Análisis de Ninety-Nine Nights (Xbox 360)
Cuando dos equipos de desarrollo unen sus fuerzas, los jugones suelen esperar lo mejor de esas colaboraciones, pero sorprendentemente no siempre este tipo de aventuras llegan a buen puerto. Ninety-Nine Nights, al igual que en su día Urban Reign, es un buen ejemplo de esto. Phantagram y Q Entertainment son dos grandes compañías y esta colaboración llamada Ninety-Nine Nights prometía, pero el resultado final no ha sido tan bueno con se esperaba. Sin duda se trata de un juego divertido, y técnicamente no está nada mal, pero no logra ni impresionar gráficamente ni a nivel jugable.
Ninety-Nine Nights es un juego de acción muy parecido a los últimos Kingdom Under Fire de la propia Phantagram, que a su vez son también bastante similares a los más famosos Dynasty Warriors de Koei. Nosotros controlamos a un poderoso guerrero que tendrá que enfrentarse a ejércitos enemigos acompañados de uno propio.
La diferencia en este caso es un mayor control de nuestro ejército por nuestra parte, no tanto como en Kingdom Under Fire, donde podemos darle órdenes bastante concreta, pero sí mayor que en Dynasty Warriors, aunque las batallas en sí no tienen una gran profundidad.
Mientras que en Dynasty Warriors las batallas tienen multitud de eventos que pueden surgir y condiciones estrictas de victoria y derrota, en Ninety-Nine Nights la mayoría de las veces tendremos que ir del punto A al B hasta hacer frente a un duro jefe final. Antes de las batallas podremos elegir qué brigadas nos acompañan, y en ellas darles comandos simples del tipo "seguidme" o "esperadme aquí". Hay además una notable variedad en el tipo de tropas, desde infantería pesada de choque hasta arqueros. Sin embargo, no acaban de marcar las diferencias en el campo de batalla, ni tienen una gran capacidad de lidiar con los enemigos, aunque sí para atraer su atención. Tengamos las tropas que tengamos, tendremos que acabar con un millar de enemigos por misión.
Pero lo que introduce la verdadera variedad del juego es, indudablemente, la selección de personajes, aunque inicialmente solo uno estará disponible. A medida que vayamos avanzando en el modo principal del juego, más personajes irán estando disponibles. La historia es prácticamente la misma para todos –humanos luchando contra una invasión de horribles criaturas-, pero cada personaje la cuenta desde su punto de vista, siguiendo el juego el bagaje de cada uno. Esto hace que el juego sea variado al no tener todos las mismas misiones, pero muchas de ellas son comunes, por lo que el jugador puede cansarse.
La dinámica de juego de Ninety-Nine Nights es bastante simple, siendo básicamente un "yo contra el barrio" donde tendremos la asistencia de nuestros soldados y de algún que otro valiente capitán, pero todos ellos pueden recibir daños. Contamos con dos botones de ataque, uno en horizontal y otro en vertical que, naturalmente, podremos combinar para hacer largos combos; a medida que nuestro personaje vaya subiendo de nivel, lograremos combos mayores y más poderosos, y nuevos poderes. También iremos consiguiendo nuevos objetos en los niveles, que podremos incluir en el inventario de nuestro personaje para mejorar sus habilidades.
Sin embargo, el gran problema de esto es que los combos acaban haciéndose un tanto repetitivos, así como la dinámica del juego. Los niveles se reducen a grandes rasgos a acabar con todos los enemigos, usando siempre los mismos combos, sin que el juego tenga mayor profundidad ni podamos hacer nada diferente a arrasar a todos los enemigos con las mismas combinaciones de siempre, entre las que no hay mucha diferencia de resultados. El juego no reta al jugador a aprenderse bien los combos ni a usarlos con inteligencia, porque los resultados entre ellos no se acaban notando. Por lo tanto, dará lo mismo apretar los botones sin ton ni son, porque los enemigos siempre se comportan igual –nos atacan en grandes oleadas-, y la diferencia entre hacerles un combo u otro no será crucial para nosotros.
A medida que vayamos acabando con los enemigos, se irá llenando una barra de energía de color rojo que, una vez repleta, nos permitirá desencadenar un estado especial de nuestro personaje. En este estado nuestro personaje hará ataques devastadores, con mayor alcance y un gran poder destructivo, capaz de acabar con decenas de enemigos en apenas unos segundos. Además, los enemigos que venzamos en este estado irán llenando una barra de energía azul. Cuando ésta acabe llenándose (solamente una vez por pantalla), nuestro personaje podrá hacer un ataque todavía más devastador. Éste sí es un ataque especial y no un cambio de estado, y el resultado es la aniquilación de prácticamente todos los enemigos de la pantalla.
A nivel gráfico, Ninety-Nine Nights es un juego llamativo pero no acaba de demostrar el gran potencial de la consola Xbox 360. Es capaz de mostrar centenares de enemigos en pantalla y el motor gráfico en ningún momento llega a resentirse, pero éstos carecen de la calidad de modelado y animación y del gran nivel de detalle de juegos como Kameo. A nivel artístico está bien, con un diseño estilo manga de los personajes, y las secuencias cinemáticas, movidas por el propio motor del juego, narran adecuadamente la historia y los acontecimientos de las misiones. El apartado sonoro del juego es bastante estándar, con unos efectos de sonido variado, una banda sonora que acompaña sin ser memorable, y unas voces en inglés que cumplen con sus papel sin más.
Ninety-Nine Nights es un juego "yo contra el barrio" decente, entretenido para los amantes de los juegos de este estilo, pero no ofrece nada innovador ni resulta lo suficientemente variado para no acabar haciéndose repetitivo para el jugador ocasional. La existencia de unos cuantos personajes, cada uno con su historia, lo hace algo variado y rejugable, pero la dinámica de las misiones acaba haciéndose monótona, ya que el sistema de lucha no tiene la suficiente profundidad, ni las misiones requieren algo más de complejidad que machacar botones sin parar para quitarnos a centenares de enemigos de encima.