El tablero geopolítico está en ebullición y China lidera la industria militar con nuevos ingenios y vehículos que parecen sacados del género de la ciencia ficción. Tras mostrar avanzadas armas electromagnéticas, el gigante asiático ha presumido de cazas de sexta generación y está sumido en proceso de renovación de su flota de drones.
Ahora, en una apuesta arriesgada, no ha dudado en mover ficha con uno de los despliegues navales más imponentes de los últimos meses. Los portaaviones Liaoning y Shandong, verdaderos colosos del mar, han protagonizado unas maniobras militares que han sacudido el Pacífico Occidental y han dejado un mensaje difícil de ignorar: Pekín está listo para cualquier escenario.
Parece sacado de una película: dos colosos navales de China se enfrentan en el Pacífico en una maniobra que lanza un mensaje claro al mundo
El ejercicio, ejecutado entre finales de mayo y mediados de junio, ha ido mucho más allá de una simple rutina de entrenamiento. Enfrentamientos simulados, despegues y aterrizajes constantes de cazas y helicópteros, y una actividad aérea frenética que superó las mil operaciones, según confirmó el Ministerio de Defensa japonés. El Liaoning se movió cerca de Okinawa y las islas Miyako, mientras que el Shandong navegó el Mar de Filipinas, dibujando un mapa de presión sobre Japón y sus aliados.
Lo que más ha llamado la atención no es solo la intensidad del despliegue, sino el hecho de que ambos grupos de combate operaron simultáneamente, algo que solo ha ocurrido una vez antes: en octubre de 2024, durante unas maniobras en el disputado Mar de China Meridional. El Ministerio de Defensa chino, a través de la agencia Xinhua, ha dejado claro que este tipo de ejercicios no son improvisados, sino parte de una hoja de ruta milimetrada para proyectar poder en una región cada vez más tensa.
No estamos ante un simple ejercicio técnico. Estamos ante una declaración estratégica. Dos portaaviones chinos simulando combates en mitad del Pacífico no son una postal de rutina: son un recordatorio de que China juega en serio. Y en un mundo que se tambalea entre la diplomacia tensa y la sombra del conflicto abierto, cada maniobra como esta es, en sí misma, un mensaje.
¿Quién lo recibe primero? Japón toma nota. Taiwán, también. Y al otro lado del océano, Estados Unidos observa con atención. Porque mientras unos se preparan con declaraciones, otros lo hacen con portaaviones.















