Análisis de Super Mario 3D World (Wii U)
Es curioso cómo puede cambiar la percepción de un juego en tan solo unos meses. Desde su presentación el pasado mes de junio en el E3 hasta ahora, hemos pasado de una decepción y un título casi repudiado -precipitadamente-, a ser uno de los juegos más esperados del año para todos los usuarios de Wii U, e incluso para los que no lo son, planteándose la compra de la consola por este y otros motivos. Esta es la historia de Super Mario 3D World, el que se suponía iba a ser el gran plataformas tridimensional de Wii U, y luego resultó ser, para decepción de muchos, una especie de versión en sobremesa de Super Mario 3D Land, el juego lanzado en las navidades de 2011 para Nintendo 3DS.
Una primera sensación que tuvimos muchos en el pasado E3 y que finalmente ha resultado ser más o menos cierta, aunque con multitud de matices claro.
Fases cortas, frenéticas y muy abundantes, en la mayoría de los casos accesibles, que intentan sorprendernos constantemente con nuevas mecánicas, escenarios de un tamaño reducido y con poco margen para la exploración, y un contador de tiempo que no debemos perder de vista ya que se agota muy rápido, es todo lo que vimos en 3D Land, pero potenciado hasta límites insospechados, y con cooperativo para cuatro jugadores, lo que es divertidísimo.
Se convierte sin demasiados problemas en uno de los mejores plataformas de los últimos años, y una nueva lección magistral de Nintendo, de cómo hacer un buen juego en todos los sentidos. En una época en la que no dejan de salir títulos de plataformas, con mayor o menor fortuna, debería ser obligatorio para cualquier creador de videojuegos jugarse este Super Mario 3D World, impecable en todos y cada uno de sus apartados: un control simplemente perfecto, un diseño de niveles ingenioso e imaginativo, toneladas de contenidos, y un derroche de simpatía y color, de esos escasos juegos que se disfrutan con una permanente sonrisa en la boca.
Dicho esto, también tenemos que admitir que no nos parece que esté a la altura de las mejores entregas de la saga, que no son juegos solamente sobresalientes, sino auténticas obras maestras, que han sido capaces de marcar a generaciones enteras de jugadores. No estamos ante un Super Mario Bros. 3, ni un Super Mario World, está muy lejos de alcanzar la maestría de un Super Mario 64 o cualquiera de los dos Super Mario Galaxy, e incluso y por seguir en el terreno tridimensional de la saga, tampoco nos parece que sea tan bueno como el discutido Super Mario Sunshine, al que le pesó la alargada sombra de Mario 64, pero al que el sabio paso del tiempo ha sabido poner en su sitio.
A su favor, decir que sí nos parece mejor que los últimos New Super Mario Bros., es más fresco, más original, más arriesgado, se siente como algo nuevo, y no como un refrito de elementos vistos en la serie anteriormente. Por tanto y hablando claro, no es tan bueno como un Mario Galaxy, pero sí es mejor que un New Super Mario, situándose en un muy interesante punto intermedio. Es curioso decir que se sienta como algo fresco cuando toma prestados elementos de multitud de Super Mario, pero que lleva a su terreno para ofrecer una experiencia completamente nueva, con mucha personalidad.
Por ejemplo toma prestado de Super Mario Bros. 2 sus cuatro personajes, cada uno con sus propias habilidades. Mario es el personaje más equilibrado, Luigi puede saltar más alto, la princesa Peach puede flotar en el aire y Toad es el más rápido de todos, y una vez terminemos el juego podemos desbloquear un quinto, que no os vamos a desvelar por si todavía no os han chafado la sorpresa. Esto permite que podamos disfrutar todo el juego en cooperativo con cuatro jugadores, sin duda la opción más divertida, aunque si jugamos solos la experiencia no se resiente demasiado y es prácticamente igual de entretenido. De manera ágil y rápida, con tan solo pulsar un botón en el mando correspondiente, cualquiera puede entrar en mitad de una partida. Cuando participan varios jugadores estos comparten un número de vidas, por lo que un mal jugador se puede convertir en un lastre para el equipo, una decisión de diseño cuanto menos polémica.
Si bien se trata de una experiencia principalmente cooperativa, el objetivo principal es completar el nivel, hay un divertido componente competitivo, ya que al final de la fase se muestra una clasificación en la que se ordena a los jugadores por el número de puntos obtenidos. El ganador recibe una corona que portará en la siguiente fase, algo que a efectos prácticos no sirve para nada, pero que de alguna extraña y divertida manera desearán robarle el resto de jugadores, ya que la puedes perder al ser golpeado, lo que provoca unas cuantas risas y piques.
