Pikmin para todos. Esa parece ser la premisa de Pikmin 4, la nueva entrega de la saga de estrategia en tiempo real de Nintendo. La serie concebida (que no creada) por Shigeru Miyamoto, quien quería hacer un juego donde pudieras controlar a más de 100 personajes a la vez, aborda su género de la misma manera que el resto de títulos de la compañía japonesa: quitando las capas más farragosas y haciéndolo lo más sencillo posible sin caer en la simpleza.
Así surgió la idea, que se ha extendido a lo largo de dos títulos para GameCube, otro para Wii U y el que nos ocupa para Nintendo Switch, de un RTS donde controlamos directamente a un personaje que da órdenes a criaturas plantanimal de distinto tipo para que recolecten recursos, derroten a enemigos y quiten de en medio los obstáculos del camino. La fórmula se mantiene, pero con varias novedades. Es el tono lo que cambia: ante la premura que solicitaban los anteriores, este permite jugar a tu propio ritmo, de manera más calmada, aunque eso no quiere decir que sea fácil.
Pikmin, pero con menos asperezas
Habrá muchos que lleguen a Pikmin por primera vez con el juego de Switch, sin duda la mejor entrega para hacerlo. Como decíamos, la base jugable se mantiene: volvemos a controlar a un astronauta en miniatura que debe escapar de un planeta muy parecido al nuestro. Para ir avanzando por el mundo tendrá que conseguir recursos (desde piedrecitas variadas a objetos de la vida cotidiana que aquí son gigantescos) con la ayuda de los Pikmin, que deben llevarlos hasta la base.
Poco a poco se van descubriendo Pikmin de diferentes elementos que nos permiten superar nuevos obstáculos y enfrentarnos a los enemigos del camino. Conforme avanza la partida, es fundamental la gestión de estas criaturas que pueden morir fácilmente, y hacer varias tareas a la vez.
Los dos primeros Pikmin, que acaban de llegar en formato digital a Switch (en físico lo harán el 22 de septiembre), son títulos duros. Aunque la segunda parte eliminó la limitación de tener que completarlo antes de que pasaran 30 días en el juego, en todos hay un ciclo de día y noche: antes de que se ponga el sol hay que volver a la base o todos los Pikmin mueren. La secuela añadió cuevas donde no pasa el tiempo, además de un segundo personaje que permitía hacer varias tareas a la vez, algo que se llevó más allá con Pikmin 3 y su trío protagonista.
Explicamos todo esto porque Pikmin 4 es una hibridación de estos cambios paulatinos. Se elimina la limitación temporal (mucho más amable que en el primero) que tenía la tercera parte, hay maneras de aumentar lo que dura el día, se ha incluido una opción para retroceder a un punto de guardado previo (sobre todo en los de GameCube era fácil que un error obligara a empezar desde el principio), y se han añadido mejoras de calidad de vida que apaciguan los momentos más pesados de la experiencia, como el volver a la base o el recoger los Pikmin que nos hemos dejado por el camino.
Salvando astronautas a tu propio ritmo
Esta vez no controlamos a Olimar ni a ninguno de los personajes que conocimos en los anteriores. Por primera vez creamos a nuestro propio astronauta, al que podremos rehacer a lo largo de una aventura basada en encontrar a los viajeros espaciales que se han perdido por el mundo. Al hacerlo, desbloqueamos nuevas opciones, como la posibilidad de comprar mejoras y objetos. El mundo está separado en varias zonas y necesitamos haber recopilado cierta cantidad de recursos para viajar a las siguientes, con ambientaciones diferentes.
El momento a momento de la partida se basa en explorar esas zonas, deteniéndonos cada poco para recoger recursos y objetos dando una orden sencilla apuntando y con un solo botón a los Pikmin que nos acompañan, con el fin de abrirnos paso por el nivel. Son fases que, a pesar de estar en un juego de estrategia y gestión, desprenden diseño Nintendo: desniveles que nos obligan a desviarnos o realizar ciertas acciones para superarlos, enemigos colocados inteligentemente y recompensas si te alejas del camino principal.
Por el mundo encontramos, además de recursos, cebollas para poder crear Pikmin de nuevos tipos (los hay eléctricos, de fuego…), relojes que amplían el tiempo del día y enemigos pequeños y grandes (algunos caen con tan solo tirarle unos pocos Pikmin y otros requieren usar las criaturas del elemento apropiado, esquivar y estudiar sus patrones de ataques); muros que demoler, caminos que crear, zonas de lava que apaciguar, bolsas de papel que tirar para generar rampas, burbujas extrañas que congelar para destruirlas y sacar a la luz lo que escondían en su interior, muros electrificados y muchos otros obstáculos.
También daremos con cuevas (algunas de ellas con varios niveles), espacios donde se da todo lo anterior, pero de una manera más concentrada, parecidos a una fase en miniatura. En ellas entramos con una cantidad de Pikmin concreta del tipo que decidimos al principio, aunque a lo largo de la aventura subterránea encontramos más que se añaden al equipo: bajo el suelo no hay límite a las criaturas que pueden acompañarnos. Encontramos más recursos y conseguimos Pikmin, incluso aquellos que aún no podemos crear y que volverán con nosotros al exterior, y rescatamos astronautas que se han perdido, tanto los principales como otros exploradores que no han encontrado su camino; hay, por supuesto, una misión de dar con todos.
