Ya han pasado casi tres años desde que tuvimos la oportunidad de disfrutar de Fire Emblem: Three Houses, una de las mejores entregas que nos ha dejado esta veterana saga de Intelligent Systems y también uno de los mejores videojuegos de todo el catálogo de Nintendo Switch, lo que no es decir precisamente poco cuando hablamos de una consola que en cuestión de un lustro nos ha dejado innumerables juegazos y obras maestras.
Si bien todos dábamos por hecho que la próxima vez que Fire Emblem volviese a la actualidad lo haría con un nuevo título principal, en el último Nintendo Direct la compañía nos sorprendió con el anuncio de Fire Emblem Warriors: Three Hopes, un musou desarrollado por Omega Force que nos llevará de vuelta a Fódlan para vivir una historia alternativa a la del juego original.
Por suerte, su lanzamiento no se ha hecho de rogar y este mismo mes llegará a las estanterías de las tiendas de todo el mundo. En Vandal ya tenemos una copia de su versión final y hemos podido sumergirnos en sus batallas durante 20 horas, tiempo que nos ha servido para hacernos una buena idea de qué es lo que podemos esperar de él.
Y si algo os podemos ir adelantando desde ya es que nos está pareciendo uno de los mejores musous que hemos probado nunca.
Una historia alternativa
De este modo, volvemos a encontrarnos ante un título de acción masiva que sigue a rajatabla las bases fundamentales del género: enfrentarnos contra cientos e incluso miles de enemigos a la vez mientras nos movemos por el campo de batalla cumpliendo los diferentes objetivos que nos vayan indicando, todo ello con un sistema de control sencillo y accesible que viene acompañado por un desarrollo completamente frenético y muy intenso.
Sin embargo, esta vez se ha intentado ir un paso más allá en su estructura y se ha apostado por hacer algo similar a lo que cabría esperar de un nuevo Fire Emblem, con la diferencia de que sus combates tácticos por turnos dan paso a la acción desenfrenada de un musou. Esto, de entrada, significa que aquí la historia es la que manda y que la narrativa tiene muchísima presencia, con montones de conversaciones y largos vídeos que van desarrollando un guion que, de momento, nos está gustando mucho.
Como dijimos antes, aquí viviremos unos eventos alternativos a los que tuvieron lugar en Three Houses. De hecho, tendremos a un nuevo y misterioso protagonista que ve a Byleth como su principal enemigo (o enemiga, pues podemos seleccionar su sexo) y por supuesto, al poco de empezar a jugar nos harán escoger entre las tres casas que todos conocemos: Águila Negra, León Azul o Ciervo Dorado, y dependiendo de nuestra elección cambiarán los personajes iniciales que podremos controlar y la ruta argumental que seguiremos, aunque esto último es algo que todavía no hemos podido explorar a fondo.
No vamos a entrar en muchos detalles, pero sabed que aquí la parte escolar se pasa de puntillas y la trama se centra por completo en la guerra que estalla entre las tres potencias de Fódlan, permitiéndonos disfrutar de un apasionante conflicto bélico donde las alianzas, las traiciones, los giros y las tácticas militares están a la orden del día.
La nueva guerra de Fódlan
Centrándonos en su jugabilidad, esta podríamos dividirla en dos partes bien diferenciadas. Por un lado, tenemos nuestro campamento principal, por el cual podremos movernos libremente entre batallas para comerciar, mejorar estructuras con los recursos que obtengamos, gestionar nuestras unidades, repetir combates ya superados y hablar con el resto de personajes.
Además, contaremos con una serie de puntos de entrenamiento y de actividad que podremos invertir para subir el nivel de las clases de nuestros héroes en el caso de los primeros y para ayudar con tareas cotidianas, cocinar y dar paseos en el de los segundos. Al igual que en Three Houses, estos puntos son limitados y solo los recuperaremos en su totalidad al finalizar un capítulo, por lo que conviene usarlos con cuidado para así optimizar la progresión de nuestras tropas y potenciar sus niveles de apoyo.
Por su parte, las batallas son exactamente lo que podéis imaginar: puro musou. Eso sí, no esperéis que sean un simple aporreo de botones, ya que en este juego hay que usar muchísimo la cabeza y todo se ha diseñado para que tengamos que poner en práctica nuestras habilidades como estrategas. Esto se acaba traduciendo en unos mapas enormes en los que no paran de ocurrir cosas y donde nos tocará lidiar con numerosos objetivos a la vez, obligándonos a abrir constantemente el menú táctico para dar órdenes a los personajes que no controlemos para que ataquen bases, frenen enemigos, se encarguen de proteger a alguien, abran una puerta o activen algún interruptor, por mencionar tan solo unos pocos ejemplos.
Tenemos que admitir que nos está sorprendiendo muchísimo y para bien la variedad de objetivos de la que hace gala el título, bastante más alta de lo que es habitual en el género y con mapas que cuentan con sus propias mecánicas a tener en cuenta, ya sean trampas que hay que desactivar, muros que pueden derribar las unidades acorazadas para abrir atajos o abismos que las clases voladoras pueden sortear para llegar antes a ciertos sitios.
