En cada generación surgen nuevas sagas que se consolidan en su género, convirtiéndose en un referente, pero Army of Two no es una de ellas. Las dos primeras entregas han sido buenos juegos de acción cooperativos, pero no se han convertido en iconos al estilo de otras series recientes de EA como Dead Space o Mass Effect, ni tampoco han causado el impacto de Mirror’s Edge, por citar algunos ejemplos. Han implementado bien un modo cooperativo al que muchos otros juegos se han apuntado en los últimos cinco años, con unas ventas decentes de la primera parte y discretas de la segunda, y por eso llama la atención que ahora, tres años después del debut de Army of Two: The 40th Day, llegue esta tercera entrega que nadie esperaba.
Army of Two: The Devil’s Cartel no aspira a reinventar la serie ni a intentar convertirla en un referente de los juegos de acción. No es un juego que entre por los ojos, con unos gráficos simplemente decentes a primera vista, ni tampoco plantea ninguna innovación jugable que se vaya a convertir en una tendencia. "Tan solo" es un juego de disparos tremendamente divertido que no se toma demasiado en serio a sí mismo.
Deja al usuario unas enormes opciones de personalización, implementa una mecánica cooperativa entretenida y curiosa y nos ofrece oleadas de enemigos muy enfadados y bastante bobos a los que ametrallar y desmembrar en escenarios con coberturas que se destruyen en tiempo real. Y así pasamos un buen rato en el EA Showcase de hace unas semanas en Múnich, donde tuvimos ocasión de probar una versión prácticamente final del juego.
Violencia constante incentivada con puntos
Army of Two no solo parece tener menos aspiraciones y presupuesto que sus dos anteriores entregas, sino que le da una vuelta de tuerca a su jugabilidad. El cambio de desarrollador, pasando de EA Montreal a la Visceral Games de Dead Space, trae consigo un nuevo enfoque. Army of Two sigue siendo un juego cooperativo, pero ya no es tan táctico como antes. Los escenarios vuelven a estar repletos de coberturas que es necesario usar, pero el ritmo de juego es mucho más frenético, lleno de acción, incentivando tomar riesgos y matar a los enemigos lo más rápido posible.
También hay una enorme cantidad de gore, pero al celebrarse el evento en Alemania tuvimos que "conformarnos" con la versión que llegará a dicho mercado, sin apenas sangre. En anteriores ocasiones ya vimos el enorme nivel de violencia del juego, con desmembraciones y mucha sangre.
Pero aún sin violencia Army of Two es muy divertido, y el motivo es cómo te incentiva a seguir matando enemigos sin parar, recompensándote por cómo lo hagas. Tal y como ocurría en anteriores juegos, existe un medidor de "Agro", que es una especie de balanza que inclina la atención de los enemigos hacia uno de los dos personajes. El que más se deje ver, el que más riesgos asuma a la hora de atacar a los enemigos, atraerá el fuego de éstos, permitiendo que el otro pueda escabullirse y flanquearlos. La implementación de este sistema funciona de maravilla, ya que el juego bonifica tanto el tomar riesgos (puntos extra por ser un señuelo) como el flanquear (más puntos extra todavía).
Los escenarios parecen estar diseñados para este tipo de mecánicas. En la demostración que vimos en Alemania nos situábamos más o menos hacia la mitad del juego, en una especie de cementerio lleno a rebosar de mercenarios mexicanos. Éste estaba dividido en varias áreas bastante abiertas, en las cuales teníamos que ir cubriéndonos tras lápidas que se destruían en tiempo real, teniendo cuidado de percibir desde dónde venían los enemigos, que saltaban el muro o atravesaban puertas anteriormente cerradas. Todo esto incentivaba el avanzar contra ellos y flanquearlos, recibiendo recompensas por disparos a la cabeza, muertes por sorpresa y por atravesar las coberturas que protegían a los enemigos. El sistema de coberturas se ha hecho más versátil, incluyendo todo tipo de movimientos para ir rápidamente de una a otra, al estilo de Gears of War.
Este aspecto, el de las coberturas, es quizás lo más meritorio del apartado técnico. Army of Two: The Devil’s Cartel usa el motor gráfico Frostbite 2 que otros títulos como Need for Speed: The Run, Battlefield 3 o MOH: Warfighter han adaptado a consola, no siempre del todo bien. En el caso de este juego, el motor gráfico se mueve de forma muy fluida y ofrece unos escenarios que se destruyen en tiempo real, pero en detrimento del lucimiento del resto del juego. Los personajes y enemigos están bien, pero podrían estar mejor, y los escenarios son muy interactivos a costa de cierta falta de detalle.
El "agro" que mencionábamos antes se mantiene, pero todo el protagonismo recae en una nueva barra llamada "Overkill" que se irá rellenando a medida que matemos enemigos. Esta barra se activa con uno de los botones superiores, y lo que hace es desencadenar una especie de tiempo bala en el que podemos apuntar a los enemigos a cámara lenta, gozando de invulnerabilidad y de "cartuchos infinitos" -no hace falta recargar, pero sí gastaremos munición-. Este modo nos convierte en armas letales durante unos segundos, y se potencia si los dos jugadores lo activan a la vez. Se usa bastante a menudo, creando matanzas espectaculares con el tono amarillento, como de adrenalina, con que se tiñe la pantalla.
Todo esto funciona muy bien. No es una revolución, no es ni siquiera un shooter táctico más, sino una especie de arcade de disparos que toma los cánones marcados por la saga Gears of War en esta generación y los acelera, convirtiéndose en una fiesta de tiros y sangre. Recuerda también a uno de los juegos olvidados de esta generación, The Club, por su alto ritmo y la "motivación" de recibir puntos. Aquel arcade de disparos de Bizarre Creations y Sega merecía mucha mejor suerte, que esperemos que le sonría a la propuesta de The Devil’s Cartel. Como ya hemos dicho, no va a revolucionar nada, sino que simplifica al máximo todo para centrarse en disparar y pasar un buen rato... que al final, y tal y como defendía un desarrollador del juego en el evento, es de lo que se trata.
Configurando al máximo
Esta acción frenética se combina con un gran repertorio de opciones de configuración. Las características máscaras de las dos primeras entregas vuelven, dando al jugador una gran cantidad de motivos a elegir, y las armas pueden editarse, añadiendo mangos, miras, tipos de cargador y otras opciones, para que así los jugadores personalicen al máximo sus "herramientas de muerte".
Es curioso que, en un evento con portentos visuales como Crysis 3 o un juego completamente nuevo como Fuse, lo pasásemos tan bien jugando a Army of Two: The Devil’s Cartel, que podría ser algo así como el patito feo de los tres. Los dos primeros títulos de la saga aspiraban a definir la acción cooperativa, como pidiendo a los jugadores que se coordinasen usando la comunicación por voz, pero este nuevo rumbo de Visceral Games tiene menos pretensiones, centrándose en la acción pura y salvaje y dejando el chateo para asuntos más mundanos mientras dos amigos masacran a una hueste de malos genéricos. No revolucionará el género ni tendrá edición GOTY, pero como juego de acción es tremendamente divertido, precisamente porque mantiene las coberturas y la acción cooperativa, haciendo de todo lo demás un arcade de disparos con la única aspiración de entretener.