Los simuladores sociales, de granjas y gestión de recursos son muy populares, y atraen tanto al público tradicional como a los menos jugones. My Time at Portia es otro más que se suma a este género –o combinación de géneros- y por supuesto no tiene reparos en tomar elementos de Rune Factory, Animal Crossing, Stardew Valley y Harvest Moon. Hemos probado su versión actual, disponible en Acceso anticipado de Steam con un precio de 19,99 dólares.
Como los citados juegos, mezcla un poco de obtención de recursos y rol. La primera diferencia con la competencia entra por los ojos, pues utiliza unos gráficos 3D más avanzados que su competencia –muchos de ellos de vista cenital o incluso pixel-art 2D-, lo que en teoría potencia más para la inmersión y exploración de su mundo abierto.
En cuanto a los sistemas de juego en cambio no será muy diferente: llevar una granja, pescar, construir, buscar materiales, dialogar con los vecinos, participar en minijuegos e incluso combates.
Su breve historia, al menos en la versión en desarrollo, nos presenta la llegada de nuestro protagonista –chico o chica- a la ciudad de Portia. Nos haremos responsables el viejo taller abandonado de nuestra familia con la intención de recuperar su prestigio, pero eso supondrá competir con otros talleres de este pueblo y en concreto con un rival poco amistoso. En cualquier caso, pronto empezarán a llegar las peticiones para fabricar lo que necesita la gente del lugar, ya sea reconstruir un puente o escuchar los conflictos que surgen entre la gente.
Una vez en la ciudad podemos seguir las indicaciones de nuestra misión o dejar apartada la tarea para investigar por nuestra cuenta, sobre todo cuando hemos desbloqueado nuevas zonas a visitar. Utiliza un sistema horario que cambia la iluminación con día y noche, y el comportamiento de la población se adapta a ello. Por ejemplo, tras terminar una prueba de aptitud nos pidieron ir al Ayuntamiento para conseguir nuestro diploma, pero era tarde y el edificio estaba cerrado; tuvimos que volver a casa a dormir y esperar al nuevo día.
Al conversar con las personas iremos mejorando nuestra relación con ellas mediante una mecánica simple pero efectiva. Se pueden entregar regalos y todo esto va dirigido a intereses románticos, y por lo general ofrecen un par de actividades: entrenamiento de lucha –no con todos, obviamente- y jugar a piedra, papel y tijera, que ayuda a aumentar nuestra amistad un poco más. Cada personaje tiene sus manías, así que según pasa el tiempo iremos aprendiendo un poco mejor cómo engatusar a los personajes y qué es lo que les gusta.
A la hora de trabajar en nuestro taller necesitaremos construir diversos objetos con madera, piedras, minerales y demás elementos. Los más comunes se encontrarán explorando el campo, pero en cuanto construyamos nuestras hachas y picos será más fácil talar árboles y picar rocas. Para materiales un poco más exóticos habrá que investigar nuevas zonas, como la mina.
Hay una buena cantidad de construcciones y objetos decorativos para nuestro hogar, y por lo general es fácil seguir la pista a lo que necesitamos en cada momento, pero también es verdad que es necesario seguir un orden y tener controlados los tiempos y la maquinaria necesaria, ya que no siempre es tan sencillo como ir a la mesa de trabajo y sacar cinco objetos encontrados por el camino. Gracias a una visualización de la maquinaria que estamos construyendo, será muy visual ver las piezas que nos faltan por construir.
Otro de los aspectos del juego es el combate, esperable tras ver la opción de entrenamiento con los personajes. Hay un sistema de subida de nivel y aprendizaje de habilidades para mejorar nuestra salud, defensa, relaciones sociales o temas de la recolección. Pues bien, la lucha es la de un hack’n slash bastante simplón y consiste en golpear con puños o armas mientras rodeamos y esquivamos las embestidas del enemigo. My time at Portia tiene mazmorras con sus jefes, con lo cual estas batallas aunque se perfilan como no muy importantes, son necesarias.
Al menos en el Acceso anticipado nos parece que el combate es sin duda el punto más débil del juego -especialmente si optamos por jugar con teclado y ratón-. La floja detección de colisiones, las animaciones un tanto rígidas para la acción y la simpleza de estos enfrentamientos piden que esta sea una de las mecánicas que más necesitan un ajuste de cara a su lanzamiento. No nos parece que la lucha sea una cuestión necesaria en estos juegos, pero si se opta por ella, hay que hacerlo bien.
Visualmente el juego es bonito y apunta buenas maneras. El equipo ha mencionado a Studio Ghibli en sus referencias, algo que puede intuirse en la tranquila banda sonora y el ambiente relajante del pueblo, no tanto por la colorida dirección artística que se aleja de la estética anime. Por cierto, aunque a simple vista no lo parece, el juego transcurre en un mundo postapocalíptico, y eso nos permitirá encontrar reliquias del pasado.
Una opción muy a tener en cuenta para fans de la simulación
Este proyecto financiado en Kickstarter promete todo lo que se podría esperar de él. Nada de lo que hemos visto es especialmente novedoso, y esa era precisamente su idea. Gestión de un taller, granja, pequeños toques de action RPG y multitud de actividades disponibles para no caer en la monotonía. Si os animáis al Acceso anticipado, ya incluye suficiente contenido para dedicarle unas decenas de horas personalizando nuestro hogar y colaborando con los habitantes en la reconstrucción de este nuevo mundo.
Falta pulir un poco la jugabilidad en el combate y pequeños detalles gráficos, pero si os gusta este tipo de simuladores –con más enfoque en la construcción e investigación de mazmorras que en llevar una granja- y ya conocéis el resto de alternativas, no perdáis de vista a My time at Portia. Llegará este año a PC, PlayStation 4, Switch y Xbox One.
Hemos realizado estas impresiones con un código de descarga que nos ha proporcionado Team17 de la versión en Acceso anticipado. El juego está actualmente en desarrollo.