Fue uno de los anuncios más curiosos de The Game Awards 2022. Y no porque Crime Boss: Rockay City propusiera, en principio, nada demasiado original en lo jugable, sino porque este juego de disparos centrado en atracos, con ideas de los shooters de extracción y de los roguelike, cuenta con un elenco de caras conocidas de los años 90, viejas glorias como Michael Madsen, Kim Basinger, Danny Trejo, y por supuesto, Chuck Norris. Pero aunque uno pudiera pensar que el título se quedaría en eso, en un Payday de marca blanca que busca atraer con su curioso casting, finalmente nos hemos encontrado con algo bastante original, con tres modos muy diferenciados y con una jugabilidad capaz de ofrecer momentos muy tensos.
Esto lo hemos descubierto tras probar uno de esos modos en las oficinas que INGAME Studios tiene en Madrid, en pleno Callao, donde está parte del equipo de 40 desarrolladores españoles repartidos por el país y que complementan al estudio central de República Checa (de unas 70 personas) y otros 50 en distintos puntos del planeta. Como veis, hay mucha gente implicada en el título que 505 Games lanzará el 28 de marzo para PC (en exclusiva para Epic Games Store; más adelante llegará a PS5 y Xbox Series), y eso se nota en sus valores de producción y, como decíamos, en esas tres experiencias de juego bien diferenciadas pero interconectadas: una campaña para un jugador, un modo narrativo para jugar en solitario o en cooperativo, y partidas rápidas para uno o para hasta cuatro.
Una ciudad del crimen con caras muy conocidas
Antes de entrar en nuestra experiencia, la premisa del juego: Crime Boss: Rockay City nos lleva a la ciudad homónima, una especie de Miami de los años 90 donde los negocios turbios están a la orden del día. Quien dominaba esas actividades ha muerto en extrañas circunstancias, por lo que las bandas que operan en la urbe han entrado en una guerra para hacerse con el trono. ¿Y quiénes son los líderes de esas bandas? Michael Madsen (Reservoir Dogs, Donnie Brasco), Michael Rooker (The Walking Dead, Guardianes de la Galaxia), Kim Basinger (L.A. Confidential, 8 Millas), Damion Poitier (Capitán América: Civil War, Jarhead), Danny Trejo (Machete, Desperado) y, ojo, Vanilla Ice. Al otro lado de la ley, Danny Glover (Arma Letal) y Chuck Norris (Ranger de Texas).
El modo que hemos jugado junto a otros dos periodistas y uno de los desarrolladores (también se puede disfrutar en solitario o con bots) es Urban Legends, seis minicampañas, cada una con tres misiones consecutivas, que profundizan en la historia de esos criminales con nombre propio a través de secuencias cinematográficas (por supuesto, con olor a película noventera de acción de bajo presupuesto) que se intercalan entre misión y misión. Así, habrá que participar en atracos en una variedad de localizaciones e intentar huir con el botín, algo mucho más fácil de decir que de hacer.
Porque sí, morimos mucho, y el juego tiene eso en cuenta. Una de las misiones nos pedía acercarnos al chiringuito de playa en el que se reunía una banda rival para robar un botín: en uno de los intentos apenas conseguimos dejar atrás la arena porque un compañero desenfundó el arma antes de tiempo, los bañistas se alertaron y las balas comenzaron a volar por todos lados. Mucho mejor salió otra misión, en la que avanzamos en sigilo por un muelle, sincronizando nuestros pasos y ejecuciones para evitar ser detectados hasta el yate de destino, donde teníamos que explorar a fondo para robar alijos de cocaína escondidos en cajas, esculturas… Todo ello mientras no paraban de llegar más enemigos y más poderosos, pues hay un sistema de intensidad policial, similar al de Grand Theft Auto. Así, los inicios planificados en las misiones suelen terminar en caos, en compañeros derribados y en carreras con los dedos cruzados hacia la furgoneta a la que tenemos que llevar el botín (si llevamos dos bolsas encimas solo podemos usar el arma secundaria) para concluir la misión, que también tiene varios objetivos secundarios con recompensas extra.
