James Cameron, uno de los cineastas más influyentes y rentables de la historia gracias a éxitos como Titanic y Avatar, regresa a la gran pantalla con Avatar: Fuego y ceniza, la secuela que promete convertirse en uno de los grandes blockbusters de estas navidades. Con la promoción en marcha, el director canadiense no esquivó preguntas sobre la situación actual de la industria cinematográfica, y en particular sobre la posible compra de Warner Bros., por la que se disputan gigantes como Netflix y Paramount.
James Cameron denuncia la influencia tóxica de Netflix en Hollywood y su estrategia con Warner
"Creo que Paramount sería la mejor opción. Netflix sería un desastre absoluto. Lo siento, Ted, pero por favor… Sarandos ha dicho públicamente que las películas estrenadas en cines están muertas. Textualmente: 'Los cines están muertos'. Su estrategia es lanzar una película apenas una semana o diez días para calificar a los Oscar. Para mí, eso está podrido hasta la médula", declaró Cameron en el podcast The Town.
El cineasta insistió en que una película debe concebirse como una experiencia cinematográfica completa. "Los Premios de la Academia no significan nada si no respetan la esencia del cine. Me parece horrible", añadió. Y advirtió que, de consumarse la compra de Warner por parte de Netflix, la promesa de mantener los estrenos en salas sería solo un señuelo para despistar al público. Cameron incluso sugirió un criterio más riguroso para los Oscar: ninguna película debería ser premiada si no ha estado al menos un mes en 2000 salas.
Sus declaraciones han generado un intenso debate en redes sociales. Hay quienes defienden que incluir películas de streaming en los Oscar permite dar visibilidad a títulos independientes que no llegan a tantas salas, mientras que otros acusan a Netflix de haber alterado el mercado cinematográfico y de contribuir al cierre de muchas salas tradicionales.
Aunque el foco de Cameron estaba en Netflix y la posible adquisición de Warner, su mensaje podría extenderse a otras plataformas de streaming que, en los últimos años, han aumentado su presencia en los premios mientras sus películas se estrenaban apenas de manera testimonial en cines.















