Análisis de Fez XBLA (Xbox 360)
Para algunos, o quizás muchos, el mayor aporte al mundo del videojuego de la actual generación de consolas serán las plataformas digitales de descarga, ya sea Xbox Live, PlayStation Network, Steam o WiiWare. En una industria en la que empiezan a escasear las ideas, y las ganas de innovar y sobre todo de arriesgar, hemos podido disfrutar de pequeños juegos más osados, originales y frescos, ya sea por su propuesta jugable, por su dirección artística, o ambos aspectos. Clásicos contemporáneos como Machinarium, Limbo, Braid, Journey, a los que se une Fez, un juego que sencillamente nos ha enamorado.
Llevábamos demasiado tiempo esperándolo, pese a que a muchos seguro no os suena de nada. Fue anunciado en julio de 2007 por su creador, Phil Fish, responsable del diseño y el arte, bajo el sello de Polytron, un pequeño estudio canadiense. Entre cinco o seis personas, han sido capaces de crear esta maravilla, con la ayuda Paul Robertson a cargo de la animaciones, tarea de la que ya se ocupó con geniales resultados en Scott Pilgrim vs. the World: The Game. Y con el imprescindible aporte de Rich Vreeland, quien ha realizado una maravillosa banda sonora, muy culpable de las peculiares sensaciones que te transmite el juego (podéis escuchar aquí algunos de sus temas).
Premiado con varios galardones en los últimos años, entre ellos el más reciente e importante el gran premio del Independent Games Festival 2012, en la escena indie venía causando mucho ruido, y ahora entendemos porqué. Es de esos juegos difíciles de analizar, ya que explicar su mecánica jugable no le hace justicia.
Desprende cariño y mimo por los cuatro costados –nunca mejor dicho-, amor por el píxel, por los videojuegos, una de esas pocas obras que irradia magia, que te absorbe y te reconcilia con esta afición, este entretenimiento interactivo que puede recorrer muchos y muy diversos caminos, pese a que tanto la industria como el público se empeñen en que solo recorra unos pocos.
Encarnamos a Gómez, un pequeño y simpático protagonista que vive en su feliz mundo en dos dimensiones, hasta que un día descubre una nueva dimensión. Recibe un sombrero mágico –precisamente el que da nombre al juego, un fez- que le otorga un extraordinario poder: girar y ver las cuatro perspectivas del escenario, y desde este momento se embarcará en una fantástica aventura, hasta los confines del tiempo y el espacio, para recuperar los 32 cubos dorados. La base de la jugabilidad son los saltos, los puzles y acertijos –algunos complicadísimos-, y los cambios de perspectiva, descubriendo nuevos objetos y caminos, de manera similar a juegos como Crush, Super Paper Mario, Echochrome o ilomilo, y pulsando los gatillos del mando hacia la izquierda o la derecha nos moveremos entre las cuatro perspectivas, en giros de 90 grados.
Al principio es muy sencillo, saltar, girar el escenario, e ir recogiendo los pequeños trozos de cubo, que cuando tenemos ocho se transforman en uno de los 32 cubos dorados, aunque también podremos conseguir estos directamente, pero claro, son mucho más difíciles de encontrar. Hablamos con otros personajes en el pueblo donde comienza la aventura, tenemos un botón de acción que puede activar algún mecanismo, recoger cajas, o bombas, que sirven para romper ciertas paredes, y el protagonista se agarra con agilidad a las plataformas, o incluso las desciende como en los juegos de antaño, pulsando abajo más salto. La jugabilidad es excelente, con un control muy preciso, y nunca tendremos problemas con los saltos, por minúsculas que sean las plataformas. De hecho si nos caemos a un abismo, o de una gran altura, moriremos pero reapareceremos instantáneamente desde el lugar que saltamos, y el juego nunca penaliza morir, ya que realmente no basa su dificultad en esto.
Encontramos puertas, que nos llevan a otros escenario o niveles, y poco a poco, vamos descubriendo que el mundo del juego es enorme, estando las decenas de lugares interconectados por puertas, de una manera laberíntica y enmarañada, siendo muy fácil perderse. Antes de entrar por una puerta, vemos en un pequeño bocadillo una imagen del nivel que nos espera al otro lado, una gran ayuda para no volvernos locos entrando y saliendo por los portales. La otra gran ayuda, imprescindible, más que en ningún otro juego, es el mapa, vital para guiarnos, y saber dónde estamos y a dónde queremos dirigirnos. No solo por esto, además nos indican si quedan cubos por coger en un escenario, si hay secretos por descubrir, puertas interdimensionales que nos conectan con otros lugares, y de manera muy acertada nos dice cuando una zona está limpia, y no hay nada más que buscar por allí.
Una estructura de juego que podríamos catalogar de "metroidvania", aunque más abierta y desde el principio nos dan total libertad para recorrer los escenarios, sin necesidad de conseguir nuevas habilidades y poderes, e incluso es más enrevesado y laberíntico que cualquier título de aquellas dos sagas. Es curioso y elogiable que pese a la cantidad de veces que estaremos dando vueltas y perdidos, volviendo una y otra vez sin querer a fases que ya habíamos recorrido, no llega a frustrar o cabrear, debido en parte a su adorable aspecto gráfico y encantador apartado sonoro. O casi. Llegado un punto del juego, cuando tenemos alrededor de 20 de los 32 cubos, cada vez nos será más complicado acceder a nuevos lugares, encontrar más trozos de cubos, y la dificultad comienza a ser extremadamente elevada.