Este componente táctico también se ve reforzado gracias a la importancia que tienen las propias habilidades de nuestros personajes, las cuales pueden conferirles ventajas frente a determinados tipos de unidades enemigas, algo que se nota muchísimo, pues haremos bastante más daño a la vez que recibiremos menos, por no hablar de que tendremos más facilidad para exponer su punto débil para aturdirlo y realizar un devastador ataque. Eso sí, lo mismo puede suceder al contrario, por lo que es fundamental escoger bien las batallas que queremos que libren nuestros guerreros, especialmente cuando no los controlemos, para que así sus probabilidades de alzarse victoriosos sean mayores (esto se nos indica con unos porcentajes cuando damos órdenes en el mapa táctico, al más puro estilo Fire Emblem).
Por lo demás, los movimientos y estilos de combate de los personajes dependen de su clase, la cual no es fija, por lo que podremos desbloquear multitud de ellas para que las dominen y puedan acceder a otras más avanzadas y poderosas. Evidentemente, al subirlas de nivel también obtendremos habilidades (tanto pasivas como activas) que podemos equiparnos con muchos otros trabajos, dándonos así un nivel de personalización altísimo. Y ojo con esto, ya que cada personaje aprende cosas distintas incluso aunque usen una misma clase. Sumadle sus habilidades personales y los beneficios que obtienen muchos de ellos de los Emblemas que portan, y os haréis una idea de la profundidad que tiene todo este sistema.
En otro orden de cosas, debemos comentar que nuestro objetivo principal en cada capítulo será conquistar territorios en un mapa general de Fódlan para abrirnos camino hasta la gran batalla del episodio en el que nos encontremos. Para hacernos con las tierras circundantes, simplemente tendremos que superar unas escaramuzas de pequeña escala que suelen ser muy cortas y que se centran en que cumplamos únicamente una o dos tareas. Cada vez que completemos una, esa zona pasará a nuestro poder y podremos visitar sus aldeas y localizaciones para obtener recursos y otra serie de interesantes recompensas, aunque a veces nos pedirán algo a cambio.
Aquí podremos decidir si atajar y tomar el camino más corto hasta la misión principal del episodio o intentar conquistarlo todo, aunque si apostamos por la vía rápida recibiremos más puntos de reputación de lo normal. Eso sí, una vez terminemos el capítulo no podremos volver atrás y nos quedaremos sin la posibilidad de completar lo que nos hayamos dejado.
Un apartado gráfico discreto, pero funcional
Quizá la parte más floja del juego la tengamos en sus gráficos, ya que ni los escenarios, ni las texturas destacan demasiado, por no hablar de una resolución que va algo justa, especialmente en portátil. Aun así, hace un buen trabajo a la hora de mantener la tasa de imágenes por segundo por más enemigos y efectos que se junten en pantalla y también sabe poner un buen espectáculo en pantalla cuando estamos arrasando el campo de batalla con nuestras técnicas especiales. Además, los modelados cel shading de los personajes cumplen de sobra y las secuencias de vídeo principales hacen muy buen trabajo a la hora de emular una película de anime en 3D. No hay muchas de este tipo, pero las que hemos visto nos han gustado.
Lo que sí que nos ha enamorado es su banda sonora: simplemente sublime. La mayoría son temas que ya conocemos de Three Houses, aunque con un ritmo un poco más acelerado y sin caer en los guitarreos exagerados que suelen predominar en los musous, manteniendo así el tono épico del juego original en el que se basa. De hecho, todos los temas de batalla cuentan con dos versiones distintas: una con mucha instrumentación y de mayor intensidad para cuando estamos repartiendo tortas y otra más pausada y suave para los momentos en los que abrimos el mapa táctico y damos órdenes, emulando así el comportamiento que tenía la música en el título de 2019. Los efectos son contundentes y crean un ambiente de guerra convincente, mientras que el doblaje nos llega tanto en inglés como japonés con textos en español.
Un musou que apunta a lo más alto del género
Todavía nos queda muchísimo por jugar para poder daros nuestra valoración final, pero ahora mismo la mezcla entre musou y Fire Emblem: Three Houses no nos podría estar pareciendo mejor. Omega Force ha conseguido una fusión de elementos que funciona de maravilla, aunando una historia épica con unas batallas muy intensas y frenéticas, pero en las que también nos obligan a pensar bastante y a ser buenos estrategas. Si a esto le sumamos, además, un sistema de progresión fantástico, una jugabilidad muy satisfactoria, unas misiones y mapas genialmente diseñados y una gran cantidad de contenidos, tenemos todos los ingredientes para hacer de este un juego que apunta directamente a lo más alto del género.
Hemos realizado estas impresiones gracias a un código de descarga de la versión final que nos ha ofrecido Nintendo.