Análisis de Unreal Tournament 3 (Xbox 360)
Como en títulos anteriores, cada una de las armas que recojamos en el transcurso de las partidas, que además contarán con un ataque principal y otro secundario, resultarán más o menos efectivas dependiendo de las circunstancias en las que nos encontremos. Así, habrá situaciones en las que un buen rifle de plasma o el clásico rifle de precisión resulten realmente útiles para abatir a los enemigos desde la distancia, y otras en las que las armas cortas como el genial fusil antiaéreo, el lanzacohetes o la minigun nos permitirán abrirnos paso por los reducidos pasillos en los que en más de una ocasión tendremos que luchar contra varios enemigos a la vez.
Por otro lado, tampoco podemos dejar de lado el resto de ítems que encontraremos repartidos por los escenarios, como las corazas y demás elementos defensivos, amplificadores de daño que nos permitirán eliminar a los contrarios con mayor facilidad, botiquines para sanar nuestra salud, e incluso unas botas especiales para realizar grandes saltos para acceder a las zonas ocultas de cada entorno (donde encontraremos las mejores armas e ítems). Y por si esto no fuera suficiente, incluso los propios escenarios marcarán nuestra forma de afrontar cada batalla.
Si ya en anteriores títulos de la serie podíamos combatir en estaciones espaciales en las que la gravedad del lugar nos obligaba a adaptarnos a las nuevas circunstancias del combate –nuestro peso era menor que en la Tierra-, en esta ocasión volveremos a encontrarnos con algunos mapas en los que, dependiendo de la zona por la que nos movamos, lo haremos de forma extremadamente pesada –avanzaremos muy lentamente-, o flotando como si fuéramos plumas. Esto, como os podéis imaginar, da pie a situaciones francamente divertidas en las que, por ejemplo, podemos abalanzarnos sobre un rival disparando con nuestro lanzacohetes mientras vemos como los proyectiles, muy lentamente, se dirigen hacia el objetivo –que por supuesto nos habrá respondido con una buena ráfaga de disparos-. También los habrá repletos de portales dimensionales que nos harán viajar de una región a otra instantáneamente, lo que sinceramente da muchísimo juego en los combates.
Igualmente, si antes resaltábamos la importancia que han adquirido los vehículos en este juego, lógicamente nadie debe caer en el error de pensar que su inclusión es meramente anecdótica. Como es habitual en la saga, nos encontraremos con diversos entornos de combate de reducidas dimensiones en los que las armas de corto alcance adquirirán todo el protagonismo, pero también viviremos otras situaciones en campo abierto en las que tanques, jeeps, aerodeslizadores, torretas defensivas, e incluso naves nos atacarán desde todos los frentes mientras nosotros tratamos de sobrevivir a tales acometidas. Por tanto, en estos casos deberemos movernos teniendo en cuenta las proporciones del escenario por el que combatiremos, y las nuevas amenazas a las que tendremos que hacer frente. Máxime si para colmo en el campo de batalla nos encontramos a los Darkwalkers, unos de los vehículos más mortíferos del juego, pertenecientes a la nueva facción, los Necris, que fulminarán a todo aquel que se cruce en su camino con una potencia de ataque francamente sorprendente.