Análisis GreedFall, el mejor RPG de Spiders (PS4, PS5, Xbox Series X/S, PC, Xbox One)

Spiders es un estudio que en los últimos años nos ha dado juegos de rol con un éxito moderado. Ni Bound by Flame ni The Techmonancer causaron furor en ventas o críticas, pero hay que reconocer que tenían buenas ideas y quizás su problema era una ambición que escapaba a su presupuesto de AA. Otra seña de identidad del estudio es que las temáticas han sido muy variadas, desde la fantasía oscura a la ciencia ficción, todos ellos con claras influencias en jugabilidad y sistemas de BioWare.

El nuevo proyecto del equipo francés es Greedfall, que probablemente quedará injustamente olvidado con el bombardeo de lanzamientos del último trimestre del año. Sin embargo, hay que decir que Spiders ha logrado dar un importante paso adelante en calidad. Se trata del juego más redondo de la desarrolladora hasta la fecha, y que si bien no pretende de reinventar la rueda en el rol occidental, esta vez muestra menos fallos y unos mayores valores de producción.

Entre la fantasía y el realismo

Tal y como se había comentado desde su anuncio, Spiders vuelve a dar un volantazo con la ambientación y ahora se fija con gran acierto en la estética europea del siglo XVII. Es sorprendente que sean muy pocos juegos los que aprovechan los siglos de historia del viejo continente para su trasfondo –excluyendo casos como Assassin's Creed o el reciente A Plague Tale: Innocence- porque es una época perfecta para muchas aventuras y juegos de rol: tiempos oscuros, violentos, con pandemias mortales, descubrimientos científicos y muchos misterios inexplicables para la ciencia de ese momento.

Greedfall comienza con un aparente realismo. Nuestro personaje se embarca en un viaje a una nueva isla, "el nuevo mundo", en la que se cree que estaría la cura para un mal que asola a la población del superpoblado continente.

Un rayo de esperanza a todas esas personas enfermas de una extraña plaga, pero por supuesto esta tierra también guarda sus fantásticos peligros –como criaturas monstruosas- y además entraremos en conflicto con mercenarios y cazatesoros que han desenbarcado en la tierra, seis facciones –cinco colonas y una autóctona- que buscan controlar los raros recursos.

Una personalización muy flexible

Lo primero será crear nuestro personaje, hombre o mujer, y elegir sus atributos iniciales. Podemos elegir una "clase" -ahora lo aclaramos- de guerrero, mago o técnico e invertir puntos en sus habilidades dentro y fuera del combate, pero Greedfall tiene un progreso tipo árbol bastante libre y no estaremos atados a un tipo de juego concreto –no existen las clases como tal-. Con un objeto, podrás adquirir rasgos variados e incluso recolocar estos puntos para probar otras estrategias.

Las habilidades se relacionan directamente con el combate, y se divide en tres categorías: guerrero –técnicas con armas blancas de una y dos manos-, técnico para controlar el campo de batalla -trampas elementales- y mago –hechizos ofensivos-. Luego tenemos atributos, mejoras pasivas que afectan a lo que podemos usar en batalla -precisión, agilidad, fuerza, constitución, poder mental, voluntad- y talentos –ciencia, intuición, forzar cerraduras, artesanía, vigor- centrados en cuestiones fuera de la lucha.

En cuanto al combate, hay ataque rápido, otro fuerte, y una serie de movimientos defensivos, como una evasión o un contraataque. Existen varias armas inspiradas en la época, tipo espadas, machetes y hachas, y rudimentarias armas de fuego –las balas no abundan demasiado, así que no se pueden derrochar-, además de otras técnicas como un ataque devastador con daño adicional y desequilibrios que utiliza una barra de furia, que recompensa a los jugadores más ofensivos.

El combate permite combates muy entretenidos si aprovechamos todas las posibilidades a nuestra disposición, aunque el control nunca llega a ser tan preciso como los Souls, es más similar a la lucha de The Witcher III. Hay que saber mantener distancias, es un baile por buscar el momento preciso en el que estos enemigos bajan la guardia. Funciona bastante mejor con un único enemigo que con varios, pues se corre el riesgo de caer en una melé y, por el tiempo que tarda en ejecutar los ataques –o la curación- es fácil que sea una muerte instantánea.

Además, en dificultad normal, hay jefes o enemigos que si no estás bien preparado te pueden liquidar con tres golpes. Tanto el protagonista como los enemigos poseen una armadura –representada por una serie de escudos sobre la vitalidad- que interesa romper cuanto antes para causar daños significativos en su salud, o de lo contrario los jefes se pueden eternizar.

El combate físico no alcanza cuotas brillantes, pero la sensación mejora con un personaje equilibrado que también disponga de recursos mágicos; es decir, no os recomendamos especializar todo a un caballero. Combinar espadas con el uso de magia a distancia hace a Greedfall más entretenido y fluido; gastas el maná, pasas a lucha cuerpo a cuerpo mientras se recupera y después vuelves a lanzar proyectiles mágicos. Además, disponemos de una pausa táctica opcional con la que acceder tranquilamente a todos los objetos, técnicas, magias y la configuración de atajos, por lo que si deseas una jugabilidad completamente en tiempo real puedes hacerlo sin problemas colocando lo más usado en la cruceta.

Spiders ha mejorado claramente el combate respecto a The Technomancer, aunque todavía queda algún aspecto a pulir. En espacios cerrados –que por suerte representan un pequeño porcentaje de las batallas- la cámara tiende a volverse un poco loca y se echa en falta espacio para maniobrar. En definitiva, un combate correcto pero no a la altura de los mejores ARPG.

