Esta semana voy a hablaros de otra gran diferencia cultural reflejada en el estilo de vida japonés. A medida que crecemos y empezamos a desarraigarnos del núcleo familiar, comenzamos a buscar una cierta independencia a través de la búsqueda de nuestro propio hogar. Es cierto que, debido a factores económicos principalmente, durante los últimos años, la edad en la que abandonamos el nido se ha visto postergada, aunque cada vez es más común el compartir pisos con algunos amigos o desconocidos antes de formar una familia en una nueva casa. Sin embargo, en el país nipón, la práctica de compartir piso no es muy habitual. La mayoría de los japoneses cuando dejan la casa de su familia toman dos caminos: Comenzar una familia en un nuevo hogar o vivir solos.
Ésta última práctica es muy habitual, en especial en una sociedad especialmente individualista en cuestiones de relaciones sociales. Sin embargo, no debemos olvidar que estamos en la aglomeración urbana más poblada del mundo (Tokio y su área tienen 34 millones de habitantes), así que el espacio es limitado.
Muchos conoceréis los hoteles cápsula, pero quizás muchos desconozcáis la existencia de los dormitorios. Cuando un japonés se independiza por su cuenta suele irse a vivir a este tipo de pisos que no suelen llegar a los 30 metros cuadrados. En ellos tienes una pequeña cocina, un baño con ducha y un salón que hace las veces de dormitorio, zona de relax, comedor, zona de reunión y, si apuramos, habitación de invitados. En todas las zonas de Tokio se extienden las compañías que ofrecen los diferentes tipos de dormitorios con carteles a pie de calle. Casi todos con una señal clara, 1 dormitorio. Estos pequeños pisos también engloban algunos con dos o tres pequeños dormitorios y una zona común, pero suelen ser los menos.
En situación: somos un japonés y finalmente dejamos los brazos de nuestra matriarca para encontrar nuestro propio destino. Buscamos piso, un pequeño dormitorio de 20 m2, y si tuviésemos el corazón español, se nos pararía al ver los precios de éstos. Un dormitorio de unos 26 m2 en Osaki (una buena zona a 10 minutos de Shibuya en tren) puede salir a 1000 euros al mes. Por supuesto, encontraremos algunos más baratos, pero 400-500 euros puede suponer un dormitorio/piso de los mismos metros a 40 minutos del centro, al que debemos sumarle el precio del transporte que serán otros 150 euros al mes. También debemos reconocer que los sueldos son más altos, pero no deja de ser un precio desorbitado por metro cuadrado. De hecho, si no recuerdo mal, creo que es la ciudad con el precio por metro más alto del mundo.
Si profundizamos un poco más, los pisos no suelen incluir más que la cocina, el retrete y la ducha, por lo tanto deberemos comprar un frigorífico, televisor, lavadora y demás enseres para hacerlo más habitable. Y, por supuesto, deberemos pagar una fianza equivalente a uno o dos meses de alquiler. No quiero pensar en el montante final.
Esta opción suele ser habitual sólo para japoneses, ya que, como comentábamos, no suelen compartir piso con otras personas desconocidas, aunque esta práctica se está extendiendo entre la juventud nipona.
Si eres un extranjero que vives en Tokio, como es mi caso, normalmente recurres a la gran cantidad de Guest Houses (casas compartidas normalmente con otros extranjeros). De hecho, aunque pudieras plantearte y costearte la opción de vivir en uno de estos pequeños dormitorios tú sólo, normalmente los caseros de dichas viviendas no quieren extranjeros en las mismas. Primero, por el tema de la comunicación, ya que no suelen hablar inglés, y por otro lado por las posibles fugas a tu país de origen y desperfectos en la vivienda. Es cierto que existen ciertas compañías que sí ofrecen estos hogares a personas de fuera, pero no es muy habitual, y normalmente se decantan por personas con un visado de trabajo o matrimonios entre japonés/a y extranjero/a. Al mismo tiempo, una persona que viene a pasar uno o dos años no suele plantearse pagar la cantidad desorbitada de dinero y amueblar un piso para luego dejarlo.
También he conocido personalmente el caso de un amigo extranjero, el cual quería irse a vivir con un amigo japonés, y las muchas trabas que encontraron ante algunos caseros que consideraban que dos jóvenes viviendo juntos era algo raro (y gay), y no deseaban tener este tipo de inquilinos; pero bueno… de esto hay en todas partes.
Así pues, el camino japonés supone dejar el hogar para formar una familia o vivir en estos pequeños reductos de hogar donde una vez dentro… pues no se está tan mal.