En la pasada Gamescom ya tuvimos la ocasión de verlo y nos pareció un curioso hack and slash que se veía bastante bonito y que guardaba su mayor elemento diferenciador en la posibilidad de realizar una acción, retroceder en el tiempo y que esta quede grabada, pudiéndolo hacer repetidas veces para así crear varios clones de la protagonista con distintos fines. No estaba, ni está teniendo, mucha repercusión, pasando desapercibida una producción con aroma a serie B de esas que no se llevan grandes notas pero que sí consiguen crear un reducido grupo de admiradores que saben apreciar su propuesta.
Ahora con una beta en nuestro poder hemos podido jugarlo en profundidad y cuál ha sido nuestra sorpresa al descubrir que para nada se le puede catalogar dentro del género hack and slash, siendo mucho más que esto, más bien una aventura de acción, con plataformas, puzles y que al menos en sus primeras horas saber ser muy variado y entretenido, y visualmente muy agradable. Desarrollado por Gaijin Entertainment, un estudio ruso, muy pocos recordareis X-Blades, un juego de 2009 que pasó con mucha más pena que gloria. Pues este es el sucesor espiritual de aquel, comparten universo, protagonista, incluso enemigos y algunos golpes especiales, pero muy poco más tiene que ver, ya que casi parecen juegos de generaciones diferentes, teniendo unos mayores valores de producción Blades of Time, y sobre todo, algunas buenas ideas que lo diferencian del juego de 2009 muy genérico y olvidable.
En la introducción sin explicarnos mucho más, ni quién es la protagonista, ni en qué mundo estamos, nos muestran como un hechicero realiza una gran convocatoria para poder viajar a Dragonland, una isla misteriosa poblada de tesoros a la que solo se puede llegar por un portal mágico. Un lugar ansiado por los cazadores de tesoros, como nuestra heroína Ayumi, que junto a su compañero Zero deciden saltarse cualquier tipo de protocolo e irrumpir en el lugar de la convocatoria liándose a mamporros con todos, colándose por el portal y llegando a Dragonland. Aquí comienza la aventura y nos gusta que no nos expliquen mucho más, entrando rápidamente en faena y descubriéndonos poco a poco las peculiaridades, sorpresas y rarezas de una exótica isla que nos deparará muchas aventuras.
El control no tiene demasiado misterio, los dos sticks para mover el personaje y la cámara, un ataque de espada, uno de patada, botón de salto –con doble salto desde el principio-, y con el gatillo de derecho nos deslizamos por el suelo –una manera rápida de esquivar los ataques-. No solo podemos dar espadazos, también disparar, apretando el stick derecho entramos en modo disparo y con el gatillo del mismo lado disparamos, haciendo zoom con el gatillo izquierdo, como en cualquier shooter en tercera persona, aunque el hecho de que tengamos que entrar y salir de este modo disparo, y la poca precisión y brusquedad a la hora de apuntar, no hacen de la acción a distancia algo muy satisfactorio.
Casi siempre acabaremos con los enemigos a espadazos, aunque el juego nos obliga con ciertos rivales aéreos a usar armas de fuego. En unas estatuas repartidas por los escenarios, mediante la energía que absorbemos de los monstruos derrotados, conseguimos mejoras, ya sean nuevos hechizos, combos, movimientos y la jugabilidad se va complicando poco a poco. El set de combos no es que sea enorme precisamente, combinaciones de dos o tres botones, pero tendremos que tener en cuenta la utilidad de cada uno, y estos consumen parte del medidor de furia. Esta barra se va llenando poco a poco cuando golpeamos, y cuenta con dos sellos y signo de la salud a lo largo de ella. Si golpeamos hasta llegar al primer sello, ya podremos realizar un tipo de combo o golpe especial; si llegamos al segundo, tendremos disponibles otros golpes que requieren dos sellos, y si llenamos la barra al completo, nos premian con un botiquín, hasta un máximo de tres. Un ítem vital –nunca mejor dicho-, ya que los enemigos con dos o tres golpes nos pueden dejar muy mermada la salud, y hay que curarse constantemente, estando pendientes del medidor de vida.
