Una de las prioridades de Hideo Kojima para hacer Metal Gear Solid 3: Snake Eater era cambiar por completo de localización. La idea de situar la acción en la jungla parecía algo disparatada, pero permitía al equipo de desarrollo afrontar nuevos retos y crear un título completamente diferente. Aquí la supervivencia se convertía en una dinámica de juego, con Naked Snake solo ante el peligro y a muchos kilómetros de distancia de la civilización.
Probablemente, muchos recordéis el arranque tan épico del videojuego, con el primer salto HALO de la historia, protagonizado por el mismísimo Snake. El trasfondo narrativo era de lo más inmersivo e interesante. El juego se sitúa en el año 1964, en plena Guerra Fría, y contenía imágenes de archivos de la época que insertaban la historia dentro de un conflicto real. Esa aproximación añadía realismo a la trama, en este caso relacionada con el rescate de un científico ruso (Sokolov), con la clave para crear una superarma.
Uno de los mejores Metal Gear Solid
Por supuesto, aquí estaban todas las claves narrativas que identificaban a Kojima, con secuencias cinemáticas muy elaboradas, las míticas comunicaciones por códec y un buen repertorio de personajes carismáticos. Encuentros como el protagonizado contra The Boss se quedaron en la memoria de los jugadores, pero también el juego de malabares de Ocelot con sus revólveres. Tenía momentos muy dramáticos y otros más absurdos, pero eso forma parte del estilo del creativo nipón, que una vez más nos demostró cómo le gusta el término "juego de autor".
A pesar del cambio de registro, MGS3: Snake Eater presentaba una jugabilidad muy reconocible por aquellos que habían disfrutado de entregas anteriores. El sigilo y la infiltración volvían a ser claves, en esta ocasión apoyados por una novedosa técnica de camuflaje, que te permitía fusionarte con los entornos de la naturaleza. Había hasta un indicador (por porcentaje) que te mostraba el grado de invisibilidad que habías adquirido ante los enemigos.
Otras novedades importantes estaban en el nuevo sistema de combate (CQC), que permitía incluso inmovilizar a los enemigos para interrogarlos. Y luego estaba el tema de las heridas, porque aquí no todo dependía de la barra de vida, sino que era necesario aplicar un vendaje en caso de que Snake sufriese una fractura. El enfoque de supervivencia en un entorno salvaje estaba representado por algunas de estas incorporaciones, incluyendo la necesidad de comer serpientes (sí, y hasta podías ver cómo lo hacía).
Pero había cosas que no cambiaban, y ahí teníamos a los brillantes enfrentamientos contra jefes. Pero había una importante diferencia: esta vez se desarrollaban en escenarios más amplios, siendo un claro ejemplo el de la lucha con The End, el cual además se volvía inusualmente largo. Y cómo no, no faltaron los trucos "made in Kojima", como el que podías hacer si grababas partida, esperabas una semana y veías cómo el francotirador había muerto a causa de su avanzada edad.
Snake Eater apareció por primera vez en EEUU el 17 de noviembre de hace 20 años. Un mes después llegó a Japón y en España tuvimos que esperar hasta marzo del año siguiente para disfrutarlo. A cambio, tuvimos un modo de dificultad extremo, además de otros añadidos como un modo para rejugar las batallas contra jefes. Con posterioridad, el juego recibió una versión Subsistence, que fue muy aplaudida por incorporar una cámara 3D controlable y muy demandada por los usuarios, un modo online y los dos primeros juegos de MSX.
No cabe duda de que fue un juego importante, con un gran recibimiento por parte de prensa y usuarios. Tanto que ha sido objeto de una reedición en HD, de una versión para Nintendo 3DS y actualmente de un remake (Metal Gear Solid Delta) que ya os contamos que tiene muy buena pinta. Pero ahora ha llegado vuestro momento para contarnos cómo recordáis el videojuego, sus momentos más memorables y si estáis esperando para volver a jugarlo.
