Hace unas semanas tuvimos ocasión, en las oficinas de Electronic Arts, de probar el nuevo Burnout Paradise para Xbox 360 y PlayStation 3. Aunque no es la primera entrega de nueva generación de la saga de Criterion Games, sí se trata de la primera gran apuesta por el cambio por parte de esta saga iniciada en PlayStation 2 y que en su día llamó la atención por la espectacularidad de sus colisiones y su conducción arcade que, bajo una sencillez en el control, exigía precisión para evitar el tráfico.
Desde entonces ha habido cuatro entregas de Burnout y se han ido añadiendo elementos nuevos, siendo el más notable los Takedowns, la posibilidad de echar al rival de la carretera.
Burnout Paradise es un nuevo giro de tuerca en la saga, prescindiendo definitivamente de los circuitos cerrados para sumergir al jugador en Paradise City, una ciudad creada desde cero para el juego, inspirada en otras, con el objetivo de ser el escenario perfecto para una combinación de carreras tradicionales, persecuciones y colisiones.
Burnout Paradise se ha hecho desde cero, comenzando por un nuevo motor gráfico específicamente realizado para la ocasión por Criterion Games, una compañía que precisamente cuenta con la realización de motores y herramientas de desarrollo entre sus especialidades. Aunque las dos versiones son iguales, el productor nos mencionó que el desarrollo se ha comenzado en PlayStation 3. Precisamente fue la versión de la consola de Sony la mostrada, incluyendo el uso de la cámara de la consola para ciertas posibilidades multijugador que comentaremos más adelante.
El mundo abierto de Paradise da al jugador completa libertad a la hora de elegir qué carrera escoger. Al contrario que en el resto de los juegos del estilo, todos los eventos de Paradise están abiertos desde el principio, y lo único que el jugador tendrá que desbloquear serán los coches. La ciudad está estructurada por calles, que nos indica el juego en el propio interfaz, y en las intersecciones de dichas calles, en los semáforos, será donde podremos afrontar los diferentes desafíos, que van desde las clásicas carreras hasta las competiciones de takedown, pasando por varias nuevas modalidades. Uno de los aspectos llamativos de este nuevo Burnout es la ausencia de pantallas de carga, menús o interfaces; todo se hace en el propio juego, desde comenzar una carrera –pulsando al mismo tiempo acelerador o freno- hasta pasar por el taller de reparaciones, no hay pantalla de menú que interrumpa la acción.
Recorriendo Paradise City, los diseñadores nos mostraron cómo en los cruces de calles, en los semáforos, podemos afrontar diferentes desafíos, desde las clásicas carreras y las exhibiciones para conseguir puntos, hasta la "furia callejera" –hacer el mayor número de Takedowns posibles en un tiempo límite-, pasando por nuevas modalidades, como la supervivencia. Las pruebas tienen lugar en la propia ciudad de Paradise City, con un punto de salida y otro de llegada, y una ruta sugerida, pero con la posibilidad de seguir nosotros la que queramos y, por supuesto, de aprovechar los numerosos atajos de la urbe.
La prueba de supervivencia se nos mostró con bastante detalle, teniendo el jugador que llegar a un punto del mapa mientras una serie de coches de color negro le persiguen, intentando hacerle takedowns. Para evitarlo tendremos que pasar por atajos –los coches negros no pueden ir por ahí- y reparar nuestro coche en los diferentes talleres que encontraremos por Paradise City y que aparecen convenientemente señalizados en el útil mapa en miniatura de una de las esquinas de la pantalla.
Los coches vuelven a jugar un papel muy importante en Burnout, y esta vez están divididos en tres estilos, algunos de ellos compartiendo coches pero con diferentes modificaciones. Los estilos no solo servirán para clasificar algunas carreras específicas de uno en concreto, sino que realmente tienen pros y contras en la conducción de un coche. Los coches de velocidad tienen una barra de turbo que puede multiplicarse, aunque primero habrá que llenarla; los coches de piruetas parten con la barra siempre llena, aunque está limitada, y evidentemente son ligeros para permitir todo tipo de saltos y giros imposibles; finalmente, los coches de agresión son más duros y pesados para acabar con facilidad con los rivales.