La primera fase es una especie de largo tutorial, y en ella se van introduciendo las mecánicas jugables de manera gradual, hasta aquí una aventura de acción más, o incluso un hack and slash.Hay algún momento plataformero, una habilidad para engancharnos a elementos aéreos, ya sean objetos o enemigos, y con LB/R1 podemos realizar contras o ejecuciones, si estamos atentos y cuando vemos la indicación en pantalla pulsamos el botón a tiempo. Es en el momento en el que nos ofrecen la posibilidad de retroceder en el tiempo cuando todo cambia, y el juego cobra una nueva dimensión, volviéndose mucho más complejo, desafiante e interesante, siendo su gran baza diferenciadora respecto a otros títulos.
Dejando apretado L1/R1, retrocedemos en el tiempo los segundos que queramos, y al soltar el botón, vemos reproducidas las acciones que anteriormente habíamos realizado durante ese margen de tiempo. Por ejemplo si durante cinco segundos hemos dado un salto y pegado una serie de espadazos, pues si acto seguido apretamos el botón de retroceder en el tiempo durante cinco segundos, veremos una copia de la protagonista, en color rojo como de manera fantasmal, reproducir exactamente esos movimientos. Si mientras vemos a esta copia actuar, nosotros realizamos otras acciones, y volvemos a retroceder en el tiempo, veremos a dos clones además del personaje que controlamos en ese momento. Y así sucesivamente.
Es un poco complicado de explicar, y de hecho la primera vez que te lo plantean cuesta asimilarlo, no es hasta que empiezas a usar esta acción con un sentido práctico cuando la comprendes del todo, y ya veréis como con varios ejemplos lo entendéis mucho mejor. Hay un tipo de enemigo que tiene un escudo, y solo le podemos herir por la espalda. Pues le disparamos de frente al escudo durante un rato, retrocedemos en el tiempo, y mientras el clon replica esta acción y el monstruo está parando los disparos que le vienen de frente, nosotros aprovechamos y le sorprendemos por la espalda. Otro enemigo cuenta con una barrera mágica, y esta solo se puede destrozar si recibe varios disparos a la vez. Pues le disparamos, retrocedemos en el tiempo, le seguimos disparando, y volvemos a retroceder, así hasta haber creado cuatro o cinco clones de Ayumi que estén disparando a la vez, eliminando su barrera.
Estos son solo dos de muchos ejemplos, ya que la galería de criaturas y monstruos es bastante amplía y van apareciendo nuevos constantemente, que nos obligan a realizar nuevas estrategias, así como los jefes finales evidentemente más duros que el resto. Pero lo bueno es que retroceder en el tiempo no solo se usa en la acción, sino también en los puzles y en algunos momentos de plataformas, lo que es muy interesante y nos hacen pensar un poco. Desde lo más básico, como un interruptor que pisado abre una puerta, pero que cuando nos quitamos de él esta se cierra, por lo que habrá que crear un clon que se quede pisándola, hasta otros puzles más complejos con varios interruptores y que nos crean mayores quebraderos de cabeza.
El juego es lineal, no deja apenas margen para la exploración, pero sabe ser muy variado e introduce dinámicas nuevas continuamente, sin intentar exprimirlas hasta sus últimas consecuencias, y se hace muy entretenido y ameno. El único elemento de exploración lo ponen ciertos cofres ocultos, invisibles, que tenemos que encontrar con una brújula. Una vez estemos cerca de ellos, si lanzamos una esfera del orden –una especie de barrera mágica-, aparecerán, con suculento inventario en su interior. Podemos equipar a Ayumi con distintos tipos de espadas, pistolas, amuletos y anillos, cada uno con propiedades únicas, aunque es un elemento que no tiene demasiado peso sobre la jugabilidad, y de hecho si no buscas bien estos cofres te puedes quedar sin conseguir ningún tipo de equipamiento. Aunque por ejemplo la ametralladora, a diferencia del rifle con el que arrancas la aventura, sea tremendamente útil.
