Durante años la saga de juegos de Tony Hawk ha disfrutado de una relativa tranquilidad, pero desde hace un tiempo Electronic Arts ha decidido meterse en su terreno con la saga Skate, y Ubisoft va camino de hacer lo mismo tirando de otro nombre: el de Shaun White.
Aunque a White lo hemos conocido en su faceta de deslizarse a toda velocidad sobre la nieve, resulta que las ruedas y el asfalto tampoco se le dan mal, al menos mientras hay una tabla en juego, y no es de extrañar que Ubisoft haya decidido apostar por su nombre para su saga de monopatines.
Shan White Skateboarding parece buscar ser, ante todo, un título asequible capaz de captar a todo un sector del público que quizás no ha estado hasta ahora demasiado interesado en este subgénero deportivo, o que quizás lo ha estado pero no ha conseguido verle el atractivo a las otras sagas establecidas.
Esto se traduce en un sistema de piruetas que es sorprendentemente sencillo a la hora de realizar los movimientos base, y un buen tutorial que nos instruirá en el noble arte de no caerse de la tabla. De la misma manera, el modo para un jugador se desvelará ante nosotros como una historia bastante bien llevada para lo que es el género.
No nos vamos a engañar: no nos ha parecido, hasta donde hemos podido jugarlo, que sea una historia que realmente vaya a pasar a los anales, pero desde luego logra su cometido de ofrecer un incentivo adicional. La historia promete unas quince horas de duración, y hasta donde hemos visto parece que va a cumplir con eso, y nos pone en una ciudad gris, mortecina, a la que iremos inyectando vida animando a la gente con nuestras piruetas casi imposibles. Así, el color va volviendo a la ciudad, y las personas que hay por las calles se animan y se vuelven felices.

Es bastante simplista, sí, pero lo cierto es que es una premisa que muestra unos objetivos claros y el toque fantasioso está razonablemente bien medido, y sirve para pautar una ruta de progreso que sin duda incentivará a los jugadores que necesiten ese toque adicional.