Los informes publicados por las principales organizaciones internacionales subrayan la urgencia de transformar profundamente los sistemas económicos, sociales y medioambientales. De otra forma, estamos condenados a la extinción. Este llamado a la acción también abarca la necesidad de redefinir la relación entre el ser humano y la naturaleza, que ha sido históricamente explotadora y desequilibrada. Como explica Janne Kotiaho, presidente del Panel Finlandés sobre la Naturaleza y profesor de ecología en la Universidad de Jyväskylä, "la comunidad internacional coincide en que solo un enfoque integral en sostenibilidad podrá abordar los retos que enfrentamos como especie".
La ciencia pide un cambio económico urgente: expertos alertan sobre las consecuencias de la inacción
Un consorcio de 165 investigadores de diversos países reafirma que las crisis globales están profundamente interconectadas. La pérdida de biodiversidad, el cambio climático, la salud humana, la seguridad hídrica y alimentaria no pueden tratarse como problemas aislados. Sin acciones inmediatas, estas crisis pueden desencadenar impactos severos en el bienestar y la calidad de vida de las personas.
Actualmente, más de la mitad del Producto Interior Bruto mundial, equivalente a unos 58 billones de dólares, depende moderada o fuertemente de los servicios que proporciona la naturaleza. Además, las actividades económicas generan simultáneamente daños ambientales que ascienden a 25 billones de dólares anuales, afectando directamente al clima, la salud y la seguridad alimentaria e hídrica. Este desequilibrio pone de manifiesto que las consecuencias del deterioro ambiental no solo afectan al medio ambiente, sino que también representan un coste significativo para la sociedad.
Un principio clave que está ganando tracción es el de "el causante lo paga", que aboga por una compensación ecológica. Este enfoque busca garantizar que los costos de los daños ambientales no recaigan únicamente sobre la sociedad, sino que también involucren al sector privado, promoviendo una transición justa hacia modelos económicos más sostenibles. Eeva Primmer, directora de investigación del Instituto Finlandés de Medio Ambiente, quien lideró las sesiones de la asamblea internacional del IPBES en Namibia, destaca que "el enfoque que cuida la naturaleza debe integrarse en todos los sistemas sociales". Según Primmer, esta perspectiva no solo abarca la producción de alimentos, sino también los marcos legislativos y económicos, que deben reestructurarse para alinearse con los principios de sostenibilidad. Aunque pueda parecer idealista, esta visión exige acciones concretas y coordinadas.

Un obstáculo significativo es la naturaleza contradictoria de las políticas actuales de conservación. Por un lado, se permite la continuidad de prácticas perjudiciales para el medio ambiente; por otro, se otorgan subvenciones que perpetúan dichas prácticas. Globalmente, los subsidios a sectores responsables del deterioro ambiental superan en más de diez veces los fondos destinados a preservar la biodiversidad. Esta disparidad pone en evidencia la urgencia de redirigir los recursos hacia actividades que fomenten la sostenibilidad.
Los informes también advierten sobre los riesgos de implementar soluciones fragmentadas. Las medidas contra el cambio climático y las acciones para proteger el medio ambiente pueden entrar en conflicto si no se diseñan de manera integral. Janne Kotiaho enfatiza que "la llamada transición verde no debe debilitar los ecosistemas acuáticos o cualquier otro recurso natural". Para garantizar un verdadero avance, es fundamental que todas las soluciones estén interrelacionadas, respetando simultáneamente las necesidades del clima y la naturaleza.
El mensaje de los expertos es claro: transformar nuestra relación con la naturaleza es una condición imprescindible para la supervivencia y el bienestar humano. Este cambio no solo requiere una voluntad política firme, sino también la colaboración activa de todos los sectores de la sociedad. Solo a través de un enfoque integral y coordinado podremos enfrentar los desafíos ambientales y construir un futuro sostenible para las próximas generaciones.