Los choques en Burnout Paradise siguen siendo igual de espectaculares pero no interrumpen tanto la acción, solamente cuando el choque sea demasiado aparatoso. Nuestro coche irá deteriorándose choque tras choque, siendo éste una especie de indicador de vida, que podremos recuperar pasando por los ya mencionados talleres de reparación.
La integración del juego en una ciudad abierta por completo permite la introducción de pequeños desafíos que no son carreras en sí mismas, pero que hacen el deambular por Paradise City más divertido. Habrá multitud de cosas que romper y de pequeños desafíos de puntuación, o de saltos, que realizar. Además, cada calle tiene sus retos, como decíamos al principio. Hay en cada calle dos desafíos de carrera y dos de Crash Mode a los que acceder pulsando los botones de la cruceta.
Terminando con la descripción de Paradise City, aparte de las casas de reparación, que dejarán nuestro coche como nuevo, hay también estaciones de servicio –rellenarán nuestra barra de turbo- y talleres de pintura, que cambiarán el color de nuestro coche automáticamente; en estos tres "lugares" no tendremos que parar, solamente pasar por ellos a toda velocidad, cumpliendo con el objetivo de Criterion de eliminar todo tipo de pantalla o interfaz y centrarse únicamente en la conducción.
Una de las novedades de Paradise en cuanto al modo online se refiere es la posibilidad de jugar en la propia ciudad, sin cambios, contra algunos de nuestros amigos, en un proceso de sincronización. Además, hay tiempos record para cada fragmento de la ciudad, que podremos comparar constantemente con nuestros amigos; de hecho, mientras esperamos a que todos se unan a una partida online y comencemos a jugar carreras propiamente dicha, la pantalla de "lobby" será la propia ciudad de Paradise City e iremos recibiendo información sobre qué están haciendo nuestros amigos en esa sesión de juego –salto más largo, etc…-.
Otra novedad del juego online es la posibilidad de usar la cámara para "pillar" a nuestros amigos cuando les hayamos hecho un takedown. Cuando así ocurra, la cámara fotografiará a nuestro amigo y esa foto nos la quedaremos nosotros, el que lo hemos echado de la carretera, como premio y recuerdo. Esto es solo un detalle en un modo online que permite hasta ocho jugadores y unas grandes posibilidades de configuración, permitiéndonos crear el tipo de carrera que queramos, entre los puntos del mapa de Paradise City que prefiramos, y organizarlas en eventos para competir contra nuestros amigos. Aún más; hay cientos de desafíos cooperativos, con participación de desde dos hasta ocho jugadores, que nos piden por ejemplo chocar con otro jugador en el punto exacto, reunirse todos en un punto en un espacio de tiempo concreto, y otros detalles para dotar de más contenido y diversión a la versión online de Paradise City.
¿Y qué hay sobre el modo Crash? Como decíamos, no solo hay desafíos en Burnout sino que cada calle tiene sus minidesafíos, incluyendo dos del modo Crash. Pero éste ya no está integrado en pequeñas fases, como en anteriores juegos, sino que en cualquier momento del juego podremos entrar en modo Crash, pasando nuestro coche a dar vueltas, pudiendo dar pequeños saltos con el botón de aceleración, y así ir chocando con otros coches y vehículos, ampliando nuestro multiplicador, y también explotar para poner la guinda final a nuestra exhibición de caos.
A nivel gráfico, el juego lucía tan bien como los anteriores, estando de entre lo mejor que se ha visto en las consolas de nueva generación no solo por la velocidad de su motor gráfico, que mueve todo sin ralentizaciones, sino también por el alto nivel de detalle que se ha puesto en Paradise City. Prometiendo convertirse en el rey de los arcades de velocidad en la nueva generación, Burnout Paradise estará el 28 de enero en las tiendas para Xbox 360 y PlayStation 3.