Aída Nízar ya no forma parte del ecosistema televisivo como antaño. La que fuera uno de los rostros más incendiarios de Gran Hermano y otros realities vive hoy una realidad muy distinta, alejada de cámaras, platós y la vorágine del directo. Lejos de contar con ella, el nuevo programa de TVE, La familia de la tele —esa suerte de Sálvame descafeinado con tintes de reinvención— ha preferido mirar hacia otro lado. Y sin embargo, a Aída le sigue yendo muy bien.
O al menos, eso aparenta en redes: lujo, viajes, alta cocina y un tren de vida que haría palidecer a cualquier estrella en activo. Porque sí, la vida actual de Aída Nízar transcurre sin guiones ni escaletas televisivas, pero con una opulencia que impresiona. La exconcursante de Gran Hermano 5, que se dio a conocer en 2003 con su ya legendaria capacidad para polarizar al público, sigue levantando pasiones —y cejas—, aunque ahora lo haga desde su cuenta de Instagram, donde acumula más de 270.000 seguidores.
Allí comparte escapadas a destinos como Abu Dabi, Marbella o Italia, cenas en restaurantes exclusivos y posados con prendas de diseño. La televisión puede haberle dado la espalda, pero el lujo le sigue fielmente.
Así es la vida actual de Aída Nízar: fuera de televisión y derrochando sin freno
Su paso fugaz por Ni que fuéramos —el heredero espiritual de Sálvame en plataformas— acabó antes de despegar. Todo apunta a que una salida de tono sobre Raquel Sánchez Silva fue el detonante. Desde entonces, la también licenciada en Derecho por la Universidad de Valladolid no ha vuelto a tener una silla fija en ningún plató. Y eso que no ha dejado de postularse en redes como firme defensora de La familia de la tele, apoyando incluso a colaboradores como Marta Riesco, con quien antaño mantenía una relación más que tensa.
Pese a sus intentos por volver al ruedo catódico, el programa de TVE no ha contado con ella. Al menos, de momento. Lo cual no parece alterarle demasiado, vista su hiperactiva vida social y su discurso triunfalista. Porque Aída, que acaba de entrar en la cincuentena, no ha renunciado ni al personaje ni al espectáculo: simplemente lo ha trasladado de canal. Ahora se emite en bucle en sus redes.
Alejada del circuito televisivo tradicional, Nízar ha diversificado sus intereses. Más allá de su pasado como tertuliana combativa, ha coqueteado con el diseño de joyas, el interiorismo y las reformas. También ejerce como influencer, colaborando con marcas que parecen encajar a la perfección con su estilo exuberante y maximalista. Bajo su mantra personal —“adoro mi vida”—, ha construido una narrativa en la que el hedonismo y la autoafirmación conviven con una cuidada estrategia de autopromoción.
Eso sí, su tren de vida no ha pasado desapercibido. Y aunque muchos se pregunten de dónde provienen sus ingresos actuales, ella sigue demostrando que, televisión o no, el espectáculo continúa. Quizá lejos de los focos, pero con una puesta en escena milimétricamente medida.
De villana catódica a estrella del Instagram dorado
Aída Nízar ha demostrado que no necesita una escaleta para seguir generando titulares. Su rechazo por parte de La familia de la tele parece solo un capítulo más en una carrera construida sobre la controversia, la exposición y el exceso. Ya no hace falta que esté en la televisión para que todos hablen de ella. Basta con seguirla en Instagram.
En definitiva, como en el caso de Dinio, vive lejos de los platós, sí. Pero su mundo sigue rodando a velocidad de crucero, con lujo, controversia y una capacidad innata para reinventarse. Porque si algo ha demostrado Aída Nízar, es que nunca hay que subestimarla. Y que el show, con o sin prime time, siempre debe continuar.
