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Michael O’Leary, CEO de Ryanair, recibe su propia medicina: un restaurante le cobra por 'asiento prioritario' y 'espacio extra'

Que un simple tique de restaurante pueda leerse como una crítica a un modelo tarifario dice mucho del clima actual.
Michael O’Leary, CEO de Ryanair, recibe su propia medicina: un restaurante le cobra por 'asiento prioritario' y 'espacio extra'
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Actualizado: 14:54 11/12/2025
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Michael O’Leary, el polémico CEO de Ryanair, fue a cenar tranquilamente a un restaurante de Navan (Irlanda) y terminó convertido en protagonista involuntario de una broma con mucha mala leche… y mucho contexto. Tras disfrutar de gambas rebozadas, tostadas de champiñones, lubina y vino en el restaurante Luvida, todo parecía una velada más hasta que llegó la cuenta y el empresario descubrió que, además de la comida, le habían cobrado cosas tan insólitas como “espacio extra para las piernas” o “asiento prioritario”.

El desglose era un dardo directo al modelo de negocio de Ryanair. Al subtotal de 104,45 euros por comida y bebida se sumaban 37,85 euros en “extras”: 7,95 euros por “extra legroom”, 9,95 por “priority seat” y 19,95 por una supuesta “reserva en zona tranquila”. Para rematar la sátira, en una esquina del tique aparecía escrito “Terminal 1”, como si el comedor fuese una puerta de embarque más de la low-cost. El total ascendía a 142,30 euros, una cifra que el restaurante compartió después en Facebook junto a un mensaje de agradecimiento y cachondeo a partes iguales.

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Cuando la cuenta parece una tarifa aérea

La broma funciona porque toca un nervio muy sensible entre los pasajeros europeos: los recargos. Ryanair lleva años monetizando casi cualquier aspecto del viaje, desde el equipaje de mano a la elección de asiento, el embarque prioritario o el equipaje ligeramente sobredimensionado. Solo en 2024, las aerolíneas de bajo coste fueron multadas en España con 179 millones de euros por cargos considerados abusivos en equipaje de cabina y selección de asiento, con Ryanair llevándose la mayor parte del golpe, aunque esas sanciones están ahora recurridas y parcialmente suspendidas en los tribunales.

Más allá de España, las políticas de equipaje de la compañía también han sido cuestionadas por autoridades y asociaciones de consumidores en otros países europeos, que acusan a la aerolínea de ocultar el precio real del billete tras una cascada de suplementos. Italia, por ejemplo, ya sancionó en 2019 a Ryanair por cobrar aparte la maleta de cabina, al considerar que se trata de un elemento esencial del transporte y no de un extra opcional. Para O’Leary, en cambio, estos recargos forman parte de la lógica “paga solo por lo que usas”, y ha defendido en múltiples ocasiones que gracias a esa estrategia pueden ofrecer tarifas base más bajas que la competencia.

Cuando el “todo son extras” se devuelve en la mesa

En ese contexto, el gesto del restaurante irlandés tiene algo de justicia poética: por una vez, el ejecutivo que ha convertido el “todo son extras” en un modelo de negocio veía cómo esa filosofía se le devolvía en un entorno cotidiano como una cena. Según la prensa local, O’Leary se tomó la jugada con humor y posó sonriente con el personal de sala, lo que terminó de viralizar la historia en redes sociales. No ha trascendido si llegó a discutir los recargos o simplemente pagó la cuenta sin rechistar, detalle que muchos usuarios han aprovechado para ironizar: “igual que hace Ryanair cuando te pasas un centímetro de maleta”.

Al final, el episodio no deja de ser un “trolleo” ingenioso, pero también sirve como recordatorio de hasta qué punto la letra pequeña y los suplementos se han normalizado en sectores como el aéreo.

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