Dragon Quest XI: Ecos de un pasado perdido es, sin lugar a dudas, uno de los mejores JRPG de los últimos tiempos, algo que los usuarios de PlayStation 4 y PC ya han podido comprobar. Ahora, un año después, por fin vamos a tener la oportunidad de disfrutarlo en Nintendo Switch en la que la propia Square Enix ha definido como la versión definitiva de este juegazo.
Gameplay comentado
Y no es para menos, ya que trae consigo multitud de jugosos extras y contenidos adicionales exclusivos que prometen llevar la experiencia a un nuevo nivel, haciendo de esta una aventura todavía más completa, ambiciosa y disfrutable.
Una conversión muy ambiciosa
Para los recién llegados, decir que estamos ante un juego de rol japonés con combates por turnos al más puro estilo clásico que destila encanto y buen hacer por los cuatro costados, ofreciéndonos un apasionante y largo viaje de espada y brujería repleto de giros de guion, inolvidables historias personales, un mundo coherente y construido con mucho mimo que se siente vivo, épicos combates y personajes tremendamente carismáticos que no paran de evolucionar y con los que resulta imposible no encariñarse.
Todo esto se ha mantenido intacto en la consola de Nintendo, aunque ahora se ha querido aprovechar la ocasión para ampliar más si cabe la trama principal con la inclusión de una serie de nuevos capítulos dedicados a nuestros compañeros, mostrándonos qué es lo que hicieron durante un punto muy concreto de la historia. Evidentemente, entrar en más detalles sería caer en spoilers, aunque si jugasteis al resto de versiones os resultará fácil ubicar el momento en el que se desarrollarán.
Lo más interesante es que estos episodios serán independientes para cada uno de los miembros del grupo, ofreciéndonos pequeños relatos en los que nuestros protagonistas vivirán sus propias aventuras, reclutarán nuevos aliados para su causa y lucharán contra jefes exclusivos.
Por otra parte, los fans más nostálgicos se alegrarán de saber que para esta versión se ha recuperado el modo retro de Nintendo 3DS (una edición que nunca consiguió salir de Japón, así que se trata de toda una novedad en Occidente), gracias al cual podremos jugar toda la aventura con el estilo gráfico y jugable que cabría esperar de un JRPG de 16 bits. De hecho, los sprites recuerdan muchísimo al remake de Dragon Quest III para Super Famicom.
Evidentemente, los mapas con algo de verticalidad y plataformeo están adaptados a este modo, ya que en él no podremos saltar, y los combates serán aleatorios, por lo que no veremos a los enemigos por el mapa. Es más, la distribución de los turnos cambia por completo y en vez de dar las órdenes cuando nos toque actuar, se desarrollan por rondas en las que tendremos que introducir los comandos de todo el grupo antes de que se produzca el intercambio de golpes.
Aquí conviene destacar que no podremos alternar entre ambas modalidades siempre que queramos, ya que esto solo puede hacerse en las iglesias y tras guardar la partida previamente, y no nos dejará siempre en el mismo punto del mapa. Además, el cambio requiere que pasemos por una pantalla de carga bastante larga.
Hablando de gráficos, tenemos que admitir que nos ha sorprendido muchísimo lo bien que se ve el juego en la híbrida, al menos en su modo sobremesa, ya que no hemos podido jugarlo en portátil todavía. La versión de la que parte a nivel visual es la de PS4 y PC, y aunque se han hecho innegables sacrificios técnicos, lo cierto es que da la talla, especialmente si tenemos en cuenta que estamos hablando de una consola que nos podemos llevar a cualquier parte.
Los recortes más notables los tenemos en su resolución y en su distancia de dibujado, propiciando que se vea más borroso y que haya multitud de elementos que vayan apareciendo repentinamente ante nosotros a medida que nos acercamos a ellos. Las texturas también son de peor calidad y la iluminación ha empeorado, con unos sombreados mucho menos efectivos.
De todos modos, gracias a su fantástico apartado artístico y a su estética alejada del realismo, consigue mantenerse como una aventura muy bonita, digna y perfectamente disfrutable por cualquier fan de la saga y de los JRPG que no desmerece en absoluto.
Otro detalle interesante es que también se recuperan las mazmorras exclusivas de 3DS en las que viajaremos a los mundos de Dragon Quest anteriores, replicando incluso sus apartados visuales y musicales. Por desgracia, no hemos podido ver ninguna en esta demo, pero es un tipo de contenido que estamos deseando descubrir.
Finalmente, en lo referente al sonido existen dos grandes novedades: la inclusión de música orquestal y de voces en japonés. Así pues, podremos decidir si queremos escuchar los arreglos sinfónicos de la banda sonora mientras jugamos u optar por los midis originales del resto de versiones (basta con abrir el menú de opciones para alternar entre ambos estilos). Lo mismo se puede decir del doblaje, ya que el inglés seguirá presente para quienes así lo prefieran.
La edición definitiva del mejor Dragon Quest
Este primer contacto con Dragon Quest XI en Switch nos ha dejado muy satisfechos. Hay muchos contenidos extras, jugosas mejoras y mantiene el tipo en lo técnico. Tenemos mucha curiosidad por probarlo en portátil, ya que jugar a este juegazo en cualquier parte debe ser un auténtico lujo, pero sea de un modo u otro, lo que nos ha quedado claro es que Square Enix está trabajando y mimando esta conversión y que la larga espera para poder disfrutarlo en la consola de Nintendo ha merecido la pena.
Hemos realizado estas impresiones tras probar una demo en un evento para prensa celebrado en Gamepolis al que fuimos invitados por Nintendo.