Análisis de Paper Mario: Color Splash (Wii U)
Intelligent Systems, uno de los equipos de Nintendo más en forma, regresa con otra producción verdaderamente estimable y destacada que, de hecho, probablemente se convierte en el juego más importante de Wii U de cara a la campaña de Navidad.
Hemos podido adentrarnos durante horas en los preciosos mundos que nos ofrece Paper Mario: Color Splash, y nos hemos quedado prendados de él. Antes de continuar debemos afirmar que no es el mejor título de la saga, ya que recicla ideas de otras entregas precedentes y no evoluciona en demasía. Pero, a pesar de todo, nos ha parecido lo suficientemente variado, divertido y cachondo (si se nos permite la expresión) como para enamorar a muchos seguidores de este tipo de aventuras RPG.
Persiguiendo estrellas
¿Qué sería de un juego de Mario sin las estrellas? Una vez más estos objetos, las mini y maxi Estrellas Iris en este caso, juegan un papel primordial en esta aventura. Y la razón es que dichos astros especiales son las que nutren de color y vida a Isla Prisma, el lugar en el que tiene lugar toda la aventura.
Resulta que todo el mundo ha quedado sumido en la monocromía o, al menos, gran parte de los colores propios de cada una de las áreas que comprenden dicha zona han perdido parte de su colorido.
Un ejército de Shy Guys se ha dedicado a absorber el color de todo lo que han podido, personajes incluidos, y nuestra meta principal consiste en encontrar al responsable de dicho plan al tiempo que vamos encontrando las diferentes Estrellas Iris.
Una aventura que nos llevará varias horas completar, unas 15 calculamos, si bien ya os avisamos que la dificultad no es precisamente muy elevada, mostrando un grado de desafío más bien modesto.
Un martillo muy poderoso
Cualquiera que haya jugado a alguna de las ediciones de esta serie seguramente ya puede saber perfectamente lo que va a encontrarse en esta nueva odisea de Mario. Se trata de una aventura en la que se combinan numerosos elementos propios del rol con situaciones verdaderamente cómicas, considerables dosis de exploración, algún que otro puzle y ciertos factores bastante curiosos.
Y para ayudarnos en nuestro camino contamos con la colaboración de dos elementos muy importantes. Para empezar tenemos a Baldo, que es el nombre que recibe una lata de pintura parlante que nos ayuda a lo largo de todo nuestro viaje de varias formas diferentes, siendo una especie de "consultor" al que siempre podemos recurrir cuando no sepamos bien lo que podemos hacer. Además nos explica convenientemente ciertos pormenores del sistema de juego, por lo que se convierte en un auxilio importante.
Pero más importante que este curioso tipo es nuestro martillo mágico. Gracias a él podemos interactuar de diversas formas con el entorno, siendo además la herramienta con la que podemos ir coloreando las partes de los decorados que se muestran sin tonalidad alguna. El martillo posee un medidor que podemos ir potenciando a medida que combatimos que nos indica la cantidad de pintura que nos queda en la reserva, la cual se divide en los tres colores primarios (rojo, amarillo y azul).
Lo suyo es mantener estos niveles lo más elevados posible, pudiendo extraer pintura de todos los objetos que nos rodean simplemente aporreándolos con el martillo. Pero claro, gracias al poder de este objeto también podemos destrozar ciertos objetos de los fondos que bloquean el camino como cajas o bloques de ladrillos, golpear cajas de interrogación que contienen monedas, cartas y otros ítems o atacar a los enemigos que pululan por los decorados para comenzar con ventaja los combates por turnos que también forman parte de la jugabilidad de este título.
Combates con cartas
El sistema de batallas que se ha ideado para dar vida a esta aventura se basa en el mismo utilizado en el notable aunque algo controvertido Paper Mario Sticker Star de Nintendo 3DS. O sea, que es necesario usar cartas de diferentes clases que vamos obteniendo a lo largo de la aventura para realizar cada una de las acciones que podemos llegar a efectuar en el título.
Cada vez que nos vemos envueltos en un enfrentamiento contra los Shy Guys, Koopa Troopas, Cheep Cheeps y demás enemigos que deambulan por los fondos (algunos verdaderamente cómicos), debemos usar la pantalla táctil del GamePad. En dicha pantalla se nos muestran las cartas que disponemos, siendo necesario usar aquellas que más nos interesen, pintarlas para dotarlas de mayor poder para, más tarde, seguir los resultados de las acciones que nos conceden cada una de ellas (como saltar encima de los rivales, atacarles con un martillo, invocar a un personaje aliado, etc.) en el televisor.
Como siempre sucede en esta saga, los combates son interactivos, siendo necesario en la mayoría de los casos pulsar el botón A en el momento justo para maximizar cada golpe que propinamos a los adversarios.
Al principio dicho sistema resulta algo lento y no muy cómodo por aquello de tener que cambiar de una pantalla a otra pero, una vez te acostumbras, las batallas transcurren de manera fluida.
