Análisis de Shaun White Skateboarding (PS3, PC, Xbox 360)
Shaun White se dio a conocer en los videojuegos con su saga de snowboarding, y ahora ha decidido que el patín va a ser su nuevo foco de atención con esta entrega deportiva que vuelve a correr a cargo de Ubisoft, y que representa la primera entrada de la compañía en este sector competido por la veteranísima Tony Hawk, de Activision, y la más reciente Skate, de Electronic Arts.
El deportista no es un novato en este sector, y lo cierto es que es un skater reconocido, pero su juego no ha resultado tan bien ejecutado como la que tiene la nieve como ambiente principal, y eso que ofrece propuestas muy originales y frescas. El resultado, como veremos, tendrá importantes atractivos para parte del público, pero buena parte del mismo seguramente prefiera ir a una apuesta más segura.
La sensación inicial que transmite Shan White Skateboarding es que éste parece buscar ser, ante todo, un título asequible capaz de captar a todo un sector del público que quizás no ha estado hasta ahora demasiado interesado en este subgénero deportivo, o que quizás lo ha estado pero no ha conseguido verle el atractivo a las otras sagas establecidas. De hecho, lo cierto es que se configura como una clara alternativa, pero quizás la búsqueda de esta diferenciación le ha llevado a estar poco definido en algunos aspectos.
Para empezar, nos presenta un mundo vacío de color en el que un gobierno totalitario impone un régimen mustio y sieso, pero la historia, en sí misma, no nos cuenta nada, ni hace ningún esfuerzo por ofrecer un contexto. Esta premisa ficcional es la que se te da, y punto. Es un poco raro, porque hubiese dado juego para ofrecer algo de guión sustancial; no necesariamente trascendental, pero sí algo de chicha. Hay personajes secundarios y situaciones graciosas, y todo resulta en realidad muy desenfadado.
En este mundo, Shaun White es un convicto, y nosotros jugamos principalmente con el personaje que nos hayamos creado. Esto no tiene mayor importancia a nivel jugable, ni mucho menos, pero es posible que haya gente que eche en falta una importancia más central del propio Shaun en el videojuego. Por supuesto, nuestro objetivo último es liberar a Shaun White, y para eso debemos introducir emociones en el mundo, dándole color, a través de piruetas de todo tipo con el monopatín. El efecto es bonito, está muy bien logrado, y es parte de la aportación de fantasía del juego.
Otro punto de fantasía adicional es que podemos crear formas proyectando rampas, raíles y demás lugares por los que hacemos piruetas, de manera que, por ejemplo, se termina una barandilla, sí, pero vamos proyectando una flecha que nos permite sostenernos, volando sobre ella, prolongando la pirueta. El problema es que al final uno se da cuenta de las rutas están prediseñadas, así que en realidad no hay un factor creativo en este elemento: debemos llegar hasta el punto de final precios, para enlazar con la próxima tanda de piruetas. Tiene más implicaciones en el multijugador pero en el modo principal para un jugador, más allá del factor sorpresa inicial, luego se desinfla, aunque muestra que el compromiso con la realidad del título es, de hecho, bastante bajo.
Del mismo modo, es necesario mantener el impulso, el flujo de movimientos, pues eso potenciará nuestra capacidad de traer color a este mundo, como si fuese algo parecido a un sistema de combos o potenciador de puntuaciones, según queramos verlo.
El control, en líneas generales, se traduce en un sistema de piruetas que es sorprendentemente sencillo a la hora de realizar los movimientos base, pese a que es aconsejable practicar y superar los tutoriales. éste nos recordará con su uso de las dos palancas analógicas a la saga de Electronic Arts, que ha demostrado ser una de las mejores opciones posibles, pues cuando la palanca analógica derecha se emplea en combinación con los botones las opciones se multiplican. Debemos destacar, además, que los más inexpertos pueden optar por un sistema que reduce las pulsaciones la mínimo, siendo semiautomático, por lo que pulsando únicamente un botón fijo en el mando realizaremos la pirueta apropiada.
Sin embargo, se han centrado tanto en que resulte accesible y fácil que le falta la profundidad jugable en el control que sacan a relucir sus rivales que, además, tampoco son tan complejos, ni mucho menos. Lo más negativo, en todo caso, el sistema de física. Como hemos visto, el juego tiene amplios elementos de fantasía, pero dado el género al que pertenece, la física realista debería seguir siendo más que aconsejable. Es poco sólida, aunque coherente a nivel interno, pero lo lógico es esperar una respuesta más realista.
La historia ofrece más o menos una docena de horas de duración, y cuenta con múltiples retos que aportan variedad, aunque no son muy retantes. Algunos resultan divertidos, y otros no tienen mucho interés real, aunque tienen sentido del desarrollo de la historia general.
Además del modo para un jugador, Shaun White Skateboarding ofrece cuatro opciones multijugador que parten en su base del mismo concepto de un mundo sin color que debemos restaurar. Ministry vs. Rising nos ha mostrado una modalidad por equipos en el que una banda de patinadores compite contra "el gobierno" por controlar zonas a las que deben restituir el color (el otro bando, claro, se lo quita). Go With the Flow permite ser jugado tanto en individual como en equipos mientras sumamos puntos, sin condicionantes determinados. Free Skate, por su parte, es el modo libre en línea para hasta ocho jugadores, sin objetivos, sin competición, por lo que se trata sólo de lucirse, de pasarlo bien sin más con los amigos que disfruten también de este juego. Por último, Shaping Battle nos permite crear obstáculos con nuestro propio movimiento, usando el flujo del movimiento, algo que sólo se consigue bajo determinadas circunstancias, ganando el que más hay creado.
Los modos multijugador cuentan con poderes especiales que encontraremos repartidos por los escenarios, tanto dándonos ventajas específicas para nosotros (como un equilibrio perfecto) como para ser usados contra rivales, por lo que no sólo se introducen las mecánicas de piruetas y color del juego principal, sino que los ítems se convierten en otra pieza clave de las propuestas multijugador.
Visualmente, los usuarios que dispongan del material apropiado podrán disfrutar de imagen tridimensional, y puesto que ésta luce más que bien en juegos de velocidad y similares, su ejecución en Shaun White Skateboarding parece acertada pese a que carezca de implicaciones jugables. Sin embargo, lo cierto es que los modelados de los personajes tienen poco detalles, pero sin llegar a desentonar dentro del mundo de fantasía creado para la ocasión. La tasa de imágenes por segundo tiene fluctuaciones, y pierde suavidad, lo que puede ser molesto en ocasiones.
El apartado sonoro destaca por su banda sonora, y unos efectos competentes que, sin embargo, no reflejan en ningún momento los golpes, lo que crea una sensación extraña. No se trata de que se oiga cómo se rompen huesos, pero la colisión está ahí, es real en el juego, y es una decisión rarísima dentro del campo del diseño sonoro.
Conclusiones
Shaun White Skateboarding es un juego de monopatín de lo más singular, poco o nada centrado en la simulación, e incluso su planteamiento arcade resulta mucho más plataformero que deportivo, por lo que puede crear reacciones muy adversas en los más apasionados de este deporte. Por otro lado, su ligera historia, su fácil control, y su apuesta por la fantasía lo convierten en una alternativa interesante para quienes sepan muy bien qué van a encontrarse en el título.