Si pensamos en los años noventa y en lo que debe ser el sinónimo de un blockbuster, quizás nos vengan dos imágenes: una de ellas es Parque jurásico y la otra a buen seguro pertenece a Independence Day. La película que destruyó la Casa Blanca delante de todos fue uno de los éxitos más desmesurados y ruidosos de su director, Roland Emmerich, un cineasta aficionado a la destrucción masiva a lo largo de su filmografía. Tras reventar las taquillas en 1996, quiso repetir jugada con Independence Day: Contraataque una secuela tardía que no gustó a todos y promete terminar su historia de alienígenas e invasiones con una última secuela. En cualquier caso, la marca Independence Day es muy importante para la antigua Fox, y ahora Disney. Pero, ¿quién fue el mayor defensor del título? Bill Pullman.
El mismísimo Bill Pullman presionó para que se llamase Independence Day
20th Century Fox sabía que Roland Emmerich tenía algo grande entre manos, y que debía promocionar su creación de la mejor manera. Tras varias intentonas del director y el guionista principal, la cinta acabaría llamándose Doomsday, pues los ejecutivos creían que así se eliminaba cualquier mensaje excluyente o identitario para los ciudadanos y espectadores ajenos a las costumbres estadounidenses, y se apostaba por el carácter global y de evento masivo. La Fox sabía que era una película de desastres, y así la iba a llamar.
Hasta que apareció Bill Pullman en escena. "Creo que el título original iba a ser Doomsday. Es lo que Fox quería, y era un nombre típico de la época para lo que iba a ser una película de desastres. Dean Devlin y Roland Emmerich querían llamarla Independence Day", matiza al medio Cinemablend.
"Así que imaginad, tuve que hacer un discurso realmente bueno en la película para que ese fuese el nombre final, pero lo conseguimos", admite entre risas. De hecho, ese discurso, mítico y objeto de memes, fue objeto de un montaje propagandístico por parte de Donald Trump, que usó la secuencia para sus propios fines cambiando los rostros de los protagonistas del film por sus afines. Es curioso como la arenga de Pullman, que interpretaba al Presidente de los Estados Unidos en la película de Emmerich, acabase por convencer a los productores de la major para rebautizar el proyecto. En la ficción y en la realidad, Thomas J. Whitmore acabaría por decidir el destino de muchos.