Los videojuegos de Terminator nunca han conseguido brillar, a pesar de que con el tiempo el más reciente Terminator: Resistance se haya ganado algunos fans de los shooters en primera persona clásicos. Los veteranos de Slitherine, una desarrolladora y editora que lleva dos décadas haciendo títulos de estrategia de propiedades intelectuales como Battlestar Galactica, Warhammer 40,000 y Starship Troopers, han llevado la saga creada por James Cameron a un género con el que la serie solo había probado suerte en teléfonos móviles.
Terminator: Dark Fate - Defiance es un robusto juego de estrategia en tiempo real que no se conforma con adaptar los elementos básicos del género al universo posapocalíptico en el que se ambienta, el de Terminator: Destino Oscuro, el filme de 2019 que supuso un batacazo en taquilla a pesar de ser la continuación canónica de Terminator 2: El juicio final. El equipo de desarrollo ha generado un mundo con facciones enfrentadas o, al menos, con intereses dispares; unas batallas en las que los vehículos y su gestión tienen mucha importancia; y un sistema de decisiones que influye en las misiones disponibles y en nuestras posibilidades de sobrevivir.
Diez años después del Juicio Final
En Vandal hemos jugado las primeras horas de la campaña en una versión preliminar a la que, como descubriréis en las siguientes líneas, aún le faltan elementos por pulir a pesar de que Slitherine retrasó el título del 7 de diciembre al próximo 21 de febrero precisamente para corregir algunos de los errores que comentamos. La partida comienza con un prólogo jugable en el que se nos pone al control de Stevens, un policía de Atlanta, en el momento en que el Juicio Final llega a las calles de la ciudad norteamericana: el Gobierno, el ejército y la organización estatal en su conjunto han caído. Tras salvar a un puñado de supervivientes y ayudar a los soldados desplegados, se convierte en uno de los fundadores de, valga la redundancia, los Fundadores.
Los Fundadores es una de las facciones principales en los Estados Unidos dominados por las máquinas en donde tiene lugar la aventura, y que se desarrolla una década después de ese inicio, en la piel de un comandante idealista que siempre antepone la supervivencia de los civiles en esta guerra imposible frente a la cadena de mando militar de la organización a la que pertenece, algo que en ocasiones lleva a fricciones con sus compañeros y a consecuencias desagradables.
Pero conforme se desarrolla la trama, esas rencillas serán el menor de sus problemas en una historia en la que tendrá que lidiar no solo con las fuerzas de Legión, sino también con el Movimiento (un grupo de resistencia a las máquinas) y otros grupos de supervivientes: en este mundo pesimista, los otros humanos son tan peligrosos como los robots, que por algún motivo misterioso han pasado del genocidio a la toma de prisioneros.
Un RTS con importancia de los vehículos y varias particularidades
La premisa impacta en la partida de distintas maneras. Aunque antes de demostrarlo se plantean una serie de fases cerradas para hacerse con los pormenores de este RTS de escuadras (a excepción de los vehículos, no controlamos los distintos tipos de soldados directamente, sino en patrullas de varios, que pueden perecer individualmente). En estos niveles con múltiples objetivos principales y secundarios en los que hemos rescatado supervivientes, escoltado doctores, defendido instalaciones militares, y por supuesto, destrozado a robots de todo tipo, se nos enseñan las particularidades del juego a la vez que se da por sentado que se tiene cierta experiencia en el género. Se nos explica que los soldados reciben menos daño al tumbarse en la hierba alta, que atacar desde los edificios es importantísimo pero hay que tener cuidado de su nivel de protección y de su destrucción paulatina, que se pueden recoger armas especiales de los compañeros caídos y de los enemigos, que hay que reabastecer las municiones y el combustible, y que hay muchísimos tipos de vehículos (y complementos para los mismos) y no todas las unidades pueden conducirlos todos.