No por los saltos, no por no saber girar el escenario adecuadamente, sino por sus puzles, un derroche de originalidad pero también de dificultad, sin apenas pistas, poco intuitivos y que no hacen ninguna concesión al jugador, muchos de ellos de los de usar lápiz y papel. ¿Es esto un problema? Para nada, ya tenemos miles de juegos sencillos. Además de conseguir los 32 cubos dorados, tenemos otros tantos llamados anticubos, y da la sensación de ser uno de esos juegos que sin recurrir a una guía parece prácticamente imposible acabarlo al 100% -o mejor dicho al 200%...-. Los acertijos son enrevesados, tanto como ingeniosos, e incluso atraviesan la cuarta pared, esa barrera invisible e imaginaria que se establece al frente de un escenario de teatro, o en una pantalla de cine o televisión, y que pocos videojuegos se han atrevido a cruzar, siendo uno de los más icónicos Metal Gear Solid de PSX.
No queremos desvelaros las diversas maneras en las que Fez lo hace, algunas sorprendentes, pero os vamos a poner uno de los ejemplos más representativos. Hay básicamente dos tipos de escenarios, los grandes donde predominan las plataformas junto con los cambios de perspectiva, y luego otros lugares mucho más pequeños, como simples habitaciones, donde suelen ocurrir los puzles y acertijos. En uno de estos cuartos, girando la perspectiva, encontramos una pared en la que había un dibujo, una inscripción muy similar a un código QR. Cogimos nuestro teléfono móvil, abrimos una aplicación que lee este tipo de códigos, y lo pusimos apuntando al televisor. Cuál fue nuestra sorpresa que lo reconoció, y vimos en el móvil una combinación de botones, que luego realizamos con el mando de la consola y nos desbloqueó un objeto, para nuestra sorpresa.
Un sinergia entre tecnologías bastante ingeniosa, en un título de aspecto retro, pero en términos de diseño muy moderno y original. Y sobre todo destacamos que trata al jugador con respeto, como a un igual y a un tipo inteligente, con el que no le importa jugar y crearle más de un quebradero de cabeza. No queremos destriparos más de la cuenta, y nos encantaría comentaros muchos otros detalles curiosos, pero es un juego que merece ser descubierto por uno mismo, y sorprenderse, como nosotros lo hemos hecho.
Si su jugabilidad es fantástica, y su diseño de niveles todo un portento, gráficamente es una delicia. Los vídeos y las capturas que habíamos visto hasta ahora no le hacen justicia del todo, es precioso, a los amantes del píxel les volverá locos. Puro aspecto retro pero que tecnológicamente es mucho más de lo que aparenta, ya que cada escenario hay que multiplicarlo por cuatro, por cada una de sus perspectivas, y además se incluye un sorprendente ciclo de día y noche. Toda una virguería, que no es solo un adorno, ya que se usa en la jugabilidad, en ciertos acertijos y secretos, cosas ocultas que solos veremos a determinada hora del día. Tiene algunos problemas técnicos y bugs, a veces se ralentiza un poco, o pega pequeños tirones con el guardado automático o al cambiar de escenario, lo que empaña un poquito el resultado final.
El diseño artístico es encantador, con unos escenarios muy variados y diferentes entre sí, rebosantes de color, llenos de vida con todo tipo de animales y criaturas, con efectos como la lluvia y los relámpagos, y las animaciones en general son fantásticas, muy simpáticas. Aunque la verdad, no sabemos qué nos gusta más, si sus gráficos o su sonido, simplemente brillante. Todos los efectos fruto de nuestras acciones, la ambientación sonora en la que escuchamos el mar y los pájaros, la lluvia, trayéndonos al recuerdo aquellos encantadores juegos de 8 bits con los que nos aficionamos a los videojuegos. Y cómo no, la impecable banda sonora, que no nos cansamos de alabar. Hipnótica, absorbente, enigmática, por momentos marciana, te traslada de manera perfecta al mundo del juego, incluso a su planteamiento jugable, fusionándose imágenes y música de manera perfecta, como pocas veces se consigue. El día 20 se pondrá a la venta, pero ya se pueden escuchar algunos de sus temas gratuitamente. escuchad por ejemplo el número 10, Forgotten, muy representativo de las peculiares y agradables sensaciones que transmite el juego.
Amor al píxel y los videojuegos
Si te gusta el aspecto retro, los bellos píxeles, utilizados con gusto y con sentido, las plataformas 2D, unas melodías preciosas que nos retrotraen en el tiempo, los puzles y acertijos más ingeniosos y enrevesados, una estructura de niveles laberíntica en la que perderte, no lo pienses más, este es tu juego. Y si sencillamente amas los videojuegos, y te encantan esas experiencias indie que se salen de la norma, que arriesgan, innovan y homenajean al medio, y encima lo hacen todo muy bien, no te puedes perder este título por nada del mundo. Desafiante y que seguro encantará a los que lleven muchos años en esto, sobre todo a los que comenzaron en los 80. Un auténtico imprescindible de Xbox Live Arcade, que ya nos ha regalado en los últimos años unos cuantos clásicos atemporales. Fez es uno de ellos, y si andas un poco descontento por los derroteros que está tomando la industria últimamente, puede que te reconcilie con este fantástico entretenimiento. Necesitamos más Fez, mientras, disfrutaremos como enanos de este.