2017 nos ha traído múltiples modelos de tarjetas gráficas, cada vez más potentes y de rendimiento extra, en AMD y Nvidia. Sin embargo, también ha sido el año de las criptomonedas, unas divisas virtuales ajenas al mercado tradicional y cuyo valor es bastante efímero. La combinación de ambos factores, unidos a la falta de componentes en su fabricación, han dado como resultado una falta de stock de las GPU más potentes por la alta demanda. ¿Los motivos? La minería de criptomonedas.
Y lo llaman mina, ¡una mina!
La minería de criptomonedas es una actividad en la que, nuestro equipo y hardware, genera una serie de criptoactivos aprovechando el rendimiento de nuestra máquina, convirtiéndose a posteriori el producto de su trabajo en un valor monetario real. ¿Recordáis el farming con bots en algunos videojuegos para lograr monedas u objetos mejores? Pues algo similar. Si bien cualquier usuario puede hacerlo de forma legal y desde la comodidad de su dormitorio o sala de estar, se trata de una labor tan económicamente viable y rentable, que muchos hackers y grupos delictivos se organizan para ello. Los modelos más potentes de las GPU de AMD y Nvidia cuentan incluso con software específico, optimizando la circuitería para estas labores.
¿Pero por qué una GPU y no CPU? En un PC, al menos en el caso de los usuarios normales, es más sencillo comprar y montar varias tarjetas gráficas en paralelo que varios procesadores, algo que permite que podamos incluso desempeñar tareas varias mientras, en un segundo plano, nuestro equipo está minando este tipo de monedas virtuales.
Y a mayor rendimiento de GPU, más dinero se genera o se puede llegar a generar en menor espacio de tiempo.
De esta forma, el mercado se ha visto completamente desbordado por la demanda. No hay tarjetas gráficas de alta gama en la mayoría de las tiendas, y si antes encontrábamos tarjetas de la serie Vega 64 por 499 dólares, ahora encontramos precios que rondan los 600 dólares e incluso los 800 en su máxima cotización. Nvidia tiene su máximo exponente en la GeForce GTX 1080 Ti, que ha llegado a costar en algunos momentos 1600 dólares, algo que duplica su precio recomendado de 800 dólares.
Pero no es el único factor. La falta de componentes y memoria sigue afectando a este rango de productos, particularmente a las tarjetas gráficas de Nvidia. Sin embargo, apuntan desde algunas fuentes, el mercado acabará por estabilizarse. Hace escasas horas, Reuters confirmaba que el precio de la memoria RAM estaba a punto de bajar, y que muchos componentes necesarios para la fabricación de estas piezas de hardware, habrían comenzado a estabilizarse con el nuevo año.
