Desde que Wii U fue anunciada, el concepto de "juego asimétrico" estuvo en boca de todos. Ahora, en estos últimos meses, hemos visto cómo se populariza a la hora de jugar online, con experiencias diferentes para los jugadores, como hemos visto en, por ejemplo, Evolve, en el que cuatro usuarios controlan a los cazadores, y un quinto al enemigo. El caso que hoy nos ocupa, Clandestine, es un poco diferente, pero la verdad es que nos ha parecido muy divertido y original.
Un cooperativo diferente
El concepto de Clandestine es el que hemos visto ya en decenas, si no cientos, de películas y videojuegos. Uno de nosotros controlará al típico espía que tiene que pasar desapercibido mientras que uno de sus acompañantes, de manera remota, hackea para ir abriéndole paso. El otro será este hacker. Así, uno tendrá que avanzar sin ningún tipo de ayuda tecnológica, mientras que el otro desde la comodidad de su hogar virtual, será nuestros "ojos" en esta aventura.
La cooperación es absolutamente necesaria aquí, y jugar uno sin otro hace el progreso prácticamente imposible. Nosotros tuvimos la oportunidad de jugar con uno de sus desarrolladores, quien nos fue explicando paso a paso sus múltiples opciones jugables, las cuales pueden ser un poco complejas en un primer momento, pero a poco que nos adentramos en su propuesta, se hacen clarísimas y muy accesibles.
Se ambienta en el año 1996 cuando, cinco años después de la disolución de la Unión Soviética, empiezan a tener lugar extraños accidentes y asesinatos que desatan todas las alarmas entre los espías: antiguos agentes de la Guerra Fría, tanto de un bando como del otro, están siendo eliminados por todo el mundo. Nuestro objetivo será descubrir qué hay detrás de éstos
Jugando como la espía
La primera parte de la experiencia es jugar como la espía. Salvando las diferencias, con este personaje Clandestine se juega de manera parecida a Splinter Cell, en tercera persona, teniendo que recorrer diferentes escenarios sin ser vistos. Tenemos pistolas con silenciador, granadas flash o granadas de fragmentación, junto a otros dispositivos para distraer a los enemigos, pero no contamos con ningún gadget que nos permita hackear, utilizar la visión remota o detectar peligros fuera de nuestro ángulo de visión. De hecho, estamos indefensos incluso ante las cámaras de seguridad.
Así, tendremos que confiar en nuestro compañero para que nos desactive las cámaras, nos marque los enemigos, nos dé los códigos para abrir las puertas o nos diga dónde están los peligros u objetos a encontrar. Toda la comunicación se realiza a través de audio –a excepción del marcar los enemigos, que vemos la señal en pantalla–, ya que no tenemos ninguna interfaz más allá de la de selección de armas y los indicadores de cuando nos detectan. Las misiones que realizamos consistían en recuperar unos documentos y escapar con vida, aunque sabemos que hay diferentes modos.
Jugando como el hacker
La segunda parte de la experiencia, obviamente, es jugar como el hacker. El cambio es totalmente radical, ya que pasamos a jugar como si estuviésemos en primerísima persona, viendo la pantalla que vería el personaje. Con teclado y ratón controlamos cuatro ventanas, en las que vemos el sistema repartido en hackeo, visión remota de cámaras, mapa, etcétera. Lo básico será ir desactivando todas las cámaras para evitar que detecten a nuestra compañera, para lo que tenemos que clicar sobre ellas en el mapa, y luego en otra ventana "hackearla" con el teclado, seleccionándola con las flechas dentro de una red de cámaras, y juego dándole a "intro", y luego clicando en un botón para desactivarla.
En el mapa podemos ver dónde están los objetivos a recoger y los enemigos a evitar. Los segundos podemos marcarlos para nuestro compañero, pero los primeros tendremos de indicarlos mediante la voz. Aparte podemos utilizar las cámaras para ver si hay enemigos en la zona, o conectarnos a una cámara que lleva la protagonista encima para poder ver lo que ella ve. También podemos hackear paneles con códigos PIN, y para abrirlos tendremos que decirle la cifra a nuestra compañera para que ella lo meta en el panel, ya que nuestro único control sobre el escenario será mover las cámaras de seguridad.
Muchas ideas acertadas
El sistema cooperativo es la base, y la verdad es que funciona muy, muy bien. Es uno de esos juegos en los que no se puede avanzar sin hablar con nuestros compañeros, y en los que si uno no hace bien su trabajo, toca reiniciar. Y no hay concesiones, se repite desde el principio. Esta dificultad nos lo ha hecho muy apetecible, ya que cada escenario puede completarse de multitud de maneras diferentes. Además, los objetivos cambian de lugar en cada partida, por lo que nunca sabemos a lo que nos vamos a enfrentar. Otro punto a su favor es que los guardias tienen comportamientos aleatorios, por lo que lo mismo se llevan 5 minutos yendo del punto A al punto B y viceversa, o recorren el escenario por donde les da la gana.
¡Ya casi lo tengo!
Aunque las sensaciones son difíciles de transmitir, Clandestine nos ha encantado por su propuesta. Eso sí, no vamos a negar que todavía quedan aspectos por pulir. La inteligencia artificial puede dar mucho de sí, y visualmente también queda mucho más margen de mejora. Pero la verdad es que el concepto es genial, y nos ha encantado cómo nos metemos en el papel de hacker peliculero cuando adoptamos este rol. El juego está en ahora en el programa de Acceso Anticipado de Steam, y si os llama la atención, siempre podéis echarle un vistazo.