Hay unos diarios de unos aventureros que vamos recogiendo y que nos cuentan su propia historia en el peligroso mundo de Dragonland, y no son más que la mera excusa de siempre para explorar un poco, pese a que los escenarios apenas lo permiten, y tampoco es que afecte negativamente al juego, que como hemos dicho es muy entretenido. El control puede que no sea todo lo preciso que debiera, sobre todo a la hora de apuntar, y el sistema de combate es muy superficial, pero los tres pilares de la jugabilidad –combates, plataformas, puzles- están combinados con tanto acierto que se le perdonan muchos de sus defectos. Es algo difícil por momentos, con picos de dificultad quizás mal medidos, pero gracias a que está plagado de puntos de control no llega a ser desesperante.
Además del modo Historia, tenemos el llamado Estallido. Un modo multijugador tanto cooperativo como competitivo online, que incluso se puede jugar de manera individual sin estar conectados a internet. En varios escenarios, hay dos equipos y cada uno cuenta con cuatro artefactos, siendo el objetivo destruir los del equipo rival, lo que deriva en multitudinarias batallas campales. Podemos elegir personaje, configurar su equipamiento –arma, amuleto, anillo-, y hay un sistema de progresión y obtención de medallas. Lo cierto es que es un multijugador que se lo han trabajado –moderadamente-, pero no le vemos mucha gracia, e imaginamos que estará bastante vacío cuando el juego salga a la venta, por lo que no deja de ser un extra anecdótico.
Técnicamente no es puntero ni mucho menos, y tiene ciertos problema con la tasa de imágenes por segundo que esperamos sean culpa de la beta y estén subsanados en mayor o menos medida en la versión final, pero en cambio sí es muy bonito, algo que no tantos juegos pueden decir. Un mundo exótico de fantasía difícil de encajar en un prototipo estético concreto, con elementos medievales, futuristas y steampunk, y cualquiera que lo vea lo tachará de título japonés, cuando verdaderamente es ruso. Unos escenarios llenos de detalles, de color, y radicalmente diferentes entre fases, que nunca se hacen repetitivos.
Respecto a la música, acompaña sin grandes alardes con toques épicos, aunque el gran problema es que parece que solo han hecho un par de composiciones para todo el juego, y esperamos que solo sea una cosa de la beta y que en la versión final las melodías sean más variadas. Curiosamente, ya se encuentra doblado al castellano, con corrección, con algunos problemas de sincronización labial –como la gran mayoría de los juegos- y con voces que os sonarán a los que llevéis muchos años jugando (con la aparición estelar de Tomás Rubio, la leyenda del doblaje de los videojuegos en España que sabemos muchos echabais de menos…).
Una pequeña y agradable sorpresa
Puede ser que no esperáramos demasiado de él, de lo que parecía un hack and slash más, un género muy trillado en esta generación, pero tampoco se puede decir que no haya pocas aventuras de acción. Puede que sean sus ganas de ser variado, de mezclar e introducir elementos nuevos constantemente, su agradable y atractivo aspecto gráfico, muy bonito, y que sin ser nada ambicioso consigue entretener de lo lindo desde el momento en el que comenzamos a jugar. Pero tenemos que admitir que nos ha sorprendido, gustado bastante, y que aunque no se trate evidentemente de una superproducción, y se le ven las "costuras" con ciertas carencias –tanto técnicas como en su control-, y seguramente no será aclamado por la crítica, ni mucho menos, creemos que para muchos jugadores, aquellos amantes de los juegos de calidad media, puede ser todo un descubrimiento. Un título con encanto, diferente, que pese a sus fallos te engancha y divierte, y tenemos ganar de comprobar si las buenas sensaciones que nos ha causado en sus primeros niveles se mantienen a lo largo de toda la aventura, y cuánto dura esta. En el mes de marzo, para PlayStation 3 y Xbox 360, saldremos de dudas.
