Netflix ha vuelto a dar en la clave. Pese al estrepitoso fracaso de The Witcher y su cuarta temporada, el portal de streaming se encamina hacia el final de Stranger Things por todo lo alto y sigue buscando nuevos fenómenos con los que sacar partido a su audiencia global.
Su nueva idea es muy atractiva 300 samuráis hambrientos de poder y riqueza en un torneo letal. Eso es exactamente lo que propone El último samurái en pie, la nueva serie japonesa que ha aterrizado en la plataforma con la intención de convertirse en un éxito másivo. Y lo está consiguiendo.
La nueva serie de samuráis de Netflix arrasa y deja a ‘The Witcher’ en caída libre: crítica y público estallan en elogios
Dirigida por Michihito Fujii, Kento Yamaguchi y Toru Yamamoto, la serie nos traslada al turbulento periodo de la Restauración Meiji, un momento clave en la historia de Japón, cuando el shogunato Tokugawa caía y la era de los samuráis comenzaba a desvanecerse. En este contexto convulso, las familias guerreras se enfrentaban a una doble amenaza: el fin de sus privilegios y la mortalidad del cólera que asolaba las islas.
En medio de este caos, surge un torneo que promete cambiar la vida de quien lo gane: 100.000 yenes en juego y un recorrido mortal entre Kioto y Tokio. Pero aquí no hay reglas: los competidores deben arrebatar las placas de madera de sus rivales, usando tanto la astucia como la fuerza. Cada movimiento cuenta, y un error puede ser el último.
El público y la crítica parecen haber caído rendidos ante esta mezcla de épica histórica y tensión moderna. En FlixPatrol, El último samurái en pie ya supera a producciones como The Witcher o La bestia en mí, mientras que en Rotten Tomatoes alcanza un impresionante 100 % de aprobación entre la prensa especializada y un 96 % del público. FilmAffinity le concede un 6,9, números que podrían variar, pero que reflejan el acierto de Netflix al combinar fórmulas probadas con un enfoque japonés único.
En definitiva, la serie no solo captura la esencia de clásicos como Shōgun o El juego del calamar, sino que también se erige con identidad propia, demostrando que el streaming todavía puede sorprender con historias de alto riesgo, samuráis y ambición desmedida. En otras palabras: Netflix lo ha vuelto a hacer.