Un mundo amplio, pero no abierto

Por suerte, Greedfall es mucho más que un juego de acción y sus fortalezas están en otros apartados.

Será posible superar las misiones de muchas maneras, no siempre necesitarás desenfundar la espada. En uno de los primeros encargos hay que rescatar a un personaje secuestrado y tenemos varias alternativas. La más directa: enfrentarse a todos los guardias y buscar en el interior del edificio con tranquilidad. Pero también podríamos derribar una puerta trasera si contamos con los puntos necesarios o utilizar algo de sigilo, o conseguir ropa que te haga pasar por lugares teóricamente vetados…

Vas a luchar y mucho en Greedfall, pero bastantes misiones suelen dar alternativas de resolución. Todo dependerá de nuestra preparación para el combate, el perfil del personaje –con el nivel necesario, la diplomacia también surte efecto para convencer sin el uso de la fuerza- o el interés por buscar otras opciones, como la creación de objetos. Eso sí, aunque hay un sistema de sigilo que ayuda a evitar enfrentamientos, resulta muy básico y no siempre es divertido.

Igualmente, el juego dispone de facciones que reaccionarán a nuestros actos o diálogos. Incluso los compañeros, que son útiles en los combates para dispersar la atención de los enemigos o como apoyo curativo, pueden mostrarse descontentos por lo que decidimos –por ejemplo, la elección de una ruta con riesgos-. Cada uno representa un estilo, tienen sus propias conexiones con las facciones y existen opciones de romance. No es que Greedfall haga nada realmente novedoso en el género en cuanto a reputación y alianzas, o incluso respecto al pasado de la desarrolladora, pero sin duda este mundo es mucho más apasionante que el de The Technomancer y está mejor ejecutado.

Debemos mencionar que Greedfall no es un mundo abierto e interconectado como estamos acostumbrados en la mayoría de juegos de rol actuales. En su lugar presenta áreas –ciudades, campos- al estilo Dragon Age: Inquisition, con un tamaño intermedio o grande; al llegar a uno de sus límites, podrás seleccionar el próximo destino en el mapa. Quizás pases horas en una misma ciudad investigando todos sus secretos, obteniendo misiones opcionales y mejorando tu equipo, es lo suficientemente denso como para que las pausas no resulten molestas.

Alguien echará en falta la cohesión de un mapa continuo, pero no nos ha parecido un grave inconveniente; un mapa de este tipo, con abundantes opciones de viaje rápido, evita las largas caminatas entre puntos que, si están mal llevados –vacíos, sin chispa- sería contraproducente. También hay un sistema horario y podrás ajustar el momento del día descansando en las hogueras –uno de los puntos para viajar, seleccionar dos compañeros y construir o mejorar el equipamiento-. No se trata de un RPG tan ambicioso como las superproducciones, pero en su escala hace todo muy bien.

En resumen, Greedfall destaca por su mundo, la libertad en personalización y alternativas para superar airosamente cara reto. Incluso sus misiones resultan muy inspiradas. El equipo mencionó como objetivo no caer en los típicos encargos de relleno del rol, así que todas las búsquedas tienen sentido dentro de la narrativa; no verás una petición de "caza diez osos porque sí o no podrás salvar a la humanidad". Esto hace que la duración del juego no alcance el centenar de horas –o más- de otros RPG, sino que tenemos algo que ronda las 30-40 horas dependiendo de lo mucho que exploremos las side quest, pero con un excelente ritmo.

Ambientación deslumbrante

Spiders utiliza un motor propio, Silk Engine, que nos ha sorprendido gratamente. Aunque ya se había visto en otros proyectos, Greedfall lo exprime como ninguno gracias a los aspectos artísticos para ofrecer un mundo natural muy detallado, y perfectamente estable en la versión probada –PS4 Pro-. No obstante, es el diseño artístico lo que más impresiona. Las ciudades son preciosas, tanto por fuera como en el interior de los edificios; la arquitectura europea le sienta fenomenal, encantará a quienes disfrutaron del ambiente húmedo y sucio de urbes vistas en ciertos Assassin’s Creed, Vampyr o The Order: 1886.

Si acaso la cálida paleta de colores –que emular la pintura barroca- puede resultar un poco monótona, pero no se nos ocurre un tono mejor para un juego de esta temática. Y por poner alguna pega, las caras en general son algo genéricas y poco expresivas, parecen maniquíes moviendo la boca, pero dada la cantidad de diálogos y personajes del juego tampoco es un problema grave.

Olivier Deriviere se encarga de la banda sonora, y una vez más demuestra su versatilidad con música principalmente ambiental que fuera del juego no tendrá tanto sentido salvo en los temas más épicos. Los jugadores recordarán a este compositor de Remember Me, Vampyr, 11-11: Memories Retold, A Plague Tale: Innocence o de colaboraciones con Spiders –Bound by Flame y The Tehcnomancer-; también trabaja en el próximo Dying Light 2.

Conclusiones

Spiders ha demostrado una trayectoria ascendente y Greedfall es la prueba de ello: tienen talento. Ese pequeño extra en presupuesto se deja notar en un mundo de ambientación espectacular, una historia más interesante por cómo se cuenta que el trasfondo real, un sistema de combate que sin ser la panacea es divertido, flexibilidad a la hora de elegir nuestro estilo de combate y misiones sin grandes rodeos ni encargos de recadero.

Todavía está un peldaño por detrás de los grandes referentes del género y quedan algunos aspectos a pulir, pero estamos ante una de las gratas sorpresas de la temporada que viene a confirmar el buen estado de salud del rol europeo.

Hemos realizado este análisis en su versión de PS4 Pro con un código que nos ha proporcionado Koch Media.