Más nos vale no liarla demasiado en las primeras misiones de una minicampaña, porque, como decíamos, hay trazas de shooter de extracción, en concreto el riesgo-recompensa habitual de ese género. En cada minicampaña hay cuatro personajes exclusivos, con nombre propio y con habilidades y armamento muy poderosos. Pero cada uno tiene un número limitado de resurrecciones a lo largo de las tres misiones, y si no logra llegar al furgón de escape, adiós y muy buenas. Entonces, cuando elegimos personaje entra esa capa estratégica de decidirnos por el que nos hará las cosas más fáciles o por un tipo aleatorio que no nos importe perder para abordar la siguiente parte con los más poderosos.
Hablando de aleatoriedad: aunque las fases están bien diseñadas a mano (repletas de recovecos, distintas entradas que defender, verticalidad…) hay algunos elementos que cambian entre cada intento; por ejemplo, un almacén a saquear en el que en una partida se accedía por el frontal, en la siguiente esa entrada podía estar cerrada para obligarnos a trazar otro camino. En general, las dos minicampañas que hemos probado nos han parecido muy divertidas, muy tensas y rejugables, aunque tenemos dos pegas que probablemente sean extensibles al resto de modos: el comportamiento de las armas no nos ha parecido demasiado satisfactorio y la inteligencia artificial apuesta por la cantidad más que por enemigos que piensen un mínimo.
En ese modo Urban Legends se pueden conseguir personajes al superar sus campañas y al completar objetivos secundarios para el modo más rejugable y más parecido a Payday: Crime Time. Se trata de una serie de atracos, algunos pequeños (que se pueden hacer en solitario sin problemas, según los desarrolladores), otros mediados y algunos grandes. Entramos en partidas a través de un buscador de servidores clásico (no hay servers dedicados, es P2P) y con el dinero conseguido en esos atracos vamos comprando mejores armas, reclutando nuevos compañeros y pagando la sanidad de los que están heridos para hacer frente a misiones más complicadas. Un bucle jugable que, al menos sobre el papel, parece muy efectivo.
Una campaña roguelike con Chuck Norris siempre tras nuestros pasos
Muchísimo más original parece la campaña para un jugador, Baker’s Battle, donde se mezcla la gestión con el roguelike. Aquí los jugadores controlan al mismísimo Michael Madsen, que interpreta al líder criminal Travis Baker, candidato al trono de los negocios turbios de Rockay City. Baker está acompañado de un equipo que le ayudará a identificar los robos más suculentos (Nesara, el personaje interpretado por Damion Poitier, quien también ha participado en el guion), a controlar la finanzas (Kim Basinger), a reclutar a distintos pandilleros (Rooker) y a saber qué se cuece en la policía (Glover, cuyo personaje se llama Gloves). Pero le intentarán parar los pies los líderes de otras bandas (Vanilla Ice, Danny Trejo) y el sheriff de la ciudad, que no podía ser otro que Chuck Norris.
Así, los jugadores tendrán que avanzar por la historia no lineal eligiendo entre distintos crímenes, que suponen una inversión monetaria y tienen distintas recompensas. También habrá que ir reclutando a criminales compañeros con armas y habilidades propias. El cómo de bien salgan las misiones será importante no solo para evitar perder a personajes y para conseguir más dinero: conforme más caos dejemos a nuestro paso, más pistas podrá recopilar el Sheriff Norris, siempre tras nuestros pasos. Y si nos encuentra y nos detiene, game over. Los desarrolladores avisan de que eso ocurrirá muchas veces, pero tras cada intento podremos elegir entre tres cartas que facilitarán las cosas en la siguiente partida: por ejemplo, que el protagonista tenga más vida, que empecemos con más dinero o que tengamos una habilidad aleatoria extra.
Las ideas que maneja Crime Boss: Rockay City son muy interesantes para cualquier aficionado a los juegos de atracos cooperativos y a los juegos de disparos de extracción, que parecen ser la nueva moda tras el asentamiento de los battle royale. La diferencia jugable entre sus modos demuestra ambición, y el bucle de desbloqueo de mejores personajes y de mejor armamento que propone parece adictivo, por no hablar de la atractiva campaña con ese Norris siempre tras la cabeza de Madsen. Aún tenemos dudas, claro, sobre todo en lo que se refiere al gunplay, la inteligencia de los enemigos y el diseño de misiones (en concreto, si conseguirán ser tan distintas como las dos minicampañas que jugamos), pero sí salimos de esta prueba teniendo claro que la ópera prima de Ingame Studios no es solo un shooter cooperativo más con viejas glorias de Hollywood como reclamo.
Hemos realizado estas impresiones tras probar una demo de una versión preliminar para PC en un evento invitados por 505 Games España.
