China está mirando al futuro. Mientras avanza en la construcción de cazas avanzados y se prepara para la conquista de los océanos, el gigante asiático tiene en sus manos un metal estratégico que podría inclinar la balanza en el desarrollo de tecnología militar avanzada: el galio.
Hasta 2022, controlaba el 98% de la producción mundial de este elemento y, salvo sorpresas, la cifra no ha cambiado mucho desde entonces. Para Pekín, este metal no es solo un recurso industrial más, sino una pieza clave en su política de defensa y un arma silenciosa en su pulso con Estados Unidos y sus aliados en la guerra tecnológica de los semiconductores.
China supera a EE.UU y el gigante asiático avanza en la producción de semiconductores militares de última generación
El galio no es un metal cualquiera, como indican en scmp. Sus propiedades lo hacen ideal para fabricar semiconductores de banda ancha, circuitos integrados que pueden soportar voltajes, temperaturas y frecuencias mucho más altas que los tradicionales chips de silicio. Y esto, en el ámbito militar, es oro puro.

Hablamos de radares más precisos, armas más eficaces y sistemas de comunicación más robustos. No es casualidad que la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa de EE.UU. (DARPA) haya invertido en este campo desde los años 70. En su día, el arseniuro de galio (GaAs) fue crucial para el desarrollo del GPS y sistemas de guiado de misiles de alta precisión. Hoy, el nitruro de galio (GaN) está en el centro de la siguiente revolución tecnológica en defensa.
Este material es la base de radares de última generación capaces de detectar objetivos más pequeños, más rápidos y a mayor distancia. Cada uno de estos sistemas necesita miles de chips basados en galio, y China tiene el control casi absoluto de la producción. Es un problema estratégico de primer nivel para Washington, que está viendo cómo se queda atrás en esta guerra armamentística llena de sorpresas.
China avanza en la fabricación de semiconductores de guerra
Pekín no solo tiene el dominio del galio; también ha invertido a lo grande en desarrollar su propia tecnología para producir chips de tercera generación con este material. Pero fabricar circuitos con GaN no es precisamente fácil. La estructura atómica de este compuesto genera defectos en los cristales, un fenómeno llamado "trepación" que puede reducir la eficiencia de los semiconductores.

Aquí es donde entra en juego la investigación de la Universidad de Pekín. Un equipo de científicos liderado por el profesor Huang Bing ha encontrado una manera de controlar la trepación ajustando los niveles de energía de los electrones, lo que permitiría fabricar chips de GaN con menos defectos, más baratos y en grandes volúmenes.
Si China consigue llevar esta tecnología a la producción en masa, la supremacía en semiconductores militares podría cambiar de manos más rápido de lo que muchos imaginan. En un mundo donde la tecnología define el poderío militar, tener el monopolio de un recurso clave como el galio es una ventaja estratégica incalculable.