Aunque los escenarios suelen ser pequeños y estrechos, no hay mucho lugar para la exploración –eso sí, plagados de secretos-, es habitual que algún jugador se quede atrás, por lo que desaparece de cámara y el juego lo introduce en una burbuja como en los New Super Mario, reapareciendo de esta forma en acción. Podemos jugar con cualquier combinación de mandos: Wii U GamePad, Mando Pro de Wii U, Mando de Wii + Nunchuk, Mando de Wii y hasta Mando de Wii + mando clásico Pro, aunque siempre al menos uno de los jugadores debe usar el GamePad. Esto se debe entre otras cosas a fases puntuales –muy pocas, menos de cinco en todo el juego- en las que tenemos que usar la pantalla táctil obligatoriamente para activar ciertas plataformas ya sea tocándolas o soplando al micrófono. En el resto de niveles también podemos interactuar con el escenario de diversas maneras, atontando a los enemigos, rompiendo ciertos bloques y desvelando objetos invisibles, pero el uso del GamePad, en líneas generales, vuelve a ser anecdótico.
Además de esas pocas fases en las que estamos obligados a interactuar con el escenario, hay unos niveles especiales titulados Aventuras del Jefe de Cuadrilla Toad, en los que en un pequeño e intrincado escenario tenemos que recoger cinco estrellas verdes, con un Toad que no puede saltar y apenas correr un poco, moviendo la cámara constantemente para encontrar el camino, como si fuera un juego de puzles. En estas fases nos obligan a jugar de manera un tanto gratuita con el GamePad, porque usando sus giroscopios podemos mover la cámara, algo que también podemos hacer con el stick derecho, lo que no tiene mucho sentido. Resulta un poco molesto estar jugando tranquilamente con tu Mando Pro y tener que cambiar al GamePad para entrar en estas fases, cuando realmente no debería ser necesario, obligándonos a usar el mando con pantalla de manera un tanto forzada. El resto del juego se puede disfrutar sin problemas con cualquier tipo de mando.
Desde la primera fase que nos recibe, nos daremos cuenta de cuál es la transformación más importante de esta entrega, el Mario Felino, una de las mejores incorporaciones a la saga de los últimos años, aunque como ya ocurrió en 3D Land con el traje de Mario Tanuki, en ocasiones pone las cosas demasiado fáciles. Podemos arañar golpeando a los enemigos, dar un arañazo en picado cuando estamos en el aire, lo que además sirve para salvar ciertas distancias, y trepar por las paredes bastantes metros, lo que es muy divertido y nos hace sentirnos especialmente poderosos enfundados en este traje. Además de esta, tenemos de vuelta otras muchas transformaciones, en el Mario de la saga con más trajes, muchos de ellos heredados de 3D Land. Mario Tanuki, Mario Boomerang, Mario de Fuego, Mega Mario, Caja helicóptero, Caja cañón, Caja linterna, un simpático disfraz de goomba, o las divertidas Duplicerezas que crean un clon de nuestro personaje y un absoluto caos en pantalla. Todos tienen su justa cuota de protagonismo en las distintas fases, pero siempre el Mario felino es el más importante, desde el primer nivel hasta la sorprendente y espectacular fase final.
Una de la cosas que más nos gusta de este Super Mario es su empeño por ser variado en todos y cada uno de los niveles, por sorprendernos constantemente con nuevas mecánicas, algo que nos recuerda a lo disfrutado en el genial Super Mario Galaxy 2. Los niveles son muy cortos, en una gran mayoría de las ocasiones se pueden completar en menos de un par de minutos, pero claro, la gracia está en hacerse con las tres estrellas verdes de cada uno además del sello, un nuevo coleccionable que se puede utilizar para poner un dibujo en las publicaciones de Miiverse.
Fases contrarreloj, otras basadas en la exploración en las que debemos encontrar varias llaves para hallar la salida, completar un recorrido montado en Plessie, un simpático dinosaurio acuático, casas del misterio en las que debemos resolver sucesivos desafíos de manera muy rápida, sorprendentes juegos de luces y sombras, patinaje sobre hielo metidos en un patín, patear bombas o coger pelotas de beisbol que podemos lanzar, entretenidos aunque facilones jefes finales de todo tipo, fases de perspectiva cenital, y un larguísimo etcétera de sorpresas, una variedad de situaciones enorme, pura diversión. Las nuevas tuberías transparentes que dan mucho juego, multitud de enemigos nuevos, un soplo de aire fresco después de los dos últimos New Super Mario, en Wii U y 3DS, que reciclaban demasiados elementos.
