Their Finest Hour ha sido el subtítulo elegido por Activision para esta nueva versión para consola de su ya muy bien establecida saga de shooters en primera persona Call of Duty, un título que irrumpió el año pasado en el mercado de PC, con la tarjeta de presentación de los creadores de Medal of Honor: Allied Assault, y que recibió honores de los críticos y buenas ventas. Their Finest Hour no es una conversión de ese juego sino un título completamente nuevo, manteniendo, eso sí, los rasgos de Call of Duty. Unos rasgos encabezados por un estilo de juego dominado por una inteligencia artificial y un realismo que nos obliga a colaborar con nuestros compañeros de armas para superar al enemigo.
En cualquier caso, la idea de Finest Hour es ofrecernos una amalgama de momentos de la Segunda Guerra Mundial. No nos meteremos en la piel de un solo soldado, sino que a lo largo del juego seremos, según se sabe por el momento, tres. Finest Hour quiere hacer hincapié en la entente que formaron los principales aliados (Estados Unidos, el Reino Unido y Rusia) contra el principal enemigo (la Alemania nazi). De este modo, combatiremos en los tres acontecimientos más importantes de la Guerra Europea. La defensa de Stalingrado, desde la cual cambió el rumbo y comenzó el avance aliado, en la piel de un soldado soviético; la lucha por el dominio del Norte de África entre Montgomery y Rommel, controlando a un comando británico que realizará peligrosas incursiones; y la ofensiva de las Ardenas, último intento de Alemania por contener el avance occidental tras el desembarco de Normandía, que chocó contra los tanques americanos del tercer ejército norteamericano de Patton. En total, habrá doce misiones, en tres escenarios, y asumiremos el control de seis personajes diferentes.
No todo será igual que en la versión PC, pues en esta ocasión habrá más ocasiones en las que nos pongamos a los mandos de un tanque, pudiendo estar tanto dentro como fuera, manejando la torreta, menos destructiva pero mucho más versátil que el cañón.
En el pasado E3, tuvimos ocasión de asistir a una presentación a puerta cerrada del juego, aunque lamentablemente no estaba en versión jugable. En ella, los productores, además de hacer hincapié en que no se trataba de una conversión de la versión PC sino de un juego nuevo, nos mostraron un nivel de la campaña de Stalingrado. En el mismo, tras un discurso de nuestro capitán en el que nos animaba a defender la gloria de Rusia y de la Unión Soviética, desembarcábamos en un muelle de la ciudad ahora llamada Volgogrado y comenzábamos a pelear contra los alemanes. La ambientación era fantástica y el escenario enorme y repleto de detalles. A medida que avanzábamos por las trincheras, esquivando por los pelos el fuego enemigo, nuestro capitán nos gritaba órdenes alocadamente, y todo ello combinado con el fuego enemigo, los movimientos imprecisos y caóticos de nuestros compañeros y nuestra propia labor de avanzar creaba una sensación majestuosa, de película bélica, lo que sin duda parece ser una de las intenciones del equipo de desarrollo.
En el aspecto el juego no parece que vaya a decepcionar ya que, aunque no usa el motor gráfico de la versión PC, sí usa la cada vez más sólida tecnología Renderware para garantizar un desarrollo sencillo en las tres plataformas, cuyas diferencias gráficas se reducirán a las eventuales diferencias de resolución y nitidez en las texturas y al nivel de detalle en ciertas cosas secundarias, como los efectos.
En definitiva, Call of Duty: Finest Hour supone por parte de Activision una apuesta tan ambiciosa como arriesgada. Se juega a una carta el nombre que se ha labrado Call of Duty para PC, apostando por un juego completamente nuevo y muy orientado a consola, pero si tiene éxito puede crear una saga multiplataforma con entidad. En cualquier caso, y pese que las heridas de la Segunda Guerra Mundial ya están cicatrizadas, parecer ser que tendremos muchas horas de épica controlando a soldados de todas las nacionalidades arriesgando la vida para acabar con la maquinaria nazi. En noviembre estará en las tiendas.