Análisis de Crimson Dragon XBLA (Xbox One)
Eclipsado por los títulos más rimbombantes del catálogo inicial de Xbox One, Crimson Dragon es una pequeña joya que muchos jugones llevan años siguiendo, y algunos una década esperando. Este sucesor espiritual de la saga Panzer Dragoon, cuya última entrega, Orta, salió precisamente en la primera Xbox, recupera la fórmula de los originales de la mano de su creador, Yukio Futatsugi, y la lleva a los nuevos tiempos, con un título que lleva años en desarrollo y que, al igual que Ryse, ha saltado de plataforma y de modo de control. Inicialmente conocido como Project Draco para Xbox 360 y concebido como juego de Kinect, Crimson Dragon ha dado el salto a la nueva generación y vuelto a los controles tradicionales, que funcionan de maravilla.
Quizás por haber comenzado su desarrollo en Xbox 360 y también por el pequeño tamaño de Grounding, Crimson Dragon no es un título que entre por los ojos. Es de hecho el juego con el que hemos estrenado la ansiada Xbox One, y no es el más adecuado para el que busque un gran salto visual para comenzar la nueva generación. Sus gráficos están obviamente muy bien si se comparan con los juegos de Xbox 360, pero palidecen frente a otros títulos de lanzamiento y cualquier otra expectativa sobre el espectáculo que esperamos ver en los próximos años. Pero dudamos que el que se interese por este juego lo haga por los gráficos.
Acción sobre raíles con bastante libertad de movimiento
Crimson Dragon es un juego de acción y disparos sobre raíles, al estilo de los originales, en el que nuestro dragón sigue una ruta predeterminada, teniendo nosotros libertad para moverlo dentro de la pantalla, necesario sobre todo para esquivar obstáculos y ataques enemigos (en combinación con los movimientos rápidos hacia los lados, también llamados barrel rolls), y controlando una retícula que movemos por la pantalla y que permite que también podamos mirar hacia los lados, girándose la cámara.
Es un sistema bastante complicado de aprender. En el tutorial decimos "muy bien, qué fácil", pero a la hora de jugar, cuando tengamos enemigos atacándonos desde delante, atrás y los lados, la cosa se complica y necesitaremos un par de horas para acostumbrarnos bien a todo lo que se mueve al mismo tiempo en Crimson Dragon: el dragón hacia delante, sobre raíles; el dragón hacia los lados y hacia arriba, con el stick izquierdo. La retícula por la pantalla, con el derecho, y la cámara cuando la retícula llega al borde. Los primeros niveles son coser y cantar, pero tras una hora de juego la cosa se empieza a complicar y el juego se vuelve difícil, algo que gustará mucho a los jugadores veteranos. Que haya diferentes tipos de armas también ayuda a hacer el juego más variado: unas disparan simplemente a la retícula, otras son teledirigidas, y con otras tendremos que resaltar a los enemigos con el punto de mira, para luego lanzar una descarga.
En Crimson Dragon contamos con varios dragones -inicialmente solo con dos-, que tienen su propio sistema de evolución y experiencia, y su propio armamento. Antes de cada misión elegir un dragón no es un tema sin importancia, ya que además de tener en cuenta sus habilidades, las armas tendrán diferentes efectos sobre los enemigos que nos encontremos. En la pantalla previa nos informan de sus debilidades y fortalezas, resultando en que una mala elección de dragón puede hacer casi imposible la misión, ya que nuestras armas pueden dañar muy poco a los enemigos. Los elementos de fuego, viento y luz funcionan como un piedra, papel, tijera, mientras que el elemento "vacío" hace daño a todos por igual y no tiene penalización. Contamos con una pantalla para alimentar a nuestro dragón, haciéndole ganar experiencia, y también para hacerlo evolucionar o cambiar de elemento, algo que requiere de ítems especiales. El resto, los conseguiremos por los niveles, pudiendo darle un empujoncito a nuestra criatura para que nos haga las cosas más fáciles.
Además de poder elegir un ataque secundario, también podemos contar con un ayudante, que nos acompañará durante las misiones, pudiendo posicionarlo delante o detrás de nuestro dragón, y con un ataque especial combinando que nos salvará de más de una situación complicada. Este ayudante, y esto es bastante curioso, es cualquier otro jugador del mundo. Podemos "comprar" su ayuda (él no se enterará de nada), alquilando sus servicios durante un número de misiones, a cambio de una cantidad de dinero que dependerá de su potencia.
