposible, ocurrió.
Hoy, sin embargo, ese modelo filantrópico enfrenta un punto de inflexión. Reformas fiscales en camino y la pérdida de incentivos económicos están erosionando la maquinaria que durante años motivó a las grandes fortunas a donar. La era dorada de la filantropía masiva parece estar llegando a su fin.
De promesas a realidad: solo 3,5% de los multimillonarios del Giving Pledge cumplen sus compromisos
El proyecto The Giving Pledge, lanzado hace 15 años, invitó a cientos de multimillonarios de todo el mundo a comprometerse, de manera voluntaria, a donar al menos la mitad de su fortuna durante su vida o tras su muerte. Más de 250 firmas de 30 países han adherido al programa, acumulando promesas por casi 600.000 millones de dólares, según Business Insider.
Pero a pesar de estas cifras, la efectividad del modelo está bajo debate. En su última carta a los accionistas, Buffett reconoció que su plan para motivar a los ultrarricos “no ha funcionado”. Un informe del Instituto de Estudios Políticos refleja que de los 256 firmantes del compromiso, apenas nueve han cumplido su promesa.
La reciente aprobación de la Ley “One Big Beautiful Bill”, que impone un impuesto del 10% a fundaciones con más de 5000 millones de dólares en activos, ha trastocado los planes filantrópicos de muchos multimillonarios. La reducción de incentivos fiscales ha convertido las donaciones en una prioridad menor.
"Esto afectará especialmente a las grandes fundaciones liberales como Gates, Ford y Soros", advertía Kathleen McCarthy, directora del Center on Philanthropy and Civil Society, en Fortune. "Mientras tanto, las fundaciones conservadoras, más pequeñas, pagarán mucho menos", indican.
Ante este escenario, los multimillonarios buscan nuevas formas de donar. Modelos como el de MacKenzie Scott, exesposa de Jeff Bezos, están marcando la pauta: dinero entregado directamente a organizaciones sin intermediarios, con transparencia y rapidez. Según el Center for Effective Philanthropy, Scott ha repartido más de 19.250 millones de dólares entre 2.450 organizaciones sin ánimo de lucro. Bella DeVaan, del Institute for Policy Studies, afirma que Scott se ha convertido en un referente ético, al igual que Gates en su momento.
Aunque la era de la filantropía colectiva parece concluir, Buffett sigue donando. Con su retiro de la gestión diaria de Berkshire Hathaway, ha canalizado parte de su fortuna a fundaciones de sus hijos y de su difunta esposa. Cada año reparte miles de millones en acciones, asegurando que su riqueza beneficie a la sociedad y dejando un legado familiar.
Curiosamente, en sus últimas donaciones no figura la Fundación Bill y Melinda Gates entre las beneficiarias, un cambio que refleja la transformación de las reglas del juego en el mundo de la filantropía.















