Un nuevo estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences ha detallado el comportamiento del hongo O. unilateralis, un parásito cerebral que infecta a las hormigas carpinteras de Brasil.
Dicho hongo, convierte a los insectos en “hormigas zombi”, que quedan privadas del control de su cuerpo. El hongo conduce a la hormiga hasta el suelo del bosque, y ahí libera sus esporas.
Este proceso, desde que el hongo se instala en su cerebro hasta que el insecto muere, se lleva a cabo en diez agonizantes días.
Secuestra una entidad externa
“El hongo secreta metabolitos específicos en los tejidos y causa cambios en la expresión genética de la hormiga huésped, atrofiando sus músculos mandibulares”, explica Maridel Fredericksen, candidata doctoral en el Instituto Zoológico de la Universidad de Basilea, Suiza. “El comportamiento del huésped alterado es un fenotipo extendido de los genes del parásito microbiano que se expresa a través del cuerpo de su huésped. Pero se desconoce cómo el hongo coordina estos efectos para manipular el comportamiento del huésped”.
Fredericksen explica que el O. unilateralis secuestra una entidad externa, en este caso la hormiga carpintera, y la convierte en una extensión literal de su ser físico.
El hongo crea una red biológica en el cuerpo de la hormiga
Para el estudio, los investigadores infectaron a algunas hormigas carpinteras con el O. unilateralis, mientras que a otro grupo se le inyectó un parásito menos amenazante y no zombificante, conocido como Beauveria bassiana, que sirvió como control. Al comparar los dos hongos diferentes, los investigadores pudieron discernir los efectos fisiológicos específicos de O. unilateralis en las hormigas.
Usando microscopios electrónicos, los investigadores crearon visualizaciones 3D para determinar la ubicación, abundancia y actividad de los hongos dentro de los cuerpos de las hormigas.
De esta forma, descubrieron que las células de O. unilateralis proliferaron en todo el cuerpo de la hormiga, desde la cabeza y el tórax hasta el abdomen y las piernas. Además, estas células fúngicas estaban todas interconectadas, creando una especie de red biológica colectiva similar a Borg que controlaba el comportamiento de las hormigas.