Pero hay más aparte de los enfrentamientos. Situaciones puntuales de acción (como huir de desprendimientos que tienen lugar en los escenarios o de emboscadas planteadas por los enemigos), resolver varios puzles bastante llamativos (y muy salados en algunas ocasiones) o participar en algunos minijuegos, como uno muy curioso llamado Piedrapapeltijero (así, todo junto y en masculino), aportan frescura al desarrollo.
Y todo esto se potencia todavía más si atendemos a la naturaleza y al transcurso de cada uno de los más de 25 niveles que nos aguardan, ya que todos ellos son bastante diferentes entre sí.
Pero si un elemento destaca por encima del resto en esta obra de Wii U es sin duda el sentido del humor que desprende. Todos los personajes tienen algo que decir, en español como era de esperar, y probablemente estemos ante una de las mejores traducciones que se han efectuado nunca en título alguno perteneciente a este género. Es magnífico comprobar lo mucho que se han cuidado los detalles relacionados con el lenguaje de este título y la gramática, y no en pocas ocasiones nos topamos con ejemplos locales y alusiones a temas o refranes "muy nuestros". Y eso sin contar con otras menciones a sagas conocidas como Pokémon, etc.
Una interesante novedad que se ha introducido es la posibilidad de poder recortar ciertas partes de los escenarios. Para poder superar algunos puzles, encontrar determinados objetos o avanzar por un camino bloqueado, podemos echar mano del poder de las tijeras. De esta forma es posible recortar el trozo del escenario que no nos interese que esté ahí desde la pantalla del GamePad para alcanzar la zona a la que deseamos llegar con total sencillez. Sin ser nada del otro mundo, por lo menos añade cierta innovación al desarrollo.
También es posible deambular con libertad por Puerto Prisma, el eje central de esta aventura, y realizar diversas acciones tradicionales en toda aventura como comprar y vender objetos (cartas en este caso), aprender a usar dichos naipes mágicos, ayudar a constituir un pequeño museo, consultar el correo, recuperar fuerzas o dialogar con algunos de los Toads que se encuentran por allí.
Un desarrollo tremendamente variado y hasta adictivo que, eso sí, no supone ningún reto, ya que salvo algún que otro enfrentamiento contra los esbirros de Bowser (los Koopalings), el resto es coser y cantar. Un nivel de dificultad algo más exigente no le hubiera venido mal a la aventura en nuestra opinión, pero entendemos que por su temática y puesta en escena se trata de una aventura orientada especialmente para un público menos experimentado en este campo.
Encanto de papel
Uno de los aspectos más destacados de todos los que guarda esta obra RPG es su majestuoso acabado gráfico. Pocos títulos de Wii U (y de cualquier otro formato) pertenecientes a esta misma categoría de aventuras pueden competir con la obra de Intelligent Systems y Nintendo en este sentido.
La concepción visual, la ya famosa de esta franquicia basada en dioramas y personajes recreados en 2D, alcanza un nivel de calidad jamás disfrutado en esta serie. Es una auténtica gozada disfrutar de ciertos paisajes y escenarios, observar el oleaje del mar o atender a lo imaginativos que se muestran algunos de los fondos que se dan cita en esta aventura.
Casi todos ellos poseen elementos con los que podemos interactuar y, una vez les dotamos de todo el colorido del mundo, muestran una riqueza cromática indescriptible. Es el típico ejemplo de un juego que, sin contar con un motor gráfico de última generación, ha sido capaz de obtener unos resultados excepcionales.
La concepción de los personajes también nos ha gustado mucho. La expresividad y animaciones de todos ellos resultan sorprendentes, sobre todo teniendo en cuenta su disposición, y algunos diseños como el intimidante Bowser negro nos han llegado incluso a emocionar.
El sonido tampoco desentona, si bien nos ha parecido que se encuentra un escalón por debajo de lo mostrado por el aspecto técnico que muestra el juego. La melodía principal que nos da la bienvenida nos parece especialmente anodina, si bien a medida que vamos recorriendo nuevos niveles descubrimos algunas reinterpretaciones de temas clásicos realmente sobresalientes.
Y en cuanto a los efectos, como siempre nos quedamos sin diálogos hablados, algo habitual en los juegos de Mario, aunque es cierto que los sonidos que podemos escuchar mientras exploramos Isla Prisma y peleamos contra los diversos adversarios son muy buenos.
Conclusiones
Paper Mario regresa con una nueva entrega diseñada para Wii U bien realizada y tremendamente adictiva… siempre y cuando te acostumbres a su sistema de combates con cartas de por medio. Su fórmula de juego no innova en demasía pero sabe entretener desde el primer minuto de juego, los personajes que van desfilando por la pantalla tienen mucho carisma y, lo más importante de todo, el sentido del humor que desprende es fabuloso. No es la mejor entrega de la serie pero, como siempre sucede con esta creación de Intelligent Systems, ostenta un nivel de calidad muy notable.
Este análisis ha sido elaborado utilizando un código enviado por Nintendo.