Todo ello, los dragones, las armas y los ayudantes, permiten al jugador muchas posibilidades y combinaciones, y de hecho le obligan a analizarlas. Las misiones cambian mucho dependiendo de lo que elijamos, y muchas veces nos encontraremos con que una mala elección puede hacerlas imposibles.
Niveles que combinan pequeños retos
Los niveles del juego son breves recorridos de unos diez minutos, estructurados en pequeños retos. Ha sido un gran acierto por parte de Grounding diseñarlos de esta manera, ya que muchas veces, para conseguir más créditos y experiencia, tendremos que repetirlas. El juego nos va diciendo la mini-misión actual, que suele tener que ver con acabar con un grupo de enemigos, resistir con vida durante unos minutos o recoger balizas moviendo rápidamente a nuestro dragón por el escenario, además de alguna situación especial y con frecuencia concluyendo con una lucha contra un jefe final. Cuando terminemos cada mini-reto el juego nos dará una puntuación, de E a S, y esa valoración condicionará la nota global de nuestra misión y también la experiencia y créditos que obtengamos.
Lo divertido de Crimson Dragon es cómo combina el estilo de los Panzer Dragoon con nuevos elementos y lo estructura todo como un arcade para partidas rápidas. Muchas veces tendremos que repetir las misiones anteriores para conseguir créditos y experiencia y así poder mejorar a nuestros dragones, y también podremos comprar vidas extra (gemas), las que nos permiten resucitar en un nivel para continuarlo, en vez de comenzarlo de cero. Estas vidas las tenemos que adquirir con créditos, y también nos las regala el juego como recompensa diaria (además de cápsulas de único uso para los niveles), al estilo de los free-to-play para móvil, pero sin intenciones demasiado aviesas. Hay contenido por micropagos en el juego, las joyas, pero no es necesario para avanzar. Aunque si haces un juego especialmente difícil para homenajear lo "vieja escuela", es un poco cuestionable meterle micropagos.
Difícil de jugar, más difícil de dominar
Quizás el mayor defecto de Crimson Dragon sea la mayor virtud para muchos, y es lo complicado que es hacerse con los controles del juego, resultando bastante frustrante en ocasiones. Como decíamos, no será hasta pasadas un par de horas de juego cuando nos acostumbremos al caos ordenado que ocurre en la pantalla y sepamos cómo responder a cada situación. Esto puede ser muy retro y muy old-school para algunos, pero la verdad es que el tutorial del juego es muy limitado y no logra transmitirnos bien todo lo que tenemos que hacer, algo que comprobaremos por el camino duro, muriendo bastante, hasta que entendamos ese icono que marca la dificultad de la misión, por qué esos enemigos tardan tanto en morir y una serie de pequeños detalles que, una vez dominados, dan una experiencia de juego bastante buena, aunque un tanto limitada en contenido.
A nivel visual el título, como decíamos, no destaca demasiado. Es como un juego de Xbox 360 con muy buenos efectos visuales y poco más. Se nota de dónde proviene y los medios con los que ha contado. El sonido tampoco está muy allá: cuenta con algunos temas típicamente japoneses para ambientar la acción y los menús, un repertorio de sonido limitado y unas voces únicamente en inglés.
Muy bienvenido, pero solo para unos pocos
Crimson Dragon no es el juego más llamativo del lanzamiento de Xbox One, de hecho es uno de los pocos juegos exclusivamente descargables de éste, pero los jugadores más veteranos tienen un título muy a tener en cuenta. Combina un estilo clásico que muchos echaban de menos con nuevas ideas, cuenta con mucha rejugabilidad, y pronto sumará un modo multijugador cooperativo en el que dos jugadores podrán colaborar en los niveles. Lo que echará para atrás a muchos es lo complicado que es y el tiempo que cuesta hacerse con los controles y entender cómo funcionan los complicados sistemas del juego: la retícula que detecta blancos, las armas secundarias, los ataques especiales, el sistema de elementos y un montón de pequeños detalles que no están bien explicados.
Los que busquen un espectáculo visual tienen que mirar a otro lado, y también los que quieran una experiencia de nueva generación. Crimson Dragon mezcla gráficos mediocres y un ritmo de juego que mezcla el estrés y la relajación con una jugabilidad endiabladamente complicada que sabe recompensar a los jugadores que le den una oportunidad, que probablemente y no sin razón sean pocos.