Los últimos 12 meses han sido muy convulsos en el mundo del videojuego. La industria está atravesando una nueva etapa en la concepción y los tiempos de los desarrollos, y eso está afectando negativamente a las desarrolladores y empleados, así como a múltiples estudios en su totalidad. Tras el anuncio de despidos masivos y la cancelación de proyectos en Telltale Games, desde GamesIndustry informan que decenas de estudios han cerrado sus puertas en el último año, despidiendo a más 1000 personas que han perdido sus trabajos.
Desde Telltale a Motiga, pasando por Capcom Vancouver o Visceral Games
Sí, los números de Telltale Games son alarmantes, con más de 250 personas despojadas de sus puestos de trabajo sin indemnización o finiquito, algo ilegal según los sindicatos, que también han alertado sobre las condiciones laborales a las que se han visto sometidas los empleados del estudio durante años. Pero hace un año conocíamos el cierre de Visceral Games, equipo propiedad de EA, que veía transformarse su proyecto de Star Wars y que era desmantelado de la noche a la mañana, con más de 80 desarrolladores afectados por los despidos.
En un caso similar al de Telltale Games tenemos al de los creadores de Gigantic, Motiga. Motiga vio como su MOBA con toques estratégicos para PC y Xbox One no funcionaba del todo bien, algo que se tradujo en oleadas de despidos y reestructuraciones a nivel interno, dejando a más de 70 personas en la calle por la pobre recepción del título y el escaso rédito comercial del proyecto.
Pese a que parecía garantizarse cierto futuro con la búsqueda de un nuevo editor, el estudio clausuró el juego y realizó despidos masivos hace unos meses.
Noviembre de 2017 también vio como todos los trabajadores de Gazillion Entertainment recogían sus cosas y dejaban las oficinas del estudio. Tras el desarrollo de Marvel Heroes, un juego de acción y rol protagonizado por los héroes de la editorial de cómics, el equipo se vio obligado a despedir a sus más de 200 empleados. ¿El motivo? Marvel y Disney no renovaron la licencia, condenando el futuro de un juego online, y por lo tanto, el de sus creadores. La crisis de la industria, atascada en juegos de grandes presupuestos y desarrollos muy costosos, también se ha llevado por delante a varias personalidades como a David Jaffe, creador de Twisted Metal y del reciente Drawn to Death, un proyecto de su estudio indie The Bartlet Jones Supernatural Detective Agency. El tropiezo de este experimento que mezclaba acción y garabatos, se tradujo en un despido de la mayoría de sus trabajadores y creativos de la noche a la mañana.
Otro enfant terrible de los videojuegos, el otrora intoncable Cliff Bleszinski, vio como sus erradas decisiones con juegos como LawBreakers se convirtieron en pequeñas losas que acabaron convirtiéndose en toda una penitencia para su nuevo estudio, Boss Key Productions. El equipo entero echó el cerro el pasado mayo, despidiendo a más de 60 trabajadores en total. En los últimos meses, más de 150 empleados también habrían sido despedidos de Wargaming, creadores de World of Tanks, en parte por los bajos resultados obtenidos en sus títulos multijugador y por una reestructuración interna que los han llevado a prescindir de los profesionales de estudios en Seattle, conocidos anteriormente como Gas Powered Games.
A comienzos de mes conocíamos también la triste situación de Carbine Studios, expertos en el desarrollo de MMO y juegos de gran calado a nivel online, que tras una década de éxitos, cerraban sus puertas y daban carpetazo a su videojuego, WildStar. Hace unos días también nos llegaba el finiquito de Capcom a su división en Vancouver, responsable de la saga Dead Rising, y que tras los pobres resultados comerciales de Dead Rising 4 se veían obligados a parar su actividad comercial y profesional. Según los últimos datos, el cierre de Capcom Vancouver habría dejado sin trabajo a más de 150 personas.
En total, y haciendo números, hablaríamos de al menos un millar de profesionales en la industria despedidos por el cierre de estudios, y todo eso sin contar con los trabajos destruidos en otros ámbitos de los videojuegos o de los equipos y compañías que no han comunicado de forma oficial sus cifras de empleados.
