El desarrollo de Daemon X Machina, el nuevo juego de Marvelous en exclusiva para Nintendo Switch, no debe de estar siendo nada fácil. La demo que se publicó el pasado mes de febrero no terminó de gustar a todo el mundo, motivo por el que la compañía ha trabajado muy duro estos últimos meses con el único objetivo de corregir y mejorar esos puntos que habían sido objeto de crítica por parte de los fans.
Gameplay comentado
Ahora hemos tenido la oportunidad de echarle el guante a una versión casi final en la que ya están presentes todas esas actualizaciones, aunque tenemos que admitir que nuestro reencuentro con este título ha sido menos satisfactorio de lo que esperábamos.
Acción a bordo de mechas
Para los que no sepáis nada de esta producción, decir que se trata de un juego de acción en el que tendremos que superar multitud de misiones mientras pilotamos unos mechas que han sido bautizados como arsenales.
La estructura nos ha recordado mucho a lo que cabría esperar de un juego como Monster Hunter, con una base principal desde la que podremos gestionar el equipo de nuestro robot, interactuar con otros jugadores y aceptar misiones que se dividen por rango y dificultad.
Algo que nos ha llamado poderosamente la atención es la gigantesca cantidad de opciones que tenemos en el hangar para personalizar hasta el más mínimo detalle de nuestro arsenal, con decenas de piezas para cada parte del cuerpo, pinturas, armas y cualquier cosa que se os pueda pasar por la cabeza.
Mentiríamos si os dijésemos que no nos hemos sentido abrumados navegando por los menús, por lo que parece claro que los amantes de los mechas van a disfrutar como nunca personalizando y poniendo a punto sus robots ideales, teniendo aquí uno de sus apartados más cuidados y trabajados.
Por supuesto, existe una opción con la que podremos guardar nuestras configuraciones favoritas para acceder a ellas rápidamente, así que tendremos la posibilidad de preparar varios arsenales distintos que se amolden a diferentes tipos de situaciones.
Mejoras respecto a la demo pero, ¿son suficientes?
Lamentablemente, los problemas no tardan en aparecer cuando pasamos a la acción, tal y como pudimos comprobar en las dos misiones que jugamos. La primera de ellas consistía únicamente en destrozar a todos los enemigos que aparecían en pantalla, ideal para calentar y hacerse a los controles, ya que los rivales caían con unos pocos disparos y no eran especialmente agresivos.
Las mejoras respecto a la demo son evidentes, especialmente en lo relativo a controles e interfaz, con más indicadores y ayudas visuales en pantalla que nos señalan cosas como las direcciones desde las que provienen los ataques enemigos o la barra de vida de los jefes. El control de nuestro mecha también es más cómodo e intuitivo, con una disposición de los botones mejor estudiada, la posibilidad de fijar blancos y menos retardo en las recuperaciones de las animaciones de ataque y recarga, haciendo que batallar sea una experiencia más ágil y dinámica.
Sin embargo, la sensación que transmiten los impactos que conseguimos sobre nuestros adversarios deja muchísimo que desear, el control de vuelo del robot sigue siendo un tanto torpe y tiene margen de mejora, los escenarios apenas ofrecen posibilidades tácticas que podamos aprovechar en nuestro favor, los enemigos son muy poco interesantes y el diseño de misiones nos ha parecido muy pobre.
No en vano, nos ha resultado increíblemente molesta la tendencia del título de pausar la acción para mostrarnos en unas prescindibles secuencias de vídeo de apenas diez segundos cómo llegan los refuerzos del bando rival al terreno de combate, algo que se podría haber hecho perfectamente mientras jugamos a través de un aviso por radio, en vez de "cortarnos el rollo" cada poco tiempo cuando estamos enfrascados en un tiroteo. Puede parecer exagerado, pero cuando esto ocurre cuatro veces en una misión que apenas dura cinco minutos, os podemos asegurar que no le hace ningún bien al diseño del juego.
Tampoco nos han convencido demasiado los límites de altura a los que podemos volar, mucho más bajos de lo que cabría esperar y muy mal indicados, provocando que muchas veces nos elevemos demasiado sin darnos cuenta y nuestros motores se desactiven, obligándonos a esperar a caer al suelo para poderlos reactivar, por lo que la sensación de libertad que debería de transmitir el pilotar un mecha en grandes espacios abiertos queda muy mermada. Probablemente, un techo invisible habría sido mejor solución que la que se ha tomado.
Por suerte, la cosa mejoró considerablemente en la segunda misión que jugamos, donde nos tuvimos que enfrentar a un descomunal jefe con forma de gusano mecánico que podía esconderse bajo tierra para evitar nuestros ataques e intentar pillarnos desprevenidos.
Tal y como cabría esperar, contaba con numerosas armas que podíamos destruir una a una para evitar que nos atacase con ellas, algo mucho más fácil de decir que de hacer, ya que rara vez paraba quieto y en ningún momento dejaba de avasallarnos con sus proyectiles. Otra estrategia pasaba por centrar nuestros disparos en sus puntos débiles para maximizar nuestro daño, lo que no es ninguna tontería considerando que nuestro rival era una auténtica esponja de balas a la que la vida apenas bajaba.
En líneas generales, nos pareció una batalla muy interesante por cómo iba evolucionando a medida que reducíamos su barra de salud, volviéndose cada vez más peligroso, certero y letal, aunque no creemos que el enfrentamiento estuviese bien equilibrado para un jugador, ya que teníamos que vaciar cargadores enteros de munición para que la vida le bajase tan solo un poco.
Es una pena que no pudiésemos probar su multijugador, ya que este tipo de combates en compañía tienen una pinta muy prometedora por todas las estrategias a las que se prestan. No en vano, la sensación que hemos tenido al jugar ha sido la de que se han diseñado pensando exclusivamente en esta vertiente, así que tendremos que esperar a la versión final para ver cómo equilibran todo esto.
A nivel visual apuesta por un cel shading muy resultón que le sienta bastante bien, lo que combinado con el excelente diseño de los mechas y el tipo de coloreado por el que se ha apostado nos deja con un apartado artístico muy bueno y con personalidad, camuflando de esta manera algunos defectos como los desangelados escenarios en los que se desarrolla la acción y lo poco interactivos que llegan a ser o la poca calidad de algunas texturas.
En lo referente al sonido, la banda sonora hace gala de varios temas que apuestan decididamente por el rock para aumentar la intensidad de las batallas, aunque apenas hemos podido apreciarlos, ya que quedaban completamente tapados por el ruido de los disparos y las conversaciones entre personajes.
Una nueva toma de contacto con muchas dudas
Como veis, Daemon X Machina sigue sin convencernos del todo. Tiene cosas que nos han gustado, como la abrumadora cantidad de posibilidades que nos brinda a la hora de personalizar a nuestros mechas, su apartado artístico o el enfoque que se les ha dado a las batallas contra los jefes gigantes, pero las sensaciones que transmite a los mandos siguen sin ser del todo satisfactorias y algunas decisiones en el diseño de sus misiones nos han parecido un tanto cuestionables.
Queremos creer que estas impresiones tan agridulces que nos ha dejado se deben simplemente a una demo mal escogida que no ha sabido mostrarnos el auténtico potencial de la obra, así que seguiremos a la espera de su versión final para ver hasta dónde será capaz de llegar realmente. Por suerte, no queda mucho para ello y podremos surcar los cielos a bordo de nuestro arsenal a partir del próximo 13 de septiembre.
Hemos realizado estas impresiones tras probar una demo en un evento para prensa celebrado en Gamepolis al que fuimos invitados por Nintendo.