Ochin, el mejor amigo del astronauta
Todo esto suena muy parecido, con cambios en la estructura, a los anteriores Pikmin, pero la principal novedad es Ochin, un adorable perrete que va aumentando de tamaño y al que vamos mejorando conforme avanzamos. A Ochin se le pueden dar órdenes como al resto de Pikmin, pero tiene más fuerza, pudiendo llevar por sí solo objetos que requerirían varios plantanimales. Esa potencia extra también le vale a la hora de tirar muros y de golpear a los enemigos, pero lo que consigue que cambie mucho la experiencia es otra cosa.
Tanto nosotros como los Pikmin se pueden subir encima, hasta cierto límite dependiendo de cómo de grande esté. Esta posibilidad se puede utilizar para movernos más rápido por el nivel, pero también para que Ochin y todos los Pikmin golpeen un muro o un enemigo con su fuerza combinada utilizando su potente habilidad de carga, que requiere mantener pulsado un botón y apuntar, por lo que contra ciertas criaturas hay que encontrar el momento exacto en el que hacerlo.
Pikmin 4 tiene muchas mejoras para aligerar los incordios de la experiencia, como trasladar la ubicación de la base, y más adelante, la posibilidad de aglutinar a todos los Pikmin que tenemos desperdigados por el nivel. Pero eso no quiere decir que ahora sea un paseo. Hay enemigos muy poderosos que exigen estudiar bien sus patrones de ataque, que son capaces de matar a decenas de Pikmin de un plumazo (el uso de Ochin para que cargue con ellos tiene un toque de riesgo-recompensa) y elegir bien el tipo de plantanimal que se usa contra ellos.
En este sentido también hay novedades. De momento hemos visto los rojos, que en la exploración permiten quitar de en medio zonas de lava que nos impiden el paso; los amarillos, que destruyen barreras electrificadas; y los nuevos Pikmin de hielo, capaces de congelar momentáneamente a los enemigos y de convertir charcos en superficies por las que caminar. Hay otros, los Pikmin luminosos, que parecen protagonistas de una gran novedad que no hemos podido probar: las incursiones nocturnas, donde todo será más difícil y las criaturas estarán en una especie de estado de rabia.
Las divertidísimas batallas Dandari
En las cuevas que hemos comentado antes no siempre nos encontraremos niveles subterráneos, sino que a veces tendrá lugar una Batalla Dandari. Se trata de enfrentamientos contra una especie de astronauta ermitaño donde la pantalla se parte en dos, permitiendo ver lo que está haciendo el oponente. El objetivo es conseguir más recursos que el rival en un pequeño escenario compartido, con una cantidad de Pikmin limitados y en partidas muy intensas que duran apenas un par de minutos.
Nos han encantado. Son directas y rápidas, pero nos obligan a tomar decisiones constantemente, a planear una estrategia y a actuar con agilidad cuando nos la descalabran. ¿Es mejor ir a nuestra bola consiguiendo los recursos mientras el contrario hace lo mismo, y ya nos pelearemos más tarde por lo que quede? ¿O esperamos a que sus Pikmin recolecten los objetos y mandamos los nuestros a pelear para que los roben? ¿Y qué hacemos con su Ochin de Hacendado, lo dejamos tranquilo porque cuesta vencerlo o tratamos de derrotarlo rápidamente porque no disponer de él es una clara desventaja?
Son todo un acierto, y además, son muy rejugables porque cada una tienen un sistema de puntuación al final que nos recompensa con una medalla (hasta platino). Sin embargo, es una lástima que no haya multijugador en línea, pues tiene muchísimo potencial, aunque sí se puede jugar en local a pantalla partida desde el menú principal.
Bonito y pixelado
En cuanto a lo visual, es precioso, fluido y cuqui. El diseño de los enemigos, sobre todo los más grandes, es genial; y el estar en una versión gigantesca de nuestro mundo, donde se utilizan bolsas de papel para crear rampas y recogemos objetos de la vida cotidiana, no pasa de moda. Vaya, que es genial en lo artístico y que hay modelados que sorprenden.
Sin embargo, le ocurre algo parecido a lo que pasaba con Yoshi’s Crafted World. Hay muchas texturas borrosas, es fácil ver dientes de sierra y hay mucho contraste entre lo que tiene prioridad para verse bien y lo que queda en un segundo plano. Eso sí, el sonido es fantástico, tanto por la música como, sobre todo, por los efectos: lanzar Pikmin a mogollón es supersatisfactorio por los gruñidos que emiten.
La aventura estratégica comienza el 21 de julio
Pikmin 4 lima muchas de las asperezas de la saga, acercándola a más jugadores, sobre todo con mejoras de calidad de vida, pero también ofreciendo una estructura y un ritmo de juego más tranquilo que permite a cada cual abordarlo como quiera, dejando más espacio a la exploración. Pero no faltan las batallas un tanto difíciles y situaciones en las que hay que gestionar bien nuestros recursos. La gran novedad es Ochin, un perrito adorable que abre muchas posibilidades jugables, además de elementos de Pikmin inéditos, las geniales Batallas Dandari y esas expediciones nocturnas que no hemos podido probar aún. La misión por encontrar a los viajeros espaciales perdidos comienza el 21 de julio, pero el 29 de junio estará disponible una demo con la que vosotros mismos tendréis un primer contacto con los astronautas, los plantanimales, y sobre todo, con Ochin.
Hemos realizado estas impresiones tras jugar dos horas invitados en las oficinas de Nintendo España.