Doom Eternal es, sin duda alguna, uno de nuestros juegos más esperados de este año. Su anterior entrega supuso el renacer por todo lo alto de una de las sagas más veteranas y legendarias de la industria, regalándonos una campaña divertidísima y frenética como ella sola en la que solo había una cosa que nos importase: masacrar demonios con armas absurdamente poderosas y de las formas más sangrientas y satisfactorias posibles.
Sin embargo, su multijugador no consiguió brillar con la misma fuerza, y a pesar de sus loables esfuerzos por recuperar la jugabilidad de clásicos como Quake III, no terminó de cuajar entre los jugadores. Se pueden aludir muchos motivos para este fracaso, como lo tremendamente desequilibrado que estaba o la poca identidad que tenía, sin nada realmente especial que lo diferenciase de otras propuestas mucho más exitosas y populares.
En id Software tomaron buena nota de esto, así que para esta secuela han decidido descartar por completo el modelo de multijugador tradicional que impera en el género para hacer algo totalmente distinto. El resultado de todo esto no ha sido otro que BattleMode.
Doom Slayer contra los demonios
Lo primero que llama la atención de esta modalidad es que se trata de un multijugador asimétrico, por lo que un jugador encarnará al poderosísimo Doom Slayer para enfrentarse a otros dos que controlarán a diferentes demonios y jugarán en equipo. Por supuesto, el objetivo aquí es claro: acabar con la vida del contrario.
Si nos toca controlar al héroe de la saga, nuestras posibilidades jugables serán exactamente las mismas que las de la campaña para un jugador, así que podremos movernos a toda velocidad, impulsarnos tanto en el suelo como en el aire para esquivar y dificultar el apuntado de nuestros enemigos, escalar ciertas paredes, hacer saltos dobles, utilizar barras para ir de un sitio a otro sin tocar el suelo, etcétera.
Por supuesto, tendremos a nuestra disposición todas las armas del juego y podremos ejecutar Glory Kills para rematar rivales y curarnos. De igual modo, no faltará el lanzallamas para conseguir piezas de armadura ni la motosierra con la que recuperar munición.
Como veis, si os sabéis manejar con soltura en el Modo Historia, también os desenvolveréis perfectamente en el multijugador cuando os toque ser el Doom Slayer, ya que sus controles y mecánicas son exactamente las mismas. Con esto, la compañía pretende que la vertiente online del título se sienta puro Doom, con la salvedad de que en vez de enfrentarnos a la IA lucharemos contra otros jugadores que se ocupan de dar vida a las criaturas provenientes de los infiernos.
Hablando de demonios, cuando nos toque manejar a estos seres podremos optar por cinco tipos de monstruos distintos, cada uno de ellos con sus propias mecánicas, habilidades y características únicas. Por ejemplo, un Revenant puede moverse rápidamente por el escenario, volar y disparar una ráfaga de misiles con los lanzacohetes que tiene incorporado sobre los hombros, mientras que un Mancubus se desplazará con lentitud, aguantará grandes cantidades de daño y podrá agobiar a su enemigo con las armas que tiene en cada uno de sus brazos.
Además de todas estas diferencias, los jugadores del averno también tendrán una serie de habilidades con las que podrán invocar nuevos demonios para que ataquen a su contrincante, algo que usado de forma estratégica puede dar pie a situaciones muy interesantes. Huelga decir que quienes encarnen a los seres del inframundo tendrán que colaborar intensamente para derrotar al Doom Slayer, ya que son mucho menos poderosos, y si quieren hacerse con la victoria necesitarán jugar con cabeza y sincronizar muy bien sus acciones.
Aquí tenemos que admitir que nos ha gustado mucho el esfuerzo que ha puesto el equipo de desarrollo por equilibrar la experiencia, independientemente del bando en el que juegues. Por ejemplo, al estar en desventaja numérica, los escenarios han sido diseñados para que el jugador que encarne al héroe de la aventura tenga montones de lugares para usar como coberturas y elementos de los que aprovecharse para recorrer el mapa de punta a punta sin poner los pies en el suelo, dificultando así el apuntado a sus enemigos.
En cambio, su necesidad de curarse y recargar munición mediante Glory Kills y motosierra puede jugar en su contra, ya que se quedará totalmente vendido e indefenso durante las animaciones de ejecuciones, algo que los demonios pueden aprovechar para masacrarlo y hacer mucho daño.
También resulta muy interesante la presencia de dos portales interconectados en cada mapa que solo puede usar el Doom Slayer, facilitando así que pueda desplazarse de un lugar a otro fácilmente, algo que puede servirle tanto para escapar de una situación peliaguda como para pillar a sus rivales por sorpresa. Eso sí, si las criaturas infernales están espabiladas, pueden colocar monstruos en las salidas de los portales para preparar emboscadas.
Otro aspecto muy importante que tenemos que destacar es el hecho de que si el protagonista consigue matar al demonio que controla un jugador, tendrá que acabar con el otro en menos de 20 segundos. Si no lo consigue, el ser eliminado regresará a la partida con la mitad de su barra de vida.
Sumadle a todo esto que existe un sistema de mejoras entre rondas con las que podremos potenciar a nuestros personajes de diferentes maneras (los demonios pueden invocar criaturas más peligrosas y letales, mientras que el Doom Slayer tiene la posibilidad de equiparse con la temible BFG), y tendréis un modo de juego que, al menos sobre el papel, tiene muy buena pinta y apunta a ser tan fresco como divertido.
Doom es eterno
Doom Eternal llega dispuesto a convertirse en el nuevo rey del género. Lo que hemos podido probar de su campaña nos ha encantado y su multijugador ha conseguido despertar todo nuestro interés, así que no vemos el momento de que llegue el 22 de noviembre para poder echarle el guante a su versión final y volver a disfrutar reventando cabezas de demonios sin descanso alguno.
