Una de las razones de que la aventura gráfica esté renaciendo es el apoyo de productoras como la alemana Daedalic Entertainment, que en esta ocasión respalda una historia que empezó casi como un prototipo del australiano Dane Krams con el primer capítulo, Vol. 1: Winfriede´s Tower, que llegó a estar en Greenlight de Steam. Con Daedalic aquella pequeña muestra se ha convertido en un videojuego completo del que ahora hemos jugado unas horas.
El aspecto de Anna's Quest es el de un cuento para niños. Anna es una pequeña e inocente niña que vive feliz con su abuelo, pero éste enferma de repente y la pequeña decide partir en busca de una cura. La protagonista es una niña de aspecto frágil, rasgos simplificados, vestido rosa y melenita castaña. Pero bajo esa dulce voz se esconde una voluntad férrea, un poder especial y una pizca de mala leche.
Su aventura acaba pronto, ya que cae en manos de la malvada bruja Winfriede que la encierra en una torre. Anna escapa en compañía de Ben, un niño que tiene la forma de oso de peluche, para visitar lugares y conocer personajes relacionados con el folclore tradicional europeo y protagonistas de cuentos clásicos como el zorro Reynard o los músicos de Bremen. Más de 40 referencias dice Kramsdesign que hay a la cultura tradicional europea.
Esta ambientación no quiere decir que se trate de un juego ñoño, pese a su aspecto infantil, ya que todo está regado con gotas de humor a veces ácido, a veces negro; por ejemplo, el pedante rucio que encabeza a los músicos de Bremen se llama Roostik van Beethorik, y hay una cárcel ahogada por una burocracia sin fin. Anna ayuda a algunos personajes con buena voluntad, pero nada se interpone en su camino.
Una heroína de hierro con aspecto de cordero
Anna, que permanece impávida ante las amenazas de comérsela, ahogarla o destrozarla (nadie tiene piedad de una pobre niña), devuelve parte de esta violencia riéndose cuando hace alguna maldad, sin perder ni un ápice de dulzura. Lo mismo entrega inocentemente un objeto importante al primero que pasa que fastidia a quien haga falta para conseguir su objetivo.
Es arriesgado haber optado por ese aspecto de dibujo animado, porque no se trata de una aventura para niños, ni por contenido ni por dificultad (no es fácil y en algunos casos pierde algo la lógica). Claro que también es cierto que el folclore tradicional, los trols, las sirenas de La Odisea de Homero, los cuentos de Grimm y Andersen, no contaban historias inocentes y blancas. A la larga, ese contraste entre que la niña diga "mi abuelo me dice que beber cerveza es malo" y a continuación engañe a alguien sin miramientos queda divertido.
Teniendo esa base visualmente tan tradicional, llaman la atención algunos elementos totalmente actuales como la máquina con la que Winfriede logra despertar el poder telequinésico que Anna ha heredado, la cámara de vigilancia en la torre de Winfriede, o el poder de mover objetos en sí, que da personalidad al juego como aventura gráfica, ya que Anna saldrá de las situaciones utilizando objetos o combinándolos con su talento de mover objetos.
Quizás el hecho de que el primer capítulo (el segundo del juego, en realidad, ya que el primero es el tutorial) sirviese como un pequeño juego en sí mismo repercute en que el juego tenga una dificultad bastante alta al principio y, sobre todo, algunos puzles sin lógica. Pasados esos minutos iniciales todo va siendo mucho más fluido.
Los escenarios que hemos visto son muy variados y, si bien la torre no es demasiado grande, Wunterhorn sí es amplio. Al llegar a la ciudad el juego cambia ligeramente, aparecen numerosas misiones simultáneas, de forma que, si te quedas atascado en un punto del camino, puedes optar por otra hasta que tu cabeza se despeje y des con la solución.
La historia va apareciendo en los diálogos y en la descripción de algunos objetos. En su camino hacia la búsqueda de una cura para su abuelo, Anna va descubriendo que hay un trasfondo más amplio y oscuro que se entrelaza con su propia historia. De esta forma, juego va siendo cada vez más interesante.
Anna´s Quest va creciendo según avanza la historia
Poco a poco las acciones de la niña van teniendo más repercusiones y afectando a la vida de quienes la rodean, de forma que el juego va creciendo (hasta donde hemos jugado) después del algo insulso principio. Las aportaciones de Ben en los diálogos, la acidez mezclada con inocencia de Anna en algunos comentarios, el punto casi caricaturesco de otros, hace que te sientas cada vez más cómodo en esta propuesta.
La telequinesis se activa fácilmente, con un icono que hay en la parte inferior izquierda de la pantalla, sin necesidad de abrir el inventario. Su uso es muy interesante en ocasiones, sobre todo cuando tienes que combinarlo con algún objeto, pero en otras queda algo confuso cuando Anna sí puede aplicarlo sobre un objeto pero no más adelante sobre otro objeto similar, y a veces la niña controla los objetos que mueve y a veces no. Por alguna razón, por ejemplo, puede doblar hierro y no tirar un caldero.
La resolución de los puzles es sorprendentemente variada: puedes utilizar un objeto, combinarlo con otro antes de usarlo, combinarlo con la telequinesis, utilizar sólo el poder, utilizar una acción de Anna... también los hay a la vieja usanza, que te requieren usar papel físico y los hay de diálogo, en los que tienes que elegir las opciones correctas.
El juego llega con diálogos en inglés y subtítulos en castellano con una traducción buena. La música que hemos escuchado, aunque no es la versión final del juego y puede variar, es muy agradable y adecuada para cada momento.