Con los mimbres habituales de la estrategia en tiempo real y particularidades como las mencionadas se da forma a una experiencia táctica densa y que se cuece a fuego lento, pero donde no faltan las situaciones intensas donde la Legión nos pone contra las cuerdas. Aunque los puntos de guardado automáticos con la posibilidad de cargarlos en cualquier momento son abundantes, creemos que la dificultad (hay cuatro modos a elegir antes o durante la misión) necesita retoques antes del lanzamiento, pues ya en estas primeras horas hemos visto que la cosa se pone cuesta arriba muy pronto sin importar el nivel de reto escogido. De hecho, una de las misiones la terminamos por los pelos: solo consiguió llegar al punto de extracción una escuadra. Y esto ha tenido consecuencias fatales para la siguiente parte de la partida.
Entornos amplios donde reclutar y tomar decisiones
Porque tras esas primeras misiones el juego mostró su cara verdadera. Es un viaje hacia el sur del país norteamericano con varias paradas, cada una de ellas ofreciendo un mapa mucho más amplio que el de las anteriores misiones; entre esas paradas podremos gastar recursos en sanar unidades, recargar sus municiones y elegir cuáles vamos a desplegar. Al explorar este entorno abierto nos hemos encontrado con personas con las que conversar, supervivientes a los que ayudar, enemigos a los que combatir y un puñado de decisiones que tomar. Algunas de estas acciones eran obligatorias para avanzar por la misión principal del escenario, como charlar con un tipo que buscaba a su esposa, pero otras surgieron de manera espontánea, como cuando ayudamos a un artillero, lo que llevó a que él, sus compañeros y su vehículo se unieran a nuestras filas; sí, será importante ayudar y reclutar por el camino.
Las decisiones parecen más propias de un juego de rol que de un juego de estrategia. Uno de los objetivos principales del mapa consiste en atacar un pequeño pueblo ocupado por las máquinas, pero la manera de hacerlo queda en manos del jugador. El lugar está controlado por un tipo y sus secuaces que amenazan al resto de supervivientes, pero recientemente ha llegado un destacamento del Movimiento, un grupo que está combatiendo a las máquinas ante las críticas de otros humanos, quienes piensan que sus acciones llaman la atención de la Legión. Así, ¿hacemos caso al extorsionador, que quiere atacar la base del Movimiento, a cambio de que nos permita acceder a los muchos recursos de los que dispone; o le tendemos una trampa para que después el Movimiento nos ayude a atacar la base de los robots?
Nos ha gustado mucho encontrarnos este tipo de momentos en un RTS, además de la existencia de estas zonas más amplia, pero aquí también hay puntos negativos. Sí, hay muchas conversaciones, pero la calidad de los diálogos no es precisamente para tirar cohetes. Además, las distancias a recorrer son largas y el camino se hace monótono, incluso al ir en vehículo. Al acabado audiovisual le falta empaque y personalidad (además de optimización, pero no entraremos en eso por no ser la versión final). Y también hemos visto comportamientos extraños y molestos de las unidades aliadas (no las propias) en esta sección, como cuando al bajarnos de nuestro todoterreno artillero, un grupo de aliados se subieron y se lo llevaron, lo que hizo las caminatas a partir de ese momento todavía más tediosas.
Un RTS interesante que necesita un tiempo de pulido
Son detalles que denotan que al título aún le hacen falta un buen puñado de correcciones y ajustes. Apenas hemos tocado la superficie de todo lo que tiene que ofrecer Terminator: Dark Force - Defiance, tanto en una campaña para un jugador que se promete extensa como en el modo escaramuzas y en el multijugador (1c1, 2c1 y 2c2). Tiene buenas ideas que lo alejan del RTS prototípico, tanto en el momento a momento de las batallas como en la estructura, pero también tiene una serie de patinazos en cuanto a errores y decisiones de diseño de juego que veremos a ver si llegan a corregir de cara al estreno el próximo 21 de febrero.
Hemos realizado estas impresiones gracias a un código facilitado por Slitherine Software. El ordenador utilizado tiene una Nvidia RTX 3070, un AMD Ryzen 5 5600X y 32 GB de RAM.