El título que abordamos hoy tira del terror en primera persona para intentar una narrativa diferente aunque con algunos hándicaps que le restan valor desde el principio. Acertar el género del juego en cuestión, Huntsman: The Orphanage, es difícil ya que se mueve entre la aventura y la vista de FPS aunque sin empuñar ningún tipo de arma, únicamente un teléfono que nos permitirá comunicarnos con los diferentes "personajes" y también dar un poco más de luz a los entornos y lugares que iremos visitando abriendo puertas y recogiendo objetos.
Historia manida pero funcional
Todo el juego en si es escueto, y tendrá que cambiar mucho para salir al mercado. Un menú más que testimonial nos introduce la historia de un orfanato en el que las almas de doce niños han quedado atrapadas por el Huntsman y tienen que ser liberadas. De por sí la historia está más que explotada, pero consigue tocar la fibra del que mira y escucha como el título nos sitúa en la oscuridad de un frondoso bosque. Acompañados por el viento, la poca luz de la luna y nuestra mano, que sostiene el teléfono móvil, oímos el sonido de una cabina telefónica, descolgamos y… sollozos, voces de niños y gritos pidiendo ayuda.
La ambientación choca, ya que lo oscuro no deja ver más allá de la nariz, las sombras de los árboles se adivinan gracias a la luna, pero el jugador es incapaz de vislumbrar lo que allí pasa. Un cartel corroído por el tiempo nos indica la dirección del orfanato, el lugar que albergará esta aventura que recuerda a los títulos de Slender, propuestas de las que nos atrevimos a decir que más que beber, Huntsman copia el estilo punto a punto. La poca luz y la linterna son iguales en ambos títulos, y el suspense que transmiten por el miedo a ver espíritus o fantasmas en cada punto también.
Un terror 2.0
El toque "innovador" lo introduce el dispositivo que llevaremos en la mano. Un Smartphone que hará las veces de linterna y de sistema de comunicación con el más allá. Las pistas para avanzar a través de las habitaciones nos llegarán a partir de retratos, fotos y objetos que, al apuntar con el teléfono, empezarán a narrar una historia. Es a partir de ahí cuando podremos recolectar objetos y combinarlos con el Huntsman, que liberará el alma del niño en cuestión.
Toda esta historia la iremos descubriendo paso a paso a través de un menú que ya hemos descrito como muy minimalista, donde las fotos de dos jóvenes nos describirán la historia y unos apuntes a lápiz en el fondo detallarán la escueta jugabilidad. Como cualquier FPS, servirán el ratón y las flechas de movimiento –con alguna tecla añadida– para avanzar a lo largo y ancho del orfanato.
Sabor añejo
Si bien lo vintage o retro gusta a los aficionados del videojuego, Huntsman: The Orphanage adolece de unos gráficos sacados de los primeros años noventa. La narrativa intenta salvar un título que se basa su existencia en una serie de gráficos donde texturas, pixelados imposibles y dientes de sierra se reparten a partes iguales en todos y cada uno de los escenarios. El hecho de jugar con la penumbra hubiese podido ser un punto a favor del juego gracias a la combinación de luces, pero ahí el título también pincha. El foco de la linterna es casi testimonial y enfocar a cualquier rincón destapa todas estas carencias gráficas.
La ambientación gráfica en cuanto a entorno intenta generar esa necesaria atmósfera de terror, y lo consigue, aunque padece del mismo mal, los gráficos. Quizás la única parte que cuenta con algo más de cuidado sea la de los espíritus y la imagen que estamos viendo a la hora de manifestarse a través de la pantalla. Si bien la imagen es muy nítida, eso juega en contra en comparación con el resto y lo hace parecer un añadido bastante burdo. En general la factura gráfica deja mucho que desear y hace que todo el conjunto quede bastante mermado. Si bien se trata de un proyecto en desarrollo podemos adivinar por donde van a ir los tiros.
Jugabilidad tosca
El hecho de que todos los objetos con los que no interactuaremos sean totalmente inamovibles juega en contra de nuestros movimientos. En muchas ocasiones el jugador queda encasillado entre objetos y queda bloqueado. En otras podemos pensar que andamos pero un muro bajo invisible impide nuestro avance sin que nos percatemos… son puntos que van restando en una jugabilidad que tampoco tiene nada de diferencial. Basta un minuto de partida para que alguien que no ha tocado nunca un videojuego se haga con él.
La interacción con objetos también se convierte en algo muy sencillo y no muy bien resuelto. Las animaciones son casi nulas y veremos como soltar el objeto con el que interactuamos se convertirá en un movimiento muy extraño. Son estos objetos interactivos los que tenemos que usar para resolver el misterio. Obviamente no hablaremos de la forma en la que liberamos las almas, aunque podemos decir que aún habiéndole dedicado horas, en ocasiones la falta de lógica es la tónica que domina la partida.
Únicamente ambientación
Si en algo destaca este título después de todo lo que hemos dicho anteriormente, es en la ambientación sonora. La paleta sonora de susurros, gritos, gemidos y chirridos hacen que aguantar la partida sea imposible a los que no les gusta el terror. La falta de estímulos más allá de estos sonidos convierte este apartado en algo un poco decepcionante, ya que esperamos algo más tras esas decenas de habitaciones plagadas de camastros, cunas de bebé, pupitres envejecidos y restos de una vida anterior.
Lo curioso del caso es que Hunstman consigue dar ese principio de miedo pero el susto nunca acabe de llegar. Las animaciones de los niños en la pantalla colaboran a ese momento suspense-terror aunque la cosa no va mucho más allá.
Una versión muy primitiva
La realidad general es la de un título que no está acabado ya que vemos deficiencias en todos y cada uno de los campos. Pese a ser conscientes del estado temporal del proyecto, la toma de contacto con el producto no podría ser más desalentadora. Quién sabe si Shadowshifters nos esconde algo y nos traerá los sustos más adelante, porqué actualmente el título carece de toda personalidad. La historia bien desarrollada, con lo que explican los retratos y los testimonios de los niños, puede funcionar muy bien, pero siempre acompañada de algo que ahora mismo no existe en ningún momento de la partida.
La ausencia de subtítulos o voces en español también hará que el juego sea repudiado por muchos. Aún entendiendo el inglés los subtítulos irían bien para dinamizar la partida e incluir al jugador un poco más en un entorno que, ya de por si, hace que quién está al frente se pierda fácilmente. La ausencia de una explicación algo más clara sobre los objetivos acaba cerrando un círculo que hace que sea difícil valorarlo positivamente.
Aunque si algo puede criticarse son los gráficos. En este sentido podemos adaptarlos a los diferentes ordenadores y las opciones de peor calidad son claramente injugables. Si vamos a los estándares algo más altos veremos que la experiencia mejora muy poco, y para nada es lo que esperamos de algo desarrollado hoy en día. El global deja a Huntsman: The Orphanage en bastante mal lugar. Se nota la intención del desarrollador aunque se queda a medias de todo lo que podíamos esperar de un juego de terror. Esperaremos a ver la versión completa para contaros todas las novedades sobre el título.