Los primeros mundos son especialmente fáciles, por momentos incluso demasiado, dejándonos muy a las claras que han querido hacer un juego asequible, para toda la familia, algo que a un jugador habitual y a un fan de la saga puede llegar a asustar en un principio. Y nos referimos a fáciles tanto para pasarse las fases como para completártelas al 100%, con las tres estrellas y el sello. No es hasta el mundo 6 cuando la cosa se empieza a poner un poco complicada, y bastante difícil en los dos últimos mundos, el 7 y el 8. Como ya os podéis imaginar, una vez terminada la historia principal se desbloquean nuevos mundos y fases, las más complicadas, con más de 100 fases en total, un juego para echarle unas cuantas horas si queremos sacarle el 100%, algo que nos ha parecido más fácil de lograr que en otros Super Mario, una cuestión de tiempo más que de habilidad. En su enorme generosidad, de la que no tenemos derecho a quejarnos, hay una parte que nos deja un regusto amargo, y es el hecho de que se reciclen niveles para volverlos más enrevesados y difíciles.
Carece de modos online, no se puede jugar con otros jugadores a través de internet, y tampoco tiene marcadores en línea, algo que empezamos a pensar es una extraña política de empresa, no porque no sepan implementarlo. Su único componente online, además de la habitual conectividad con Miiverse y esos sellos coleccionables que podemos incluir en los mensajes, está en los Mii visitantes. A partir de cierto punto en el juego, si activas esta función aparecerán en fases que ya hayas terminado y vuelvas a jugar personajes Mii que reproducen exactamente la forma en que otro jugador completó el nivel, lo que puede servir para descubrir algún secreto o ver cómo conseguir determinada estrella verde.
El apartado gráfico es precioso, made in Nintendo, con un colorido y alegría desbordantes, luciendo Mario y todo su universo mejor que nunca gracias a los gráficos en alta definición de Wii U. Una sobresaliente dirección artística que oculta un apartado técnico no demasiado meritorio, que sí, mueve todo los elementos del juego con una fluidez intachable, con una tasa de imágenes sólida como una roca en cualquier circunstancia, pero con cámaras fijas –se suele poder variar entre un par de ángulos con el stick derecho-, escenarios de tamaño reducido, y texturas no demasiado detalladas. Un juego que no demuestra ni mucho menos el potencial técnico de Wii U, pero sí el buen hacer de Nintendo, que no necesita de sofisticados efectos gráficos y complejos modelados poligonales para ofrecernos un juego que es una delicia visual.
Y el sonido como no podía ser de otra manera también está a la altura, con esa perfecta mezcla entre temas clásicos –apelando a la nostalgia con un tema de Mario 64 por ejemplo- y otros originales, dos o tres especialmente acertados, con instrumentos orquestados y que van desde la música más épica a temas tranquilos con toques de jazz y hasta de bossa nova. Un apartado musical que como si fuera un reflejo perfecto de lo que es todo el juego, cuenta con mejores melodías que los últimos New Super Mario Bros., pero sin rozar en casi ningún momento la excepcional banda sonora con la que nos regalaron los oídos en los Super Mario Galaxy.
El mejor juego de Wii U
Super Mario 3D World es el juego que hubiera necesitado Wii U junto a su lanzamiento, un plataformas simplemente genial: simpático, bonito, entretenido, ingenioso, muy completo y con un cooperativo divertido a rabiar, toda una lección de diseño y de buen hacer, como Nintendo nos tiene acostumbrados en sus mejores juegos. Sin ser ese gran Super Mario tridimensional que muchos esperaban –no llega a los cotas de genialidad de las mejores entregas 3D-, ofrece algo distinto y muy apetecible, un híbrido que coge algunos de los mejores elementos de las últimas entregas 2D -como el modo cooperativo para cuatro jugadores-, y de los Mario 3D –esa insistencia por querer sorprendernos en cada instante-. Imprescindible si te gustan los juegos de plataformas, si tienes una Wii U, y por qué no, un motivo de peso para hacer con esta consola, a la que le está costando arrancar pero que poco a poco va conformando un sólido catálogo gracias a títulos como este.