Lost Ark llevaba un tiempo funcionando muy bien en el mercado coreano, pero no ha sido hasta febrero de este año cuando por fin se ha estrenado en Occidente con una versión para PC distribuida por Amazon Games. Su lanzamiento en los nuevos territorios también ha sido todo un éxito, superando los 20 millones de usuarios en menos de un mes, aunque eso haya provocado los ya famosos problemas de colas virtuales a la entrada de los servidores de juego.
Ahora que el multijugador gratuito de Smilegate se ha asentado en nuevos mercados, la pregunta que todos nos hacemos es: ¿llegará Lost Ark a consolas? Aparentemente es un juego muy enfocado a PC, plataforma de la que es exclusivo, pero las exitosas versiones de juegos como Diablo III hacen que percibamos esa posibilidad como algo para nada descabellado. En una entrevista concedida a VG247, los responsables del proyecto han asegurado que no descartan publicarlo en otras plataformas, aunque con un único requisito: que los fans lo pidan de verdad.
Lost Ark llegará a consolas si los fans lo desean de verdad
"Si Lost Ark llega a consolas será porque los fans lo deseen de verdad, de esa manera creo que ambas partes lo considerarían", explica Soomin Park, responsable de la franquicia en Amazon Games, durante la entrevista.
El responsable del juego también ha explicado que la distribución de Lost Ark no ha sido especialmente sencilla debido a que su compañía funciona como distribuidora en regiones específicas, mientras que Smilegate continúa teniendo los derechos de marca de la propiedad intelectual, una doble administración que también habría que coordinar para una futurible llegada a consolas.
Mientras tanto, la única plataforma en la que podemos jugar a Lost Ark es PC, y parece que de momento seguirá siendo así hasta que sus responsables acuerden lo contrario. El foco está puesto en ordenadores, y lo demuestran lanzando nuevos parches de actualización constantemente, como el que ha llegado hoy para corregir errores, añadir regalos y lanzar la temporada 1 de los Campos de pruebas competitivos.