La editora Nacon y la desarrolladora Spiders han anunciado GreedFall II: The Dying World, la secuela del aclamado juego de rol y fantasía que se estrenó hace ya casi tres años. Por el momento no se han dado detalles acerca del lanzamiento de este segundo juego: no sabemos ni plataformas específicas ni fecha de estreno, aunque al menos se ha confirmado que estará disponible en PC y consolas a lo largo de 2024.
Lo que podemos esperar de GreedFall II: The Dying World es algo muy similar a lo que vimos en su predecesor, algo que han hecho notar los responsables del proyecto en el comunicado con el que han anunciado este juego: continuará con la fórmula del primero, manteniéndose como un juego de rol enfocado en la historia y en las decisiones del jugador, aunque también se introducirán novedades jugables en aspectos como el combate táctico.
El primer GreeFall ha vendido más de dos millones de unidades
Precisamente ha sido el éxito del primer juego el que ha allanado el camino a esta secuela: Nacon ha anunciado también que GreedFall ha logrado vender más de dos millones de copias en todo el mundo desde su lanzamiento a finales de 2019, incluyendo sus versiones para consolas de nueva generación que se estrenó a mediados del año pasado.
Controlaremos a un nativo de Teer Fradee
En cuanto a la historia, GreedFall II: The Dying World comenzará tres años después de los hechos del primer juego. Ahora jugaremos como un nativo de Teer Fradee en el continente de Gacane, lugar del que proceden los colonos.
En este viejo mundo nos encontraremos con un lugar devastado por la guerra y marcado por la plaga de Malichor, así como con un sinfín de intrigas políticas. Nuestro objetivo será el de recuperar nuestra libertad y el control de nuestro propio destino utilizando la diplomacia, la astucia o el combate, ya sea en solitario o con la ayuda de aliados.
Mientras esperamos la llegada de este segundo juego, os recordamos que el primer GreedFall está disponible en PS5, Xbox Series X/S, PS4, Xbox One y PC. Podéis leer nuestro análisis para descubrir por qué lo definimos como "una grata sorpresa que viene a confirmar el buen estado de salud del rol europeo".