Tomb Raider tuvo un reboot cinematográfico en 2018 protagonizado por la oscarizada Alicia Vikander como nuestra cazadora de tesoros favorita del mundo de los videojuegos. A pesar de que la cinta recibió críticas más bien mixtas y no logró una recaudación mayor que las adaptaciones en acción real de Angelina Jolie, recibimos los primeros detalles de su secuela a principios de 2020. Sin embargo, no hemos recibido noticias nuevas desde entonces, sembrando la duda entre los fans de Lara Croft sobre si la película se podría haber retrasado o, en el peor de los casos, cancelado. Vikander ha respondido a las dudas en una nueva entrevista (vía Total Film).
Nos esperan grandes escenas de acción y acrobacias
"Cuando el estudio dijo por primera vez que estaban interesados en una secuela, me emocioné mucho. De hecho, cuando me mencionaron que Misha Green sería la directora y vi su trabajo en Lovecraft Country quedé muy impresionada", declara la actriz sobre su entusiasmo con la secuela.
Cabe destacar que la secuela iba a ser dirigida originalmente por Ben Wheatley (Free Fire) en sustitución de Roar Uthaug, director de la primera cinta. Sin embargo, hubo un cambio de planes y Green ocupó la silla de director tras el abandono del proyecto por parte de Wheatley. Sabemos también que el título provisional de la nueva película es Tomb Raider: Obsidian.
"Los Zooms que tuve con Misha fueron muy divertidos y fue satisfactorio sentarme con otra mujer de mi edad. Puedo hablar sobre grandes escenas de acción y acrobacias que queremos hacer. Espero que nos encaminemos y podamos hacer algo juntas", reveló Vikander sobre el estado del proyecto, que parece ser que aún está verde teniendo en cuenta los retrasos de la producción derivados del cambio de director. Tomb Raider de 2018 se inspiró en gran medida en Tomb Raider del año 2013, el reboot que nos llegó de parte de Square Enix y Crystal Dynamics. En vista del enfoque de la primera cinta, es probable que Tomb Raider: Obsidian se inspire o tenga referencias de Rise of the Tomb Raider, la secuela directa del reinicio.