Todos conocemos mejor o peor el carácter del país nipón. Trabajadores, diligentes y, en ocasiones, alienados, pueden ser las primeras palabras que vengan a nuestra mente para describir el carácter japonés en primera instancia. Es cierto que no todos los aspectos de su cultura son perfectos, en ocasiones sólo son diferentes, y en otras ocasiones pueden incluso parecer inhumanos. Sin embargo, hay algunos elementos de su organización que están tan trabajados que incluso suponen un verdadero quebradero de cabeza.
Y no me refiero al organigrama establecido en los diferentes consejos gubernamentales o en la estructura social del siglo XVI, me refiero a algo tan ordinario y peculiar como sacar la basura, donde una vez más podemos percibir el claro componente respetuoso de su cultura.
Mientras que en España la frase: "saca la basura" puede ser sinónimo de engorro o fastidio en determinadas ocasiones, es tan fácil como agarrar las bolsas, bajar y soltarlas en el lugar correspondiente. Sí, debemos afirmar que España ha avanzado con el reciclaje, las bolsas amarillas, el vidrio, el papel y el cartón, pero, señores, estamos a años luz de un país como Japón (aunque también hemos de decir que es uno de los más contaminantes del planeta).
Cuando entras a vivir a un lugar en Japón por primera vez (digamos, para permanecer una temporada en el país y no como un turista más), lo primero que debes aprender, una vez te encuentras en tu alojamiento, es el calendario de la basura. Gracias a los dioses, los japoneses son amantes de dibujitos e indicaciones gráficas que te pueden hacer las cosas un poco más fáciles si no conoces el idioma. Una vez le echamos un vistazo nos quedan claras ciertas cosas, pero otras no.
Primeramente debemos separar las latas por un lado. Las botellas de plástico, por otro. Los papeles, por otro. Los cartones de leche, desmenuzados en láminas, en otro. Los vidrios, por otra parte. Las revistas y periódicos, si vamos a reciclar muchos, deben ir colocados juntos y atados con un hilo. Y, por último, dos bolsas más, una para los residuos y elementos combustibles, y otra para no combustibles. Esto último supone un gran problema, en mi caso aún más. La verdad es que puede que todo se encuentre en mi propia ignorancia, pero hay ciertos artículos que no tengo claro si son combustibles o no. Por ejemplo, ¿una mochila es combustible? Una pequeña pieza que tiene partes de metal y de madera, ¿combustible o incombustible?. (Flashforward: Yo, enfrente de mi casa completamente chamuscada, cubierto de hollín y con un mechero afirmando: "Sí, pues sí que era combustible").
Bueno, una vez tienes claro que hay más tipos de basura de los que creías que podían existir, pasamos a aprendernos el dónde y cuándo sacarla. Aquí no suele haber un tipo de contenedores estándar donde llevar la basura y ahí se queda. Estamos hablando de Tokio, aquí no hay espacio. La basura se deja en un lugar específico a primera hora de la mañana y el basurero pasa y se la lleva. Pero debemos tener cuidado ya que cada basura tiene su día específico. Así pues, junto a tu agenda de citas importantes, o en la pared de tu cuarto, tendremos un bonito calendario que te indicará qué basura tendrás que sacar cada día. "Los miércoles combustibles, los jueves papel, los viernes combustibles con plásticos, pero las botellas de plástico no, porque van el lunes con las latas y vidrios". Sólo puedo expresar mi admiración a la organización del país nipón y el respeto por el reciclaje y también maldecirlos por hacerme levantar a las siete de la mañana para sacar la basura.
Para más inri, la organización de la basura, así como los diferentes días para sacarla, es diferente dependiendo de la zona donde vivas. Así pues, cuando te mudes, vuelve a aprenderte la cantinela.
Para acabar, el punto más extremo que he podido ver ha sido en la ciudad de Ehime, al sur de Japón. En esta ciudad debes poner tu nombre (el nombre de tu familia) en la bolsa de basura que dejas en el lugar correspondiente. Cuando los basureros vienen a recogerla, chequean las bolsas y, si te has equivocado, tu bolsa será la única que no recogerán. Es decir, que cada persona que pase por allí sabrá que los Gutiérrez son personas irrespetuosas que no reciclan. Deberemos pues coger la bolsa, volver a casa y reciclar como es debido. Respeta el medio ambiente, no seas un guarro de cara